Norita Cortiñas tiene 88 años recién cumplidos. Ayer los teléfonos en su casa no paraban de sonar: querían desearle un feliz cumpleaños. Quienes tenían una foto con ella la sacaron a relucir en sus perfiles de Facebook.
Falta poco para un nuevo 24 de marzo y tiene todo listo. Es que Norita no deja de patear la calle desde 1977, cuando los militares se llevaron a su hijo Gustavo, que militaba en el Partido Peronista en la villa 31. Desde entonces pertenece a Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. Su lucha por los derechos humanos no sólo la hizo llevar el reclamo de Memoria, Verdad y Justicia, en los últimos años acompañó a familiares de víctimas de gatillo fácil y de mujeres presas, a despedidos y despedidas, a las mujeres trans en su necesidad de que el Estado provea salud y educación, a las que insisten con que se legalice el aborto, entre otros tantísimos reclamos.
Ayer fue su cumpleaños y, como todos los jueves, hubo ronda en la Plaza. Antes de ir a brindar con cerveza, Norita intentó atender a todos. Desde Feminacida pudimos hablar con ella para hacerle algunas preguntas.
Cumplió 88 años y faltan apenas unos días para conmemorar un nuevo Día de la Memoria, ¿Cómo lo vive?
Con mucha expectativa. Lo que viviremos no es igual al año pasado, siempre hay novedades. Hay abuelas que recuperaron a sus nietos y a sus nietas. Hay otras que siguen buscando. Vamos andando. Este 2018 se cumplen 41 años de que estamos en la Plaza. Seguiremos allí hasta que sepamos toda la verdad y para que no olvidemos la importancia de tener memoria.
¿Cuáles son los reclamos fuertes de este año?
Hay que insistir para hacer que el Gobierno se deje de tirar bombas. Nada de libertad a los militares, ni de amnistías, ni de perdones. Esas personas no lo merecen de acuerdo a los hechos gravísimos que cometieron en este país.
Por otro lado, ¿cree que las feministas deben luchar codo a codo con las madres?
Bueno, no. Las mujeres en Argentina estamos codo a codo siempre, seamos feministas o no. La palabra feminismo no debe separar. De ninguna manera. Las madres no necesariamente somos feministas, ni el resto de las mujeres. Entonces no hay que hacer discriminación. Cada una siente el feminismo a su modo.
¿Qué sensación le quedó después del 8M y su participación en el acto?
Se terminó el silencio. Las mujeres estábamos demostrando que no somos invisibles.