Mi Carrito

Manuelita vivía en Morón: una visita a la casa de María Elena Walsh

Compartí esta nota en redes

"A veces en la semana estamos solos y de repente empiezo: vamos a ver como es el reino del revés…", cuenta Jimena, de 32 años, una de las guías de la Casa Museo María Elena Walsh. Allí trabaja de miércoles a domingos de 9 a 18 horas, acompañada por un loop de las canciones más exitosas de la autora. 

En la calle 3 de Febrero 547 de la localidad de Villa Sarmiento, en el partido bonaerense de Morón y a dos cuadras de la estación del tren Sarmiento, nació en 1930 la cantautora, escritora, activista por los derechos de las mujeres, poeta y compositora argentina, María Elena Walsh. 

"Había una vez una casa… muy grande, con jardín, patios, árboles frutales, gallinero, perro, gato, canarios, tortuga, bicicletas, libros y pianos", recordaba María Elena de ese hogar ubicado en el oeste del conurbano, en el que nació y vivió junto a sus padres y hermanos durante trece años, hasta 1943.

Ochenta años más tarde, desde julio de 2023, aquel hogar donde Walsh dio sus primeros pasos, hoy es un nuevo espacio cultural abierto para familias y vecinos del barrio. En su recorrido se ven las experiencias, las lecturas, los vínculos y objetos que inspiraron las futuras obras de la autora. Además, está restaurado de una manera interactiva: los cajones de las cómodas originales del hogar se pueden abrir y cerrar, un teléfono permite escuchar a una Maria Elena Walsh niña hablando de su jardín y sus vecinos, y en más de una habitación hay pantallas táctiles donde ver fotografías, escritos e historias.

El aire que respiren los juguetes

Sobre la calle 3 de febrero se alza una estructura color salmón con dos antiguas ventanas de madera. Delante de ellas, una estatua de María Elena que posa sentada sobre un banco con las manos sobre los muslos y la mirada hacia la calle. Hacia la izquierda, dos puertas vidriadas abiertas de par en par indican el comienzo del paseo por las desventuras en el país jardín de infantes.

Lo primero que se ve al ingresar es una línea de tiempo a lo largo y ancho de una pared color marfil, desde los primeros años de vida de la autora hasta su fallecimiento en 2011. Desde su infancia en Morón, su temprana popularidad como poeta y escritora a los 15 años que luego la llevarían por Estados Unidos y París, hasta la censura de sus obras durante la última dictadura cívico-militar en Argentina, sus relaciones amorosas, la vuelta de la democracia en 1983 visitando al presidente electo Raúl Alfonsín y su codeo con movimientos de liberación femenina, el recorrido temporal permite conocer las múltiples facetas de Walsh, sin censurar, esconder ni dejar pasar ni una sola.

La casa: un mundo de acuarela

Siguiendo una melodía de Gulubú, la habitación siguiente es una antigua sala de estar con una biblioteca vidriada que exhibe libros y objetos decorativos que pertenecían tanto a la familia Walsh como a María Elena específicamente, firmados por ella.

“Este micrófono me lo hizo papá, con palo de escoba y lata de dulce de membrillo”, dice la leyenda de Walsh, en el medio del salón donde un pequeño escenario se levanta sobre el suelo y una pequeña jugaba a imitar a cantantes y zapateadores de la época.

En la pared prominente, en unos cuadros con marco dorado sobre el tapiz azul, está la familia Walsh que habitaba la casa y algunos vecinos del barrio con lo que jugaba María Elena, que se encuentra en el medio de las imágenes con sus dos principales facetas desde niña: una pequeña complaciente con su madre, amante de la lectura por su padre y que usaba vestiditos llenos de ternura, y la que juntaba plumas sueltas por la calle para hacerse una vincha al estilo “indio”, se vestía con overol como varón y jugaba en el barro.

Una feminista perdida en Pehuajó

En la misma dirección se encuentra el baño, lugar donde Walsh pensó por primera vez en Manuelita: “Mientras me bañaba comencé a pensar en la canción recordando la tortuga de mi amiga Susana Rinaldi”, recuerda en una cita colocada sobre la bañera.

Desde su juventud, mucho antes que los años de la tortuga viajera que esperó sin éxito a un tortugo, Walsh empezó a leer a Virginia Woolf, Doris Lessing y Victoria Ocampo entre otras intelectuales sufragistas. Con los años, sus artículos periodísticos, entrevistas, obras y reflexiones se vieron influenciados por aquellas enseñanzas de una escuela de mujeres para mujeres. 

“Ocampo aprende muy temprano que la verdadera revolución cultural es la emprendida por las mujeres”, diría María Elena sobre el escenario del Luna Park en un concierto en los 70s. “La palabra feminista asusta a muchas personas” y eso reverbera aún en el presente. Sin embargo, a lo largo del paseo y especialmente en la remodelada cocina de la familia, hay recortes que no solo refuerzan la ideología que tenía Walsh sino que recuerdan: “En la Argentina, mal que nos pese, aún estamos lejos de arriar la bandera del machismo”.

Una mesa rectangular con lugar para seis tiene debajo de un vidrio una pantalla con la que se puede interactuar para leer textos de Walsh relacionados a la liberación femenina, la independencia económica, una oda a la democracia y las mujeres, entre otros. También su conocido artículo “Sepa por qué usted es machista” publicado en la Revista Humor en 1980 en el que enumera algunos motivos, está en el repertorio, además de su poema “Eva”, dedicado a Eva Perón dado su fallecimiento en 1952.


Te recomendamos leer: María Elena Walsh, el reino del revés era feminista

Una escarapela de jacarandá

Al salir de la antigua cocina, el árbol que inspiró una de las canciones más conocidas de Walsh resplandece con el reflejo del sol en sus pétalos color cielo mezclado con violeta. En él, una leyenda referida a la poeta: “Con sabiduría de anciano, aquí estoy hace más de 90 años. Tengo un poder que María Elena me heredó: ¡El de ser juglar! Y como ella, Contar y cantar para quien quiera escuchar. Por eso, como escarapelas, al este y al oeste, mis flores llueven y lloverán Susurrando la magia de María Elena: Poesía que jamás se olvidará”.

Al finalizar el recorrido por los pasillos del reino del revés, una niña de 5 años, sosteniendo el vestido de su mamá, le dice: “Me cae bien María Elena”.


Compartí esta nota en redes

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *