Mi Carrito

Varones, ¿pensaron en la vasectomía?

Compartí esta nota en redes

La Ley 26.130 de anticoncepción quirúrgica sancionada en 2006 garantiza que todas las personas mayores de 16 años que deseen acceder a métodos anticonceptivos, como la ligadura tubaria o la vasectomía, lo puedan hacer gratuitamente en el sistema público de Salud y en sectores privados, en caso de contar con obra social.

Para acceder, no se necesita más que el consentimiento personal. Bajo ningún concepto se necesita el consentimiento de la pareja, ni haber tenido hijes ni evaluaciones de psicodiagnóstico. 

Ante esta posibilidad, según las estadísticas de la Dirección Nacional de Salud Sexual y Reproductiva, en 2019 se registraron 683 operaciones de vasectomía, en contraste con el año 2015 que se realizaron solamente 56 intervenciones. Pero ¿por qué si tenemos una ley hace más de 15 años la tasa de varones que eligen gozar de este derecho es tan baja? ¿Qué es lo que causa tanto temor?

La vasectomía es una cirugía de carácter ambulatoria con una duración estipulada de 10 a 20 minutos y existen dos técnicas diferentes: una con bisturí y otra sin bisturí. Sin embargo, el objetivo es el mismo. Antes de la intervención se piden estudios prequirúrgicos básicos: electrocardiograma y análisis de sangre. 

Jonathan Finkelstein es urólogo, andrólogo, sexólogo perteneciente al Hospital Rivadavia. Actualmente dirige el centro Salud del Varón. En diálogo con Feminacida, aclara: “Lo que se hace es cortar el conducto deferente, que es por donde se transportan los espermatozoides para juntarse con el resto del semen que la forman las vesículas seminales y la próstata, por lo tanto al cortar el conducto deferente lo que estamos haciendo es impedir el paso de los espermatozoides a la llegada del semen. Ese paciente va a seguir eyaculando semen, nada más que si lo miro con un microscopio, habitualmente a los tres meses ya deja de tener espermatozoides, que ese es el objetivo de la vasectomía: lograr una azoospermia”. 

Luego de la intervención, se solicita un espermograma para corroborar que el corte se haya dado con éxito, y si todo sale como se espera, el paciente es dado de alta.

La vasectomía es un método anticonceptivo, pero no protege de infecciones de transmisión sexual ya que no es un método barrera, sino que la única función es que el líquido seminal no contenga espermatozoides. El único que protege de infecciones es el preservativo, que se puede comprar en farmacias o conseguir en unidades sanitarias de manera gratuita.

Según Finkelstein, el cuerpo sigue generando espermatozoides por lo que si el paciente se arrepiente tiene la opción de acudir a la reversión, aunque no es completamente seguro. Se puede hacer una biopsia en los testículos para sacar espermatozoides directamente y usarlo en un tratamiento de alta complejidad. También está la posibilidad de congelar espermatozoides antes de la vasectomía, aunque esto es de carácter privado y sus costos pueden variar entre 100 a 150 dólares por año dependiendo del centro.

Esto no es un acto heroico

Ariel tiene 31 años y es padre de cinco niñes. Ante la decisión de no traer más hijes a la familia, Ariel se hizo la vasectomía el año pasado. Asegura que su propósito es disfrutar la pareja y la crianza de las infancias. Su impulso para tomar la decisión fue el mal tránsito que tuvo Araceli, su pareja, con los métodos anticonceptivos: “Las pastillas a mi compañera le hacían mal, se puso el chip y también le hizo mal. Uno si quiere usar preservativo a veces se cuelga o se olvida, por eso opté por hacerme una vasectomía”.

Si bien se realizó la intervención hace casi un año, asegura que tenía ganas hace tiempo: “Muchos piensan, incluso yo en su momento, que al hacerse la vasectomía perdía la hombría, y no es así”. Los mitos en torno a las consecuencias de la vasectomía rondan todo el tiempo. El director del centro Salud del Varón afirma que no disminuyen los niveles de erección una vez ya hecha la vasectomía. “Lo único que cambia es que en el eyaculado ese semen no va a tener espermatozoides” , confirma.

Bruno es otro varón que se realizó la vasectomía. Con dos hijos, y diez años después de la separación de su pareja, decidió no tener más riesgos de tener hijes. Aunque su decisión solamente se la contó a su círculo íntimo familiar y amistoso, observa que algunas personas lo felicitaron, pero no hubo curiosidad ni preguntas al respecto.


Te recomendamos leer: Cachorro. Breve tratado de filosofía paterna

Entrevistado por Feminicida, comenta que en su segunda consulta el médico le respondió todas sus preguntas y le contó con ejemplos lo sencilla que es la vasectomía: “Como toda operación, firmas un consentimiento. Es una operación ambulatoria. A la tarde ya estás en tu casa.”

Educación Sexual Integral para decidir

Bruno terminó el secundario en la década del 90, en un contexto donde si con suerte tenías educación sexual era sumamente binaria y sin perspectiva de género. “Todo lo que aprendí lo hablé con mis pares y con lo que podía llegar a encontrar en algún lado. No existía internet. Y si llegaba a existir, iba a ser porno”, relata.

¿Cómo construir masculinidades responsables si las generaciones anteriores crecieron en marcos conservadores por fuera de las discusiones en torno a los géneros?

Las discusiones feministas cada vez ocupan más lugar en la opinión pública y los varones cis género cada vez se incomodan más. El cuestionamiento sobre las conductas patriarcales que reproducen los varones cis cada vez interpelan más a las subjetividades. El médico especialista asegura que las discusiones sobre la importancia de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo puso en agenda la posibilidad de repensar la planificación familiar y el rol del varón cis en la misma. 

¿Es la vasectomía una práctica posible para evitar paternidades no deseadas? ¿Los varones tomamos consciencia de lo que implica traer una crianza al mundo? Sin dudas, la responsabilidad es el eje central para construir nuevas masculinidades en el marco de ejercer el derecho a la información, a la prevención y a la planificación familiar. Es una decisión personal, pero también colectiva.

Aunque Finkelstein duda de la fidelidad de las estadísticas en general, en sus consultas observa que los varones acuden con información, pero eso no alcanza.

Si bien Argentina es pionera en avance de derechos en materia de género y diversidad, no es casualidad que los varones en el imaginario social tengan mitos y prejuicios en torno a las intervenciones anticonceptivas.

“El discurso que propone que realizarse la vasectomía es perder la hombría o el deseo está reproduciendo el relato general que la masculinidad nos enseña sobre lo que se espera de nosotros: que seamos máquinas sexuales, viriles y siempre esperando cogernos todo lo que camina. Cuando hablamos de vasectomía, lo que la mayoría de los varones se imagina es una especie de castración, una intervención que los despoja de su masculinidad y los feminiza y rebaja” reflexiona  N., autore del newsletter Los Nenes No Lloran en diálogo con Feminacida.



La Ley 26.150 sancionada en el año 2006, garantiza el acceso a la Educación Sexual Integral en todos los ámbitos educativos con perspectiva de género y desde los Derechos Humanos, promoviendo el autoconocimiento, maneras de repensar nuestros vínculos y garantizando los conocimientos y las herramientas necesarias para gestionar una vida sexual más sana. Una manera de construir masculinidades por fuera de los patrones hegemónicos es con políticas públicas para todes. Ahora bien, ¿por qué hay tanta resistencia entonces?

Entre tantas otras, el problema radica en los mecanismos de masculinidad hegemónica que manejan los varones cis género, pero otro es la falta de información. En esta línea, le autore del newsletter Los Nenes No Lloran sustenta: “Me parece que es importante en este tema pensar en alianzas estratégicas entre los distintos actores que pueden atacar directamente la desinformación: el Estado en sus distintas órbitas, las asociaciones médicas y profesionales, las organizaciones no gubernamentales que trabajan con la temática y por supuesto el activismo. Es hora de que en Argentina tengamos una campaña pública a gran escala promoviendo la vasectomía como método de anticoncepción”.

Es hora de hacerse cargo

Los patrones de conducta hegemónica también afectan a la salud física, haciendo que no se preocupen por la prevención de su salud. “El varón tiene una característica de llegar tarde a la consulta, a veces el sistema de salud no supo llegar con ese varón a tiempo. Muchas veces no tienen claro que es un urólogo y queda abollando por ahí sin saber dónde caer con sus demandas”, comenta el especialista del Hospital Rivadavia.

Sin embargo, no se habla de los beneficios de la vasectomía. De la responsabilidad al placer hay un solo paso. Según el urólogo, “muchos pacientes te hablan de que tienen un mayor disfrute y un mayor placer al estar más relajados sabiendo que no hay riesgo de un embarazo no deseado”. Ariel está contento con su decisión. Cada vez que sale el tema, comenta su decisión y la tranquilidad que le genera saber que ya no tiene posibilidad de traer hijos al mundo.

Con varios años de experiencia, el médico asegura que hay que tener un trabajo preoperatorio con el paciente para brindarle toda la información necesaria: “Por ahí un paciente te dice que no es amigo del preservativo y con tal de no tener relaciones con preservativo se opera igual”. 

El miedo por parte de los varones cis género a no perder la virilidad no es menor en este asunto. Tampoco es menor la problemática de que los varones lleguen tarde al sistema de salud. Parte de las conductas hegemónicas de la masculinidad es no cuidarse.

No es casualidad que ante una industria farmacéutica hegemónica y patriarcal, las personas con útero cuenten con más de cinco métodos anticonceptivos a comparación de los métodos para personas con pene, que tan solo existen dos: el preservativo y la vasectomía.

“La anticoncepción se añade así al listado de cosas que la masculinidad nos enseña a esperar de nuestras parejas, como la limpieza, la cocina o las tareas de cuidado. En ese marco aparece como algo extraño o incluso contra-intuitivo que los varones tengamos que pensar en métodos anticonceptivos que dependen al 100 por ciento de nuestra iniciativa, como la posibilidad de hacernos una vasectomía”, comenta le autore del newsletter.

Esto mismo se refleja en las estadísticas, si bien con el correr de los años las consultas sobre vasectomía aumentaron más, según la Dirección Nacional de Salud Sexual y Reproductiva: cada 1 varón intervenido, son 26 mujeres que se hacen una ligadura tubaria.


También podés leer: Ligadura tubaria: un derecho innegable

Es necesario que circule la información en las masculinidades, como así también que estos temas interpelen a los círculos sociales cotidianos. Para deconstruir las claves patriarcales es necesario narrar sin prejuicios. 

“Estamos hablando de una transformación cultural enorme que implica modificar hábitos que tienen siglos de vigencia. El cambio es gradual y hasta incluso lento, pero los primeros pasos deberían empezar a darse cuanto antes, no solo por lo que implica en términos de salud pública, sino por lo que implica también en las vidas individuales de los varones y sus parejas. Vivir con responsabilidad la sexualidad es a fin de cuentas vivir en libertad”, concluye N.


Compartí esta nota en redes