“Yo quería todo con vos. Y qué asfixiante es saber lo que querés”, dispara la actriz Vanesa Maja, protagonista de la obra El amor es una mierda que, luego de su estreno en 2019, se presentó los martes 13, 20. El 27 de septiembre a las 20 horas será la última función en el teatro El picadero del microcentro porteño.
Dirigida por Cecilia Meijide, este unipersonal recrea el encuentro de una mujer con su reciente ex pareja, con motivo de la firma de su divorcio. Con luces más brillantes y algunas sombras, como todo proceso amoroso, el escenario se transforma en un debate permanente entre la demostración extrema de los sentimientos y el intento desesperado de la actriz por ocultar el dolor que le produce sellar con su firma la frase “disolución del contrato por común acuerdo de partes”; que repite de forma frenética a la largo de la obra.
Uno, dos, tres, cuatro y hasta siete ensayos de sonrisas y formas de mover la mano para saludarlo cuando él llegue al despacho de la abogada son el puntapié del inicio de una conversación en la cual espectadores reponen las respuestas del ex esposo, a partir de las expresiones faciales y corporales de la actriz.
Nada más ruidoso que el choque de la idealización de otra persona contra el piso de la realidad: El amor es una mierda invita a recordar ese estruendo minuciosamente con escenas tristes, otras más sarcásticas e inclusive graciosas. Escondida tras el enojo que le produce el abandono, la actriz repasa las etapas de una separación no consensuada: el enojo, la tristeza, los reproches y también los intentos por aferrarse al gimnasio, las salidas nocturnas, las nuevas conquistas y la compra compulsiva de ropa como remedios que pretenden tapar con el dedo las goteras de un amor que ya es tormenta.
En un contexto de problematización del amor romántico y sus mandatos asfixiantes, y de un profundo debate acerca de la necesidad de responsabilidad afectiva para la construcción de vínculos sanos, El amor es una mierda invita a reflexionar sobre el reconocimiento y la autovaloración de los sentimientos, la relevancia del amor propio, el mandato de sanar y mostrarse fuertes frente al entorno más cercano, el deseo de esconder debajo de la alfombra todo lo que impida vibrar alto, la urgencia impuesta desde afuera por conseguir una nueva pareja para no estar “sola” y el dolor que produce separarse, no sólo de la persona que se ama, sino también de su entorno familiar.
Con un cuestionamiento fuerte hacia el enamoramiento como una debilidad, la obra invita a preguntarse por los mandatos del amor romántico, su exigencia de entrega absoluta y el casamiento como un contrato que aseguraría el quererse para siempre. Mientras el maquillaje se va desdibujando a lo largo de la interpretación, crece la ceguera que produce el enojo y la desilusión, desde donde la protagonista intenta convencerse de que el amor es una mierda pero, ¿acaso es evitable? ¿Puede controlarse aquello que siquiera llega a comprenderse por completo? ¿No enamorarse más o enamorarse con responsabilidad afectiva? Esa parecería ser la cuestión.
Las entradas para ver El amor es una mierda pueden obtenerse sus entradas haciendo click acá.
La última función será el martes 27 de septiembre a las 20 horas, en el teatro El picadero (Enrique Santos Discépolo 1857, CABA).
Ficha artístico-técnica
Actriz: Vanesa Maja
Diseño de iluminación: Ricardo Sica
Vestuario y escenografía: Laura Poletti
Interpretación musical: Paula Meijide
Coreografía y entrenamiento: Diego Rosental
Realización audiovisual y fotografía: Florencia Nussbaum - Javier Cerruti
Diseño gráfico: Julieta Kvasina
Prensa: Valeria Franchi
Producción: Pablo López
Asistente de dirección: Julieta Kvasina
Dramaturgia y dirección: Cecilia Meijide