Culturalmente construimos concepciones acerca de la vejez con estereotipos muy marcados respecto a modos de vivir, maneras de vincularse sexoafectivamente, modelos de cuerpos, entre otros. ¿Qué esperamos de nuestra propia vejez siendo jóvenes? ¿Cómo viven la sexualidad las personas adultas mayores? Para responder a estos interrogantes, conversamos con Silvia Timoszuk, técnica superior en Psicología Social, especializada en Gerontología. Además, dirige la Escuela de Formación en Sexualidad Inclusiva y la Red Acompañar Personas Mayores.
Esta entrevista fue publicada en Punto Cero - Foto: Campaña Let’s Talk The Joy of Later Life Sex de Rankin
- Entendiendo que somos personas sexuadas desde que nacemos hasta que morimos, ¿por qué te parece que nos cuesta tanto imaginar que las personas adultas mayores tienen deseo o pueden sentir placer?
La sexualidad, como ustedes decían, se piensa desde que el ser humano nace hasta el último momento de su vida, abarcando diferentes aspectos. Uno confunde sexualidad con genitalidad, pero también es el afecto, el contacto, el estar con otro, elegir que no, todo lo relacionado con lo biopsicoemocional que tiene que ver con los aspectos de la sexualidad. La sexualidad está atravesada por la cultura y tenemos ciertos prejuicios a la hora de pensar si hay una edad donde caduca, cuando se dice que se cierra la fábrica. En vez de pensar la sexualidad en función de la reproducción tenemos que pensarla en función del placer. El placer es algo que muy pocas veces se habla, desde el modelo patriarcal el placer siempre estuvo del lado de los varones, y las mujeres eran quienes respondían y complacían. En ese marco imagínense pensar en la sexualidad de las personas mayores, donde la sexualidad ya no está en función de la reproducción, sino que se habilita como suelen decir laspersonas mayores “el parque de diversiones”.
- ¿Por qué se tiende a infantilizar a los adultos mayores? O, ¿por qué se parte del supuesto que ya “hicieron todo lo que tenían que hacer”?
Se piensa que, a través de los ciclos vitales: la niñez, la adolescencia, la adultez y la vejez, la sociedad espera algo para cada etapa. En las primeras dos, se las piensa como las etapas de educación, de la formación. En la etapa adulta es el momento de formar familia, la de trabajar, la de realizarse en la vida. Pero nada se habló de la vejez. Hay una teoría que dice que la vejez se asocia con la decrepitud, como el fin, como el declive. Pero la teoría actual, desde el punto de vista gerontológico centrado en la persona, es de la continuidad, donde las personas estamos siendo en cada uno de los momentos de nuestra vida. Desde el punto de vista de la expectativa de vida donde las personas cada vez vivimos más, se estudió que para el año 2050 la población del mundo será una población envejecida, donde seremos más los viejos de 60 en adelante, que los niños. Entonces ya empezamos a pensar en la vejez con todos los aspectos del disfrute, del vivir de los proyectos. Aquello que se piensa como proyecto vital y que en cualquier momento de la vida podemos pensar en ello. Es como pensar en la salud solamente cuando se está enfermo, podemos pensar en la vejez ahora que somos jóvenes, que somos adultos.
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- Cada persona puede elegir sobre cómo vivir esa vejez. ¿Qué puedan consensuar con sus familias? ¿Cómo pueden respetarse esos acuerdos?
Dentro de la consultoría psicológica de mi especialidad, que es la sexualidad y también la vejez, me tocó una vez un caso donde uno de los dos cónyuges estaba pasando por un tema de salud muy grave, y ese matrimonio había planificado como quería que sea su vejez, pero sucedió que intervinieron sus hijes, empezando a tomar decisiones en lugar de los padres. Los padres ya habían decidido y tenían un acuerdo mutuo de cómo quería que sea su vejez. Ahí se generó un conflicto donde me convocaron a dirimir esa disputa de generaciones. Siempre se pensó que las personas mayores tenían que estar institucionalizadas o eran objeto de cuidado y no sujetos de derecho como dice la convención de derechos de las personas mayores, que fue promulgada en el 2015 e implementada en la argentina en el año 2017, donde se establece que las personas mayores son sujetos de derecho, y tienen un montón de derechos como el derecho a la intimidad, a la autonomía, a tomar sus propias decisiones y a planificar su vida.
No estamos acostumbrades a mirar representaciones de vejes en los medios audiovisuales. Sin embargo, en el día de la primavera se visibilizó una publicidad de preservativos donde se mostraba a una pareja heterosexual adulta mayor en una posición erótica, dando a entender que esa pareja también era estudiante y festejaba el día. ¿Cómo te parece que el público interpreta esta situación? ¿Qué repercusiones puede traer en las personas más jóvenes?
Cada vez se difunde más el tema de las vejeces diversas, desde el punto de vista de cómo encara la vejez cada sujeto, si tiene proyectos, metas, si son vejeces diversas desde el punto de vista de la orientación sexual, desde la identidad de género. Cada vez vamos viendo más vejeces diversas, más activas y protagonistas. Entonces, nos va llamando menos la atención, los protagonismos de las vejeces en distintos ámbitos sociales, y por qué no también, siendo protagonistas en campañas publicitarias relacionadas con la sexualidad. Yo dentro de mi trabajo coordino talleres de sexualidad para personas mayores en diferentes lugares. Primero a las personas les parece curioso, les da vergüenza, pero muchas de ellas se anotan por curiosidad y para preguntar si todavía ellos puede disfrutar de su sexualidad y de qué consiste. Es una gran pregunta que todos nos hacemos, incluso las personas mayores.
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- Cuando pensamos en el goce sexual siempre lo pensamos desde el lado de lo estético, el cuerpo estereotipado, hegemónico. La vejez se aleja bastante de estas características. ¿Te parece que esto influye en el momento de vivir la sexualidad en esta población?
En general influyen en todas las personas, porque los modelos hegemónicos de cuerpos son todos blancos, delgados, jóvenes, y la sexualidad está ligada a esos cuerpos. Entonces, desde mi consultorio de sexualidad, recibo no solamente estas inquietudes de parte de personas mayores, sino también de personas de todas las edades que dicen que el cuerpo no se ajusta al cuerpo hegemónico. Afortunadamente eso de a poco va cambiando. Una de las preguntas es esta: si no me animo a mirarme delante del espejo estando sola, cómo me voy a poder desnudar delante de otro. Primero es trabajar con uno mismo, trabajando con esa hegemonía del cuerpo bello. Ustedes imagínense que hace cien años los modelos de belleza eran todos rellenitos. Ser rellenito y tener un buen peso era síntoma de salud.
¿Cómo se vive la sexualidad en personas adultas mayores? ¿Se necesita otro tipo de contacto?
El sábado pasado participé en las jornadas de sexualidad de sexólogos UBA, de la facultad de Medicina. En esa jornada una de las expositoras, médica sexóloga clínica, hablaba de que tenemos que sacar de nuestro lenguaje cuando hablamos de sexualidad en todas las etapas de la vida, una mala palabra, que es “la previa”. No existe más la previa, es disfrutar de la sexualidad, que no necesariamente tiene que ser coitocentrista, que el fin no sea acabar, terminar. Disfrutemos nuestra experiencia sexual como si fuese un viaje de Buenos Aires a Mar del Plata, disfrutemos de nuestro camino, sin expectativa desmedidas de cómo tiene que llegar a ser. Porque la cultura nos marcó dos cosas muy terribles en relación a la sexualidad: una es Disney con el amor romántico y la otra es lo porno. Expectativas desmedidas. Los adultos mayores disfrutan más del viaje y como no tienen la urgencia de la respuesta física de tener que cumplir, o hay un enlentecimiento en las funciones, se disfruta más de una erección, lo que favorece a personas con vulva, receptoras, en el caso que haya una penetración. También disfrutan de otros tipos de expresiones, como pueden ser las caricias, los abrazos, los masajes, los besos. Esto sería bueno tenerlo en cuenta en todas las etapas.
