El camino de la mujer en la política nacional y en los clubes deportivos tiene puntos en común. Con una historia centenaria, aunque tantas veces invisibilizada, ambos ámbitos hoy muestran cifras dispares: mientras que, en promedio, hay un 40 por ciento de mujeres en cargos públicos, sólo se llega al 7 por ciento de dirigentas en las comisiones directivas.
¿Cómo ha sido el recorrido general en uno y en otro? ¿Qué los une y qué los distingue? ¿Qué mujeres marcaron un rumbo? ¿Cuál fue la clave para que en el 2022 haya referentas con poder en el Congreso y no en las canchas?
En Feminacida conversamos con algunas especialistas para intentar construir un paralelismo entre la historia de la representación política de las mujeres a nivel nacional y en los clubes deportivos.
Los inicios
Julieta Lantieri fue la primera mujer incorporada al padrón electoral en América Latina en 1911, de modo excepcional, tras exigir que cumplía con los requisitos estipulados.
Desde la década del ‘20, las socias de Racing e Independiente estaban habilitadas para votar. Irene Cingolani fue la primera socia oficial en River, en agosto de 1922. Y Francisca Antonia Pérez, de 16 años, fue la que obtuvo el carnet número uno en el rojo de Avellaneda, por sorteo, según el diario Tiempo Argentino.
Durante esos años, la movilización por el derecho al voto femenino en el país era significativa y sufragistas como Elvira Rawson, Cecilia Grierson, Alicia Moreau de Justo y Alfonsina Storni se hacían oír.
Se suele destacar que las mujeres han obtenido su derecho al voto en las elecciones de los clubes mucho tiempo antes que la promulgación de la Ley de sufragio femenino en el país. Maia Moreira, vocal del Club Lanús y presidenta del Departamento de Género, considera que no fue tan así: “Las mujeres históricamente estuvieron relegadas a los espacios privados y no habitaban los espacios públicos del mismo modo que los varones. Si bien tenían ese derecho desde el principio, era sólo en algunos clubes y no era una elección en la que realmente se vieran representadas”.
Verónica Moreira, investigadora del CONICET especializada en estudios del deporte, explica que las asociaciones civiles sin fines de lucro (como los clubes) nacieron desde una óptica de varones para varones, con estructuras de poder patriarcales. “Los dirigentes no cobran un sueldo por el trabajo que realizan allí y esto siempre limitó a las mujeres por la división sexual del trabajo: al ocuparse de sus propios trabajos y del hogar, tienen poco tiempo para el ocio y otras tareas, como es la de militar en un club”, sostiene.
¿Cómo ingresaron las mujeres a las instituciones deportivas? Sin representantes en las listas y con poco acceso a la práctica de deportes, comenzaron haciéndose cargo de cocinar en los buffets, de lavar las camisetas de los jugadores y de cuestiones vinculadas a las tareas de cuidado. Luego, se dedicaron a la caridad, que con el paso de los años se reflejó en su rol en las áreas sociales. Y actualmente, en las comisiones de Géneros.
"Tropezamos con la oposición de los esposos a que debutemos en el acto cívico del sufragio. A anclarse en esclavas de casa, nada de convertirse en ciudadanas", decía Seferina Rodríguez, una de las primeras diputadas de la historia.
Era el 11 de noviembre de 1951 y las mujeres argentinas podían ejercer por primera vez a nivel nacional su derecho al voto y a ser elegidas representantes, gracias a la larga lucha de las militantes socialistas y a partir de la decisión política de Evita y el gobierno peronista. Bancas para transformar, para dejar de ser invisibles y comenzar a ser protagonistas de su tiempo. En total, fueron 109 diputadas, senadoras y legisladoras provinciales.
Mientras, las hinchas conquistaban algunos espacios visibles dentro de los clubes y de las canchas. Racing inauguraba su nuevo estadio, “El Cilindro”, con un sector para “damas”, al lado de la popular, el que luego se trasladó a las plateas. La puerta 5 aún hoy pertenece a las socias de la Academia.
Cupo femenino y Ley de paridad
Con los sucesivos golpes de estado y la inestabilidad democrática, la representación política de las mujeres se había detenido. Todo cambiaba en 1991, cuando se aprobó la Ley 24.012 de Cupo Femenino, que garantizaba al menos 30 por ciento de participación femenina en las listas de partidos políticos para cargos nacionales.
