Yo, María Muratore, asesina, ladrona, sacrílega, bruja, engatusadora de hombres, que hasta había osado manchar el ilustre nombre del gran Conquistador, mezclándolo en una sucia historia de amoríos.
El río y sus tonalidades, su oleaje yendo y viniendo, trae la voz de María Muratore, la heroína que presenta en su novela Río de las congojas la escritora jujeña Libertad Demitrópulos. Los amores, desencuentros, historias de niñeces, destierros, viajes y marginalidades se conglomeran en las páginas de esta obra e invitan a revivir, no a dos sino a tres voces, los avatares de la época en la que Juan de Garay inicia sus expediciones para refundar Buenos Aires.
Las voces se alternan entre María, una criolla, huérfana, a quien su madre abandonó unas horas después de nacida; Blas, un mozalbete que emprende viaje siguiendo al Hombre del brazo fuerte, no sin caer ante la promesa de obtener un pedazo de tierra que le diera entidad, al igual que cientos de mestizos como él. Enamorado de María desde que la vio primera vez, intentará convencerla de contraer matrimonio con suma insistencia, a pesar de la negativa de esta. Isabel Descalzo será la mujer oficial de Blas, aunque él se casara con ella sin amarla y no sin hacérselo notar. La voz femenina de Isabel, por su parte, colabora en la conformación del personaje mítico de María Muratore, y trae luz sobre las mujeres fundadoras de nuestro país.
Demitrópulos rompe con la visión distorsionada de la Historia escrita por los hombres, dándole voz a las feminidades. Por un lado, están las voces de los cronistas coloniales en los pasajes en torno a lo histórico, pero que dialogan con las de las mujeres, e invita a repensar la construcción de la memoria latinoamericana.
“Yo me salvo porque manejo cualquier arma. Saben que soy un soldado más en cuanto asalto dan los indios y en cualquier emergencia. Me respetan por eso. Saben también que si no me caso es porque no me da la gana. No me puse en venta (…) Algún día sabrán que la María Muratore no es una mujer como tantas que conocieron en la calle del Pecado. Sabrán que es la mujer que han querido matar y no han podido. Y que la tendrán que respetar”. María habla de sí misma y hace imperar su personalidad, su decisión. Es una desafiante del orden de su época, que desarticula el modelo de familia, que no se reconoce mujer de nadie; embiste contra las imposibilidades siguiendo su deseo: estar en el campo de batalla.
Para Libertad Demitrópulos, escribir sobre viajes y mujeres que desafían al orden patriarcal, las costumbres religiosas, el sometimiento y la exclusión es una marca propia. Su obra fue injustamente poco difundida en su época, quizás porque cuestiona los poderes dominantes desde las voces de quienes siempre estuvieron al margen.
“En el espejo del agua ya estaba escrito mi destino. El barquichuelo rolaba en el río siguiendo la corriente y rolaban también los camalotes, como pensamientos tibios. El agua turbia y los camalotes: así veía yo el mundo que se presentaba para mí. Una negrura peligrosa revestida de flores”, dice María y la poesía de la escritora se refleja en cada pasaje del libro, manteniendo en vilo a quien lee sobre las peripecias de María en su búsqueda, los desencuentros y pesares de Blas, y la figura poderosa de Isabel. Invita a recrear la historia de nuestros orígenes, refundando la conciencia autóctona y resignificando los saberes sobre nuestra tierra; al tiempo que se nada en un río de imágenes, olores y texturas que arrasan.
Acerca de la autora
Libertad Demitrópulos nació en Ledesma, Jujuy, el 21 de agosto de 1922. Fue maestra, peronista, trabajó en el hogar-escuela Eva Perón y allí tuvo ocasión de conocer a Eva, lo que posteriormente la llevó a escribir una biografía sobre ella publicada en CEAL en 1984. Su primera novela fue Los comensales, publicada en 1967, La flor de hierro en 1978, Río de las congojas en 1981, Sabotaje en el álbum familiar en 1984 y Un piano en bahía desolación en 1994. En 1997 recibió el premio Boris Vian por Río de las congojas en ocasión de la reedición de esta novela y el jurado estuvo integrado por grandes escritores argentinos. Falleció en 1998 a causa de las varias afecciones cardíacas que sufría.
Río de las congojas fue incluida en 2015 en la Serie del Recienvenido, dirigida por Ricardo Piglia para la Editorial Fondo de Cultura Económica y nos invita al disfrute de la maestría y delicadeza de la obra de Libertad.