Jimena López es la única protagonista de Rhonda, una obra que busca articular la actuación con una disciplina marcial. La lucha de una peleadora deviene en metáfora de su enfrentamiento con sus prejuicios y deseos. Hoy, se llevará adelante la anteúltima función.
Rhonda está sola. Pasa las noches golpeando una bolsa de box y pensando a cuantos rivales noqueará. Entrena incansablemente para llegar a ser la mejor. Entre golpe y golpe reflexiona sobre el oficio del peleador, sobre el público voraz, el entorno interesado, el amor propio, las formas de protegerse.
El espectáculo nació del deseo personal de la actriz Jimena López de encarar el unipersonal como género teatral. El objetivo era combinar en una obra propia distintas disciplinas y abordar algunas temáticas inquietantes del universo femenino. El texto surgió en un taller de montaje de unipersonales dictado por Macarena Trigo. La idea era articular la actuación con una disciplina marcial. La figura de Ronda Rousey, peleadora profesional, fue el disparador: se trata de la primera mujer que peleó en UFC, campeona en reiteradas ocasiones.
Su universo de sentimientos y contradicciones se deja ver mientras ejercita en la intimidad del vestuario, que funciona con el lado B del cuadrilátero. En el detrás de escena del ring es donde se observa el interior de la peleadora. Unos pocos objetos sirven de acompañamiento. Un banco, un bolso, una soga de salto, la bolsa y, por supuesto, los guantes. A lo largo de la obra sus manos entrarán y saldrán de ellos, lo que muestra distintos momentos de inflexión y duda entre salir a pelear o quedarse encerrada.
Es que Rhonda está atormentada por el recuerdo de una pelea en la que todo lo posible salió mal. Su contrincante no se rindió a tiempo, el juez no intervino, los espectadores pedían sangre. El fino límite entre el deporte y la supervivencia se quebró.
Golpea al aire, corre, salta para intentar acallar las voces que escucha. Todo el ruido ensordecedor del ring se le viene encima, y se perturba ante el silencio. Pero, a pesar de las contradicciones que ese lugar le genera, lo vive como un espacio de pertenencia. No existe otro donde pueda estar.
Mantenerse de pie
Jimena López transmite a la perfección esa lucha con ellos mismos que atraviesan los peleadores para llegar a la cima. Y las peleadoras también. El entrenamiento en condiciones adversas, dejar de comer para entrar en la categoría, tener heridas internas que nadie puede ver, celebrar cada músculo nuevo que se forma en el cuerpo. Con desplazamientos precisos y espectaculares en el espacio, y acompañada por un sensible diseño lumínico, realiza un trabajo descomunal que indaga en todos los intersticios de la mente de la peleadora.
Pero, el disciplinamiento no alcanza para triunfar y Rhonda lo sabe. Por eso, aprende a desarrollar la intuición, a percibir el movimiento del oponente antes de que suceda, sentir el miedo del otro, analizar su posición corporal, indagar en sus puntos débiles.
El itinerario de Rhonda recuerda al camino del héroe reconocible en diferentes formas de la literatura como estructura narrativa de base. El inicio en el que se presentan los personajes y sus circunstancias, y el llamado a la aventura como elemento disruptor. El desarrollo en el que el héroe viaja, real o metafóricamente, incursionando en lo extraordinario mientras se transforma, y el desenlace en el que vuelve al mundo ordinario y retorna al equilibrio, luego de haber evolucionado internamente.
La protagonista necesita mantenerse en pie, no sólo frente al contrincante sino también frente a los prejuicios y las malas influencias del deporte. Se espera de ella una actitud varonil de “macho fuerte”, no puede dudar ni retractarse, debe odiar al contrincante. Su cuerpo lucha por fortalecerse pero no debe pasar los límites del modelo femenino tradicional.
Rhonda es, a su manera, su propia heroína. Derriba estereotipos al tiempo que es atravesada por contradicciones a las que intenta comprender antes que acallar. Un ser de carne y hueso que sólo busca hacerse un lugar en la historia.
Ficha Técnica:
Actúa: Jimena López
Dirección: Diego Recagno
Asistencia de dirección: Ignacia Echeverría
Vestuario: Gina Michienzi
Escenografía: Mariana Del Gener
Realización escenográfica: Soledad Peralta y Maraina Del Gener
Música: Fer Del Gener y Marcelo De León
Fotografía: Julián Lucero e Ignacia Echeverría
Realización audiovisual: Julián Lucero / Unbekannt Cine
Diseño de Iluminación: Julián Lucero
Producción: Jimena López y Espacio 33
Prensa: 80P Producciones
Coreografías: Johana Franciga
Diseño gráfico: Fer Del Gener
Asistencia de escenario: Joaquín Pol
Asistencia de sonido: Lucía Fucci
Operador luces: Joaquín Pol
Dramaturgia: Macarena Trigo y Jimena López
Sala: Espacio 33 (Treinta y tres orientales 1119, CABA)
Funciones: Viernes 20:30hs