En diálogo con Feminacida, la periodista política Noelia Barral Grigera afirma que la gran diferencia la hizo esta normativa y después, la Ley de Paridad en 2017: "Las mujeres dirigentas políticas reclamaron para sí espacios que en otros lados, como el fútbol, recién hace unos años se están empezando a reclamar". Además, refuerza que "la falta de una normativa clara para que los hombres dejen entrar a las mujeres suele ser un obstáculo. El camino que ellas encontraron para sortear esa opresión es obligarlos por ley. Puede ser un ejemplo para el resto de las dirigencias".
Hay clubes del fútbol argentino que aprobaron el cupo en estos años, como San Lorenzo y River. Marisa Pérez es integrante de MACFUT, asociación que une a mujeres de todas las categorías de AFA. “Buscamos que el cupo sea un piso, no un techo. Es importante que se contemple en la reforma de los estatutos y en cargos titulares así se puede llegar a los espacios de toma de decisiones. Con esto ya no quedaría librado a cada gestión", expresa.
Con la Ley de cupo, las entidades deportivas avanzan aunque corren el riesgo de que suceda lo mismo que sucedió en los cargos públicos: que sea insuficiente para garantizar el acceso real de las mujeres a espacios de poder y que se reinterprete la norma a conveniencia, más teniendo en cuenta que ya existe la Ley del Deporte (N° 20.655) y la resolución 34 de IGJ con las mismas metas. No se cumplen.
Yo, presidenta
El 2011 marcó un hito para la historia política argentina. Cristina Fernández de Kirchner fue la primera mujer elegida presidenta con el mayor caudal de votos desde el retorno de la democracia. Sin embargo, los números en las cámaras del Congreso en esas elecciones no seguían esa misma tendencia para el género femenino, hasta que llegó la Ley de Paridad.
Barral Grigera afirma que una vez que las mujeres llegan a ciertos cargos pueden apalancar desde ahí al resto para seguir disputando esos lugares. "Se logró a nivel legislativo, pero aún en el Gabinete hay pocas ministras y secretarias de Estado", aclara.
Sólo seis mujeres en la historia del fútbol argentino fueron presidentas de una institución. Edith Pecorelli, en Temperley, fue la primera mujer en asumir un cargo directivo, en 1995, y salvó al club de la quiebra al poner su casa en garantía. Adriana Bravo es la flamante vicepresidenta tercera de Boca y se transformó así en la primera mujer en ostentar un rol de esa magnitud en los 116 años de historia de la institución.
En Banfield, Lucía Barbuto fue la primera en asumir en un club de Primera División, en 2018. En exclusiva para Feminacida, se suma a la reflexión. "Somos minoría en las comisiones directivas por múltiples factores: el ambiente machista que no nos permiten ingresar, que no respeta nuestras opiniones, y el tiempo y las necesidades de los clubes que muchas veces son incompatibles con las tareas de cuidado que ejercemos mayormente las mujeres", dice.
Militante desde los 17 años, Barbuto cree que la irrupción de los feminismos en la sociedad estos últimos años hicieron cada vez haya más socias e hinchas que se suman a trabajar en los clubes. Maia Moreira coincide: “Se generó un cambio de paradigma en el orden social que se trasladó al deporte. Las mujeres nos reconocimos como sujetas políticas y empezamos un trabajo en red en las canchas. Aún somos minoría porque no hubo una participación política completa, antes sólo limitada al acceso al voto”.
En Lanús, son seis vocales mujeres de un total de 27 dirigentes y es el club con más presencia femenina en CD. Si se extiende a federaciones de otros deportes, según un análisis de AA Deporte, en 2020, sólo había 17 por ciento de mujeres entre 1000 dirigentes.
Mujeres en AFA
"Ella es la responsable del fútbol de mujeres en el país”, le dijeron a Joao Havelange, presidente de la FIFA en 1989, cuando le presentaron a Nils Altuna. “Le conté que, pese a nuestros pedidos, la AFA no nos daba respuestas”, relataba una de las fundadoras de la Asociación Argentina de Fútbol Femenino en el libro Qué jugadora.
A partir de esa charla con Havelange, Nils y su vice Lilian Fadel pudieron hablar con Julio Grondona y plantear sus propuestas. Al tiempo, la AFA incorporó a la AAFF pero la absorbió, dejando así a ambas dirigentas fuera de juego del deporte que se habían ocupado de impulsar y organizar.
No es fácil pisar fuerte en AFA. A más de un siglo de su fundación, recién en 2017 se nombró por primera vez a una mujer para el Comité Ejecutivo: María Sylvia Jimenez. Si bien hay un departamento de Equidad de Género, al día de hoy, no aumentó la participación de dirigentas en el organismo y es casi nula.