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"Yo me quería morir antes que vos": el duelo en primera persona

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El dolor es una marca intransferible que solo puede transformarse. No se puede hacer nada para eliminarlo y cada intento por borrarlo solo lo fortalece. Convertir el padecimiento en una obra de teatro es un camino complicado. El elenco de Yo me quería morir antes que vos comprendió la tarea y la ejecuta sin tibiezas función tras función.

Los femicidios nos duelen minuto a minuto. Pero los medios de comunicación no se toman en serio la tarea que los interpela. Los diarios escriben cada muerte con datos duros y fríos Los noticieros exhiben con ligereza cada atrocidad. La televisión usa a su conveniencia a las familias de las víctimas. Cada vida es más o menos importante según los números del rating. Periodistas con poca información y con menos responsabilidad juegan a contar historias repetidas. No importan las personas que quedan detrás de cada duelo. Solo valen los casos virales, esos que colapsan las redes sociales.

Yo me quería morir antes que vos relata desde la voz de una mujer la pérdida de un ser querido. La protagonista nos habla de su hermana. De cómo conoce a su marido. De cómo es testigo primero del romance perfecto y luego del hostigamiento y los celos. El machismo se lleva una vida. Su propia sangre derramada en manos de su cuñado. Su hermana ya no está y su fallecimiento no es una casualidad. El horror inimaginable se hace palpable. La tortura de seguir viva en un mundo donde se muere solo por ser mujer. La pérdida es la soga que nos invita a recorrer las reflexiones que hace una hermana con el corazón lleno de desasosiego.

El teatro se convierte en una bitácora que nos hace viajar en el tiempo. Los intérpretes juegan a vivir cada recuerdo haciéndolos suyos. Las escenas transcurren sin tedio y es gracias al talento y a una dramaturgia que elige golpear al espectador sin desmayarlo del todo. Hablar con el público es una decisión acertada cuando lo que se busca es despertar y no distraer. La problemática de los noviazgos violentos es cincelada con éxito desde los primeros rasgos celosos hasta el lamentable final, el femicidio. Pero en este espectáculo el foco no está del todo puesto en las relaciones vinculares si no en lo queda cuando las cámaras se apagan y la tinta de los titulares se seca. Sobre las tablas los artistas expresan que sucede luego de la tragedia y el resultado es conmovedor.

Actuar la violencia es un juego peligroso. Caer en imágenes burdas y sin peso es un error imperdonable. Buscar notoriedad a cualquier costo es moneda corriente en los medios de comunicación a la hora de hablar sobre violencia de género. Las expresiones artísticas también comunican. Yo me quería morir antes que vos demuestra responsabilidad y tino a la hora de elegir que contar. El “cómo” es el devenir natural de una puesta pensada con respeto y dedicación. El espectáculo sabe doler y no por eso resulta incómodo. Es una maravilla teatral que llega hasta lo más profundo del corazón. Sentarse en la butaca y salir ilesa de la sala teatral resulta imposible.



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