Por Emilia Holstein y Victoria Eger - Ilustraciones: Taiel Dallochio
De todos los derechos humanos, el de la vivienda es el más postergado en la población travesti/trans en Argentina. Y si bien es una deuda que los gobiernos tienen con todo el pueblo, este colectivo ni siquiera es considerado a la hora de planificar programas, proyectos o leyes habitacionales.
Según el Primer Relevamiento Nacional de Condiciones de Vida de la Diversidad Sexual y Genérica en la Argentina realizado durante 2023, hay un 39,9 por ciento de feminidades trans que alquila y un 38,5 por ciento que vive en una propiedad prestada u ocupada. Este estudio fue posterior a la publicación de los resultados del Censo Nacional de 2022, que mostró que el 17,2 por ciento de las personas cis son inquilinas.
Mientras los indicadores de acceso a la salud, a la educación o al trabajo por fuera de la prostitución han mejorado a lo largo de los años, gracias a la militancia y a la sanción de leyes como la Ley de Identidad de Género y de Cupo Laboral Travesti Trans, el derecho a la vivienda sigue relegado.
La investigación Con Nombre Propio. A diez años de la Ley de Identidad de Género confirma esta tendencia al comparar, entre otros datos, la situación de vivienda de las mujeres trans en 2005, 2016 y 2022 en la Ciudad de Buenos Aires. En estos años, entre el 60 y el 65 por ciento de la población vivió en habitaciones de hotel, pensiones o casas tomadas o no tomadas; entre el 18 y el 26 por ciento, en una vivienda alquilada; y entre el 6 y el 15,5 por ciento en vivienda familiar, de amigos o propia.
Poco y nada
Como dice Lucía Fuster Pravato, socióloga y coordinadora de Acceso a Derechos en la Mocha Celis, las herramientas de la Ciudad de Buenos Aires para dar respuesta a la problemática habitacional de las personas trans son “precarias y fallidas”. Pero al menos existen.
Por un lado, se encuentra el subsidio habitacional establecido por el decreto 690/06, que a enero de 2025 oscila entre $105 mil y 150 mil por mes. “Este apoyo económico está dirigido a familias o a personas solas que se encuentran en inminente situación de desamparo habitacional o que se hallan transitoriamente sin vivienda o refugio, por motivo de desalojo u otras causas”, dicen desde el GCBA.
Sin embargo, es más que insuficiente. Según un relevamiento realizado por el Ministerio Público de la Defensa de la Ciudad, en diciembre de 2024 una habitación para dos personas con baño privado costó $295.267 por mes.
“El subsidio no alcanza ni para pagar la mitad del alquiler de una pieza y contempla una lista de prioridades de personas que pueden acceder en la que la población travesti/trans no está. Históricamente, desde nuestra organización, pedimos que en todos los programas habitacionales se considere a las personas transexuales como prioridad, así como sucede con excombatientes de Malvinas, jubilados, personas con discapacidad, madres solteras con hijos. Porque en lo que respecta al alquiler de piezas o casas particulares, el precio para las mujeres trans triplica el valor original”, repone María Rachid, titular del Instituto contra la Discriminación de la Defensoría del Pueblo de CABA e integrante de la Comisión Directiva de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (FALGBT).
Desde la Mocha Celis trabajan caso a caso. Muchas veces se apoyan en el amparo colectivo contra el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires presentado en el 2018 por Luz Jazmín Arando, junto con otras personas del colectivo travesti/trans y acompañadas por el Ministerio Público de la Defensa y la Comunidad Homosexual Argentina (CHA).
El objetivo de esta medida judicial era que el Poder Ejecutivo reconociera que el subsidio 690 no alcanzaba para cubrir los precios de los hoteles y asegurara el acceso a la vivienda. Hasta la fecha la Justicia no ha tomado una decisión definitiva en torno al amparo, pero ha pasado por distintas instancias que han resultado siempre favorables para las chicas.
Lucía Fuster Pravato explica el mecanismo: “Cuando una chica obtiene el 690 pero le dan menos de lo que sale su habitación, lo que hacemos es generar un nuevo inciso en el amparo, se sortea la Defensoría y la Defensoría lleva ese caso particular”.
Por otro lado, existe el Centro de Inclusión Entre Ríos. Con capacidad para 90 personas, este refugio es exclusivo para personas trans que están en situación de calle o con riesgo habitacional. “Cuentan allí con alojamiento para dormir, las 4 comidas y un lugar donde poder rehacer su proyecto de vida”, dicen desde el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat.
Estos refugios tienen sus pros y contras para las mujeres trans. Se pueden quedar allí todo el tiempo que necesiten, pero deben seguir ciertas normas y horarios. Por ejemplo, no pueden entrar después de las 8 de la noche, lo que no les permite salir a trabajar (el 56 por ciento se prostituye o realiza trabajo sexual, según la investigación Con Nombre Propio).
“Algunas compañeras prefieren dormir en la calle”, sostiene Lucía Fuster y Virginia Silveira, presidenta de la Mocha Celis, agrega: “Muchas veces van a las ranchadas. Lugares ocultos en la ciudad, donde se juntan compañeras y masculinidades cis. Viven y duermen todos juntos. Es complejo, porque en general están en una situación de pleno consumo”.
En la provincia de Buenos Aires la respuesta no es específica en relación al derecho a la vivienda. Desde la Dirección Provincial de Políticas de Diversidad Sexual aseguran articular directamente con el área de políticas de género de cada municipio “para encontrar el lugar más adecuado”, pero no en todos los distritos poseen la misma jerarquía o capacidad de acción.
Cuando la situación es extremadamente vulnerable, “se puede llegar a recurrir a un hotel o pensión desde los fondos de emergencias que tenemos desde la dirección”, explican. Además, pueden conectar con el Ministerio de Desarrollo de la Comunidad para el ingreso en paradores o refugios para personas en situación de calle.
Asimismo, hay una línea para la escucha y acompañamiento de personas LGBTIQ+ que funciona de lunes a viernes de 9 a 15 horas llamando al 221-522-0800 o por correo electrónico a la siguiente dirección: lineadiversidad@ministeriodelasmujeres.gba.gob.ar.
Feminacida intentó comunicarse con la Secretaría de Desarrollo Territorial, Hábitat y Vivienda, dependiente del Ministerio de Economía de la Nación, pero no obtuvo respuesta. De todas maneras, solo hace falta prestar atención a lo que sucedió con las políticas en materia de género y diversidad a nivel nacional para inferir que ésta no es una prioridad para la gestión: mediante el proyecto “Igualdad ante la ley” que se presentará en la próxima apertura de sesiones ordinarias, Javier Milei intentará quitar la Ley de Cupo Trans, la Ley de Identidad de género, el cupo de representación de género en las listas electorales y la figura de femicidio del Código Penal.
Además, durante el primer año de gobierno de La Libertad Avanza se eliminó el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación; por lo menos 105 personas que habían ingresado a trabajar en el Estado a través de la Ley de Cupo Laboral Travesti-Trans fueron despedidas; se cerró el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo; se cancelaron programas de capacitación con perspectiva de género y diversidad; y se prohibió el lenguaje inclusivo en la administración pública.
El círculo que se rompe
“No estamos pidiendo algo imposible ni extraordinario ni por fuera de lo que ya existe. No implica mayor inversión presupuestaria. Es simplemente ser incluidas en los criterios de selección de los programas”, exige Florencia Guimaraes, militante histórica por los derechos de las personas trans. Siempre vivió en La Matanza, partido ubicado al oeste del Conurbano Bonaerense y conoce de primera mano la situación de sus compañeras en el territorio.
Su experiencia fue fundamental para la redacción del proyecto de ley del “Plan de acceso a la vivienda para personas transgénero, transexuales y travestis en todo el territorio nacional”, presentado en 2020 por la diputada nacional Mónica Macha. Su objetivo era garantizar un cupo mínimo del 5 por ciento del total de lo construido y los créditos otorgados en todos los planes de vivienda llevados adelante por el gobierno nacional.
Si bien este proyecto no llegó a concretarse, sí hay experiencias provinciales que comprueban que la problemática no tiene su origen en una falta de recursos sino de inclusión. En Chubut, la Ley n° XXV 65 del 2022 establece la obligatoriedad de destinar una porción mínima de al menos 3 por ciento de las viviendas en el marco de programas provinciales de urbanismo a la población travesti, trans y transgénero sin techo propio o que se encuentran en situación de vulnerabilidad social.
En la actualidad, desde el Ministerio de Hábitat de la provincia de Buenos Aires se trabaja en una resolución que incluya a personas trans (como así también a mujeres que hayan atravesado situaciones de violencia de género) con el objetivo de “influir en la determinación que tienen los municipios a la hora de hacer los sorteos para la adjudicación de viviendas”. Son los municipios quienes, amparados en el programa provincial financiado por el Instituto de Vivienda de Buenos Aires (IVBA), realizan las inscripciones de acuerdo al registro de demanda.
Sin embargo, por el momento es solo una aspiración y la realidad apremia. Sobre la situación de las mujeres trans al oeste del Conurbano Bonaerense, Guimaraes aporta: “Es un territorio que tiene muchas rutas. Hay muchas compañeras que viven al costado del río Matanza, en Laferrere, entre cartones y chapas. La precariedad es absoluta. El Estado tiene una deuda con nosotras hace mucho tiempo”.
En noviembre del 2023 Silvana llegó con lo puesto a la casa que María Julieta Burgos reconstruyó para ella y sus compañeras trans en la calle Bordabehere, en Mar del Plata. La habían echado del hostel en el que vivía. Se acercaba la temporada y venían los turistas, no había espacio para una mujer trans. Además, cargaba con un problema de salud crónico producto de las inyecciones de silicona líquida que se había realizado de manera clandestina en su juventud.
La situación era urgente y la casa todavía no estaba refaccionada en su totalidad. Sin embargo, María Julieta y su amiga electricista, Noni, levantaron en un mes y medio las paredes, baño y cocina para que la compañera pudiera alojarse. “Sabíamos que Silvana no tenía dónde ir”, refuerza.
María Julieta coordina el proyecto de un hogar llamado Dignidad Trans, ubicado al frente de la casona de Bordabehere, que tiene como objetivo albergar de manera transitoria a personas trans en situaciones de vulnerabilidad social. La intención es equipar el lugar con cuatro camas, cocina y baño. Pero la obra avanza al ritmo de los aportes individuales y voluntarios que recaudan a través de las redes sociales.
“Al no haber ningún tipo de política pública es muy difícil. Yo podría hacer un gran esfuerzo e ir terminando de construir lo que falta, pero mi sueldo no alcanza para bancar a cuatro personas todos los días”, explica Burgos.
Si bien María Julieta conoce personas en el sistema de salud y el previsional, ella entiende que las rutas críticas para el acceso a los derechos de las personas trans no pueden depender de las voluntades individuales. “El círculo se rompe porque faltan actores”, concluye.
No hay soluciones sin voluntad política
–¿Qué hace falta para replicar la experiencia de Neuquén?
–Hace falta gente que se involucre, gente que se la juegue.
El Condominio Social Tutelado para personas trans es una experiencia motorizada por Mónica Astorga, quien durante muchos años fue hermana de la orden de las Carmelitas Descalzas. Se trata de un complejo de 12 viviendas ubicado en el barrio Confluencia, capital de Neuquén, y aloja sobre todo a personas adultas mayores trans a través de un comodato de por vida o que se renueva anualmente.
Mónica trabajó mucho tiempo atendiendo las necesidades de las mujeres trans con consumo problemático de sustancias en la Casa de Santa Teresita del Niño Jesús. Allí fue donde reparó en que otra de las aristas a atender era la situación habitacional de las chicas. Eso la llevó a tocar puertas del gobierno provincial y municipal para concretar el sueño de construir viviendas destinadas a esta población.
A fuerza de la perseverancia de Astorga y la comunidad, se logró que ambos gobiernos aportaran a la construcción y gestión del Condominio. No fue sencillo, no fue de un día para el otro y tampoco está asegurada su continuidad. Pero es una iniciativa que le cambió la vida a más de 12 mujeres que no tenían ni siquiera una cama en la que morir.
Otro proyecto con la misma lógica fue inaugurado en La Rioja en abril de 2024 con fondos del programa nacional Habitar en Igualdad en terrenos de la provincia. La obra fue gestionada por la Fundación Vamos a Andar, a cargo de la diputada nacional Hilda “Beba” Aguirre de Soria, y acompañada por organizaciones trans locales. Ubicada en la zona sur de la capital riojana, consiste en 25 viviendas, dos salones de capacitación y una plaza.
Frente al abandono por parte del Estado y a la precariedad a la que son arrojadas, las mujeres trans construyen redes –muchas veces precarias, muchas veces improvisadas– que intentan garantizar el acceso a una vivienda digna. Las experiencias –como las que narra la nota Vivienda trans: Resurgir en la urgencia– existen y pueden ser replicadas. Solo falta voluntad política.
Si querés seguir leyendo te recomendamos: Vivienda trans: construir en la urgencia
Vivienda trans: construir en la urgencia es una investigación sobre las redes que las personas trans construyen para responder a la problemática habitacional que las, los y les atraviesa. A través de entrevistas a distintas organizaciones, desde Feminacida nos propusimos relevar algunas experiencias que muestran cómo, frente a la ausencia del Estado, las mujeres trans se organizan para acceder a una vivienda digna.
El objetivo, además de visibilizar la problemática, fue recabar herramientas que puedan ser útiles a las personas trans que se encuentren en una situación de vulnerabilidad social.
Por eso, quisimos abrir este formulario para conocer otras historias y experiencias vinculadas al acceso a la vivienda. Te invitamos a que nos cuentes por acá la tuya, que nos dejes un recurso que te haya sido útil en momentos de urgencia o lo que consideres que pueda sumar a esta investigación. Compartinos tu historia.
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Este artículo forma parte de la serie de publicaciones resultado del Programa de becas de ColaborAcción edición Hábitat, ejecutado con el apoyo de la Fundación Gabo, Fundación Avina y Hábitat para la Humanidad.