Mi Carrito

Sostener la identidad para algún día volver

Compartí esta nota en redes

Asria se levanta bien temprano, viste a su pequeña mientras prepara el desayuno al tiempo que mira por la puerta el oscuro desierto, en la brisa de una mañana que aun no se deja ver. Es   como una enorme playa que nunca encuentra el mar.

Quizás ha pasado el invierno, de heladas mañanas que no atemorizan a una mujer decidida que, como todos los días, caminará con sus pequeñas los tres kilómetros las separan de la escuela. Tres kilómetros de arena y piedra, de un desierto que la azota, que conoce, como cada madre, mujer, niña que habita los campamentos del Sahara Occidental, entre el té y el aroma a fuego y carbón para encender el desayuno.

Ella, como tantas otras, sabe que esa es una tierra que le es ajena y le es propia. El desierto les pertenece a ellas, quienes sostienen la revolución construyendo familias que siguen añorando el día que regresen a su tierra. Abrazan a su Nación en cada palabra, desde la vida en las familias, hasta la gran participación política, aunque no puedan ver los límites de un mapa que saben dibujar perfectamente. 

Como todas las mujeres de la República Democrática Saharaui, son parte de una tierra arrebatada. Siguen soñando con la desaparición del muro que rodea y separa el territorio ocupado por Marruecos y la zona liberada, que intenta destruir todos los días familias enteras. La guerra las hizo fuertes, orgullosas, resilientes y les enseñó a reinventarse desde la esperanza mientras reciben algunas noticias del territorio ocupado cada tanto, de aquellas otras valientes que, como ellas, resurgen en la resistencia en una bandera que no quieren bajar. 

No es fácil la vida en el desierto, despojada del consumo, dependiente de la solidaridad internacional, con pocas posibilidades laborales, pero con la intensa idea de recrear un nuevo destino. La vida Saharaui es su elección cultural y la reinventan con un gran sentido de pertenencia, aun en medio de las adversidades de una cotidianeidad que desde lo político cada vez resulta más compleja. 

Las mujeres Saharauis están rodeadas de inmensidad. Son del mundo y están impresas en cada herida de él. Con su sueño de liberación intacto, definen su identidad en la arena que las rodea y las abraza para que nunca olviden ni su origen, ni su bandera.

Son la firme idea de construcción de un destino común, colectivo y la mirada concreta de que se puede quitar a un pueblo de su geografía, se lo puede llevar a habitar otros parajes, pero nunca se le podrá quitar a ese pueblo, la identidad de su tierra. 



Compartí esta nota en redes

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *