La espectacularización de la violencia llegó a un nuevo límite cuando en Estados Unidos comenzaron a transmitir en vivo y en directo el juicio de Johnny Depp contra Amber Heard, actriz y ex esposa del denunciante. Como si se tratara de un capítulo de La ley y el orden o de una película de intriga, todo lo que sucede dentro y alrededor del proceso judicial llega a los titulares de los grandes medios tanto nacionales como internacionales. ¿En qué cambia conocer los detalles de las violencias atravesadas? ¿Dónde queda la perspectiva de género en todo esto? ¿Por qué esta hiper mediatización es revictimizante y aleccionadora?
Violencia en todas las pantallas
Originalmente el juicio comenzó porque Depp demandó a Heard por difamación a partir de un artículo de opinión que ella escribió en el Washington Post en el 2018 en el que habló de "una figura pública que representa abuso doméstico". Si bien en la nota no menciona al actor, según sus abogados esta es una referencia clara a las acusaciones públicas de abuso que Heard había realizado contra él en el 2016, cuando pidió el divorcio y una orden de alejamiento. Mientras que Johnny Depp negó todo e incluso declaró haber sido golpeado por ella en reiteradas ocasiones, Heard realizó una contrademanda y alegó que sufrió "violencia física y abuso desenfrenado" a manos de él.
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El juicio, que se está llevando adelante en el Palacio de Justicia del Condado de Fairfax de Virginia, Estados Unidos, tuvo gran repercusión en los medios de comunicación. Tanto así que es posible seguir las audiencias en vivo por YouTube y hasta los menores detalles son analizados en los portales de noticias. Por ejemplo, esta semana los titulares hicieron foco en el "tenso cruce de miradas entre Johnny Depp y Amber Heard" en los tribunales o, peor, echaron luz sobre las declaraciones de Amber, quien frente a un público mundial tuvo que contar situaciones de abuso sexual. Incluso hay portales que se preguntan cuál de los dos está mintiendo.
Esta hiper mediatización no sorprende, dado que se trata de dos estrellas del cine yankee que se encuentran siempre bajo la lente de una cámara. No es la primera vez que los medios hacen de la vida entera de les actores de Hollywood parte del show. Pero, ¿por qué alguien necesitaría conocer todos estos detalles? En el afán de conseguir más clicks, más ventas, más audiencia, lo que se logra es espectacularizar la violencia y volverla también una mercancía. Todo esto aún cuando sabemos que esta es una problemática compleja que viven muchas personas en el mundo y de la cual es difícil salir.
Lo que se logra al detallar cada agresión es, por un lado, revictimizar a la persona que estuvo en la situación de violencia al reiterar y amplificar su testimonio. Y también es una forma de aleccionar a aquelles que hoy se encuentran en un momento similar, porque si el proceso para conseguir justicia es tan difícil y tortuoso, ¿cómo van a denunciar? Sin contar la posibilidad de "dar ideas" a otros agresores que podrían reproducir esas mismas violencias.
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Reforzar viejos estereotipos
La demanda de Johnny Depp contra Amber Heard en un primer momento vino a cumplir otros objetivos, más allá de "rectificar" la carrera del actor. Aún existe en el imaginario social la idea de las "denuncias falsas" por parte de mujeres que deciden "vengarse" y "acabar con la vida de su ex" inventando abusos que en realidad "no existieron". Este mito, que es claramente desmentido por las estadísticas de los distintos observatorios de violencia de género, socaba la credibilidad de quienes viven situaciones de violencia y logran denunciarlas. Sobre ellas siempre existe un manto de duda.
"¿Será verdad o se estará haciendo la víctima?", esa es la respuesta que la sociedad patriarcal reserva a las disidencias y mujeres que atraviesan abusos y que la mediatización de la denuncia de Johnny Depp viene a reforzar. Porque cuando los portales se preguntan quién de los dos está mintiendo, como si fuese todo blanco o negro, lo que hacen es brindar un ejemplo muy concreto para el resto de la sociedad: si denunciás violencia, puede que no te crean.
Como comunicadores, quienes escriben tienen la responsabilidad de repensar su tarea. Es necesario que estas personas trabajen desde una perspectiva de género, feminista y de derechos que contemple todas estas aristas. Porque mientras para ellos la espectacularización de estos casos deviene en miles de clicks en sus portales —y otros tantos ingresos en sus cuentas bancarias—, para nosotres representa la profundización de un sistema que nos violenta.