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Redes para una cuarentena sin violencia de género

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A casi dos meses de aislamiento social, las llamadas por casos de violencia de género continúan en aumento y las cifras son alarmantes. "¿Qué pasaría si se decretara la cuarentena por el virus femicida?", se preguntó la comunicadora Belén López Peiró.  En un escenario donde muchas mujeres conviven todo el día con sus agresores, la visibilización de la emergencia, las redes de contención y la intervención estatal son pilares fundamentales para elaborar nuevas estrategias. 


“En tiempos de pandemia, la violencia de género no entra en cuarentena. Las mujeres no sólo están encerradas en sus cuerpos, sino que también están encerradas en sus casas”, expresó la comunicadora feminista Belén López Peiró en una charla organizada por el Instituto de Investigación en Políticas Públicas y Gobierno (IIPPyG) de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN). 

La periodista forma parte del colectivo Ni una menos y es autora de la novela autobiográfica Por qué volvías cada verano. Con la narrativa que la caracteriza, al inicio del encuentro virtual describió sus "descubrimientos" durante la cuarentena: el cacareo de un gallo todos los días a las siete de la mañana, las ratas en la calle sin vergüenza, un palomar frente a su balcón y las cucarachas en la cocina. Sin dudas, en poco tiempo la naturaleza brotó entre tanto silencio y quietud. “Me puse a pensar qué otras cosas habían emergido por estos días y pasaban a estar sobre la superficie. Sin dudas, la violencia de género”, reflexionó.

Las mujeres y disidencias integran los grupos más vulnerados ante el aislamiento social, preventivo y obligatorio. Muchas de ellas quedaron encerradas en sus propia casas con sus agresores, espacio donde ocurre la mayor parte de las situaciones de violencia machista. La escritora la definió como aquella que se ejerce “hacia las mujeres solo por el hecho de ser mujeres”. Son las acciones que, “de manera directa o indirecta en el ámbito público o privado (aunque hoy focalicemos el privado), afectan la vida, la libertad, la identidad y la sexualidad de una persona”, refrescó.

Al respecto, Camila Guzmán, psicóloga con formación en violencia familiar y de género que trabaja en la asistencia de víctimas, aseguró a Feminacida que la primera violencia que suele aparecer en estos casos es la psicológica. “La violencia física deja marcas, pero la psicológica deja huellas emocionales muy profundas. Hay estudios que comprueban que el maltrato constante lleva a la mujer a un estado de estrés crónico que atenta contra su sistema inmunológico, o con depresión, ansiedad, y estrés post traumático. Por eso, quienes transitan esta situación sienten miedo constantemente, y eso tiende a paralizarlas. Es importante que sepan que esta violencia también se puede denunciar”.

Una pandemia dentro de otra pandemia

Al comienzo de la cuarentena, hubo un incremento de un 39 por ciento en las llamadas a la Línea 144, según indican fuentes del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad. Este servicio telefónico gratuito y nacional brinda orientación, asesoramiento y contención a mujeres en situación de violencia. Asimismo, se habilitaron canales por WhatsApp y una casilla de mail para atender las urgencias y no dejar a las víctimas en desprotección. La coyuntura lo exige: el Observatorio Ahora que sí nos ven contabilizó 49 femicidios en el país entre el 20 de marzo y el 10 de mayo. 

 

 

En la provincia de Buenos Aires, una mujer es asesinada cada dos días y medio, según el Observatorio de Políticas de Género de Quilmes Alerta. Sus directoras, Carolina Atencio y María Belén Marón, manifestaron que las estadísticas aumentaron aún más por el contexto actual. En comparación con el año pasado, advirtieron que en los meses de abril y mayo de este año la cifra se acrecentó. Por otro lado, señalaron que un 88,2 por ciento de los agresores son parejas, ex parejas o conocidos, dentro de un círculo íntimo. En este escenario, desde principios de año hasta hoy, 55 hijes se quedaron sin su madre.

 

En relación a los números, López Peiró fue contundente: "En el mundo hay un femicidio cada 10 minutos. En total, más de 16000 mujeres asesinadas en lo que va del 2020”. Partiendo de este hecho se preguntó: “¿Qué pasaría si se decretara cuarentena por el virus femicida? ¿Qué pasaría si se hablara de una pandemia dentro de esta pandemia? ¿Habría más recursos? ¿Se tomarían más medidas? ¿La justicia actuaría por primera vez más rápido?”.

La medida de aislamiento implementada a partir de la pandemia del Covid-19, necesaria para prevenir su transmisión, al mismo tiempo cercena el derecho de las mujeres y disidencias a salir a las calles a gritar a una sola voz. Por este motivo, el pasado 30 de marzo se convocó a un ruidazo para que de alguna manera se haga oír el reclamo. Desde terrazas, balcones y redes sociales se exigió al Estado medidas concretas ante la emergencia por violencia de género. Un mes y medio después, la demanda continúa vigente. 

Tejer redes de contención

La comunicadora feminista subrayó que el camino de la reparación de estas violencias suele ser colectivo, a través de la compañía de otra persona, otra entidad, pero muy pocas veces en soledad. Siguiendo esta línea, ¿cuáles son los desafíos que tenemos ahora y por delante? “Estructurales, creo que todos”, afirmó y agregó: “El gobierno y sus instituciones tienen la tarea de mejorar y garantizar mecanismos de atención y acompañamiento de las mujeres que denuncian, y la justicia ni hablar. No puede ser que tengamos miedo de padecer esa denuncia toda la vida”.

Ahora bien, ¿qué puede hacer cada une desde su lugar?  Guzmán explicó: “No es fácil ayudar una mujer en estos casos cuando es tu amiga, tu familiar, tu compañera, es decir, cuando es un vínculo cercano. ‘Ya no sé cómo hacer para que entienda que tiene que separarse’, es una expresión usual. Es entendible que suceda esto porque para la red de contención es desesperante. ‘Está ciega, lo perdona, le vuelve a creer’, se escucha a diario. La gran mayoría de las mujeres que tienen un vínculo con un violento se quedan solas, sin amigas, sin familiares. Esto sucede ya sea porque el agresor las aísla, les habla mal de sus amigxs, de sus familiares, o directamente porque les prohíbe verlxs. También puede suceder que ellas mismas se enojen con sus seres queridos cuando les hablan mal del agresor. Muchas veces esto pasa porque sus vínculos cercanos se cansan y sienten que no la van a poder sacar de ahí. Esto es un gran peligro, debido a que así la mujer solo queda inmersa en el discurso del agresor”.

Contar con alguien en estas situaciones es indispensable. Por su parte, López Peiró invitó a no mirar a un costado. “Si escuchamos, vemos, o percibimos que hay una mujer que necesita ayuda,  tenemos que involucrarnos. Buscar la forma y los medios de tejer una red de contención, de familiares, amigxs, vecinxs. Eso que a veces nos parece diminuto es fundamental”.

Poner el tema sobre la mesa, hablar con les hijes en casa, con estudiantes en colegios, universidades, con compañeres de trabajo es concientizar y es tarea de todes. También es necesario insistir con que la violencia no es únicamente el abuso físico, sino también los insultos, las amenazas, el control, la falta de pago de cuotas alimentarias y otras expresiones psicológicas, simbólicas y económicas que ocurren a diario.

Guzmán añadió que la clave principal es ayudar a la mujer a visibilizar las violencias sin caer en el error de enjuiciarla y atosigarla de información. Se trata de saber cómo abordarlas, qué palabras utilizar, y cuándo. “Durante las fases de acumulación de tensión y/o explosión del agresor es cuando ellas pueden tener más lucidez para visibilizar el maltrato. Las mujeres necesitan que su red de contención las ayude de una manera que sea asertiva, es un pilar fundamental para que ellas puedan salir de la situación”.

“Los cambios estructurales llevan tiempo. Mientras tanto, no podemos dejar que esto pase, mirar a un costado y seguir adelante como si nada. Entonces les digo a cada unx de ustedes, tejan redes, involúcrense desde su lugar”, concluyó en la misma línea López Peiró. 

Si vivís situaciones de violencia o conocés a alguien que esté en esa situación llamá al 144 o al 137.
Además, te podes contactar por mail (linea144@mingeneros.gob.ar), WhatsApp (11-2771-6463, 11-2775-9047, 11-2775-9048), o través de la aplicación de la línea 144. 

Foto: Florencia Chiarelli


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