La suave melodía zapoteca recorre el cuarto. Como una serpiente danzante que abraza los cuerpos para rodear sus caderas y hacerlos bailar. Los espejos reflejan los rostros maquillados: labios pintados de rojo y pestañas oscuras arqueadas. Las muxes comienzan a cantar la melodía zapoteca mientras se ponen su huipil bordado...