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Qué piensan especialistas y docentes sobre el Plan de Alfabetización de Milei

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La política anunciada por el gobierno nacional apunta a resolver los problemas de lectura y escritura en las escuelas, subrayados con fatalismo por los medios de comunicación. A 140 años de la Ley 1420 sarmientina, piedra fundacional de la educación argentina, expertas opinan sobre las posibilidades y limitaciones del plan en un contexto de desfinanciamiento del sistema educativo.


El presidente Javier Milei y la ministra de Capital Humano Sandra Pettovello presentaron la semana pasada el Plan Nacional de Alfabetización. El anuncio fue en San Juan, ciudad donde nació el prócer educativo Domingo Faustino Sarmiento, días antes del aniversario 140 de la Ley 1420, piedra fundacional de la educación argentina. El programa se creó a través del decreto 579/2024 y ya había sido plasmado en la resolución Nº 471 del Consejo Federal de Educación (CFE) del 29 de mayo. En medio de un gran desplome del presupuesto educativo, el gobierno nacional logró un acuerdo con las carteras educativas provinciales que implicaría transferencia de recursos a las jurisdicciones para su ejecución. 

La iniciativa busca que todos los estudiantes argentinos puedan leer, comprender y producir textos acorde a su nivel educativo. Para esto, propone formar una red nacional de alfabetización, recursos para los equipos técnicos jurisdiccionales, fortalecer la formación inicial y continua de los docentes, robustecer las bibliotecas escolares y comunitarias, distribuir libros e implementar más dispositivos de evaluación, lo que incluirá un nuevo operativo en tercer grado. 

Ahora bien, ¿qué piensan las expertas en el campo? “El plan puede ser maravilloso siempre que las pibas y pibes no se duerman en la escuela porque la última ingesta fue el día anterior en la institución educativa”, opinó la defensora de Niños, Niñas y Adolescentes Marisa Graham en un panel organizado por el Departamento de Ciencias de la Educación de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Los datos de pobreza infantil son alarmantes. Según Unicef, alcanza el 70 por ciento. En ese marco, el gobierno de Milei recortó los fondos para comedores escolares y comunitarios.

Blanca Osuna, diputada nacional de Unión por la Patria por Entre Ríos, lo definió como un plan “flojo de papeles”. “El despojo de recursos presupuestarios que hoy padecen tanto las escuelas como las universidades públicas quita veracidad al anuncio y constituye una burla a la tradición sarmientina. Con el pobrísimo merchandising (una bolsa y lapicera con la estética del oficialismo) anulan lo destinado a libros y otros programas. Tampoco se explica cómo se capacitarán a lxs docentes”, amplió a Feminacida.

Paula Giraut es directora del Jardín “Sueños bajitos” en el Barrio Carlos Mugica, Retiro, CABA. Si bien celebra algunas de las ideas y la posibilidad de trabajar mancomunadamente a nivel federal, le genera preocupación que el plan provenga de la misma gestión que redujo el Ministerio de Educación Nacional a una Secretaría, eliminó el FONID, vació el sitio Educ.ar y dejó de distribuir 14 millones de libros cuya compra estaba prevista para este año. “No se la puede entender como una política pública que va a solucionar los problemas en torno a la alfabetización aislada de otras”, afirmó a este medio.

¿Problema o tragedia?

“Hacerse cargo de la catástrofe educativa requiere mucho coraje”, aseveró el primer mandatario en el anuncio. El gobierno parte del diagnóstico de que la mitad de los niños y niñas de primaria no alcanza “el nivel de lectocomprensión que se espera a su edad”. Sin embargo, Osuna comentó que las últimas pruebas Aprender 2023 mostraron mejoras en Lengua con respecto a años anteriores. 

En detalle, el informe indica que el 66,4 por ciento de los y las estudiantes de sexto grado se ubica en los niveles de desempeño satisfactorio y avanzado en Lengua. Dentro del 33,6 por ciento restante, poco más de 1 de cada 10 tiene un desempeño “por debajo del básico”. ¿Qué quiere decir esto? Según el escrito, pueden reconocer al cuento como género literario y diferenciarlo de otros, reponen el significado de palabras de uso poco frecuente, ayudados por el contexto lingüístico inmediato, y realizan inferencias muy simples cuando cuentan con abundante información de respaldo. “¿Con estos datos podemos afirmar tan livianamente que ‘no entienden lo que leen’?”, polemizó Flavia Terigi, rectora de la Universidad Nacional de Sarmiento y experta en trayectorias educativas.

En torno a la repetición de esa frase que resuena al día de hoy en redes y medios, Delia Lerner, profesora consulta en Filo, remarcó que el significado no está en el texto. Son los lectores los que lo elaboran al interactuar con lo escrito. En otras palabras, “comprender es ir reconstruyendo el significado de lo que se va leyendo y depende de los conocimientos previos. Entonces, la enseñanza de la lectura debería estar centrada en esa construcción de sentido, en hacer vivir en las aulas los propósitos que nos llevan a leer y a escribir”.

Mirta Castedo, profesora Emérita de la UNLP, también reparó en la operación discursiva y mediática que aborda el problema en términos de tragedia. “La alfabetización es un campo lleno de disputas. En la opinión pública siempre se reclaman soluciones rápidas y métodos a pruebas de errores, formaciones de docentes rápidas y eficaces, cuando se trata de un proceso complejo”, reflexionó.

Para Lilia Toranzos, especialista en evaluación, se corre el riesgo de pensar que con un operativo nuevo en tercer grado se resuelve el problema. “Este tipo de pruebas otorgan evidencia valiosa, pero no abarcan todos los aprendizajes. Lo deseable es que se complementen con otras que permitan ampliar la mirada sobre el corazón de la acción pedagógica: qué aprenden los alumnos”, explicó la docente e investigadora de la UNIPE a Feminacida.

En relación a la evaluación a los docentes, detalló que las experiencias internacionales que existen son variadas. Por lo general, se acompañan de una mirada sobre la carrera docente, asociada a una política de incentivos que suele depender de las jurisdicciones. “Nada de esto se menciona en el plan. Solo se enuncia como algo que debería ocurrir”, añadió.

Otro de los lugares comunes que permean en artículos periodísticos es que el problema de la alfabetización se explica por el apogeo de la “psicogénesis constructivista” por sobre la conciencia fonológica. Este último enfoque apunta a la enseñanza del deletreo a través de la repetición y corrección de los desvíos. Plantea que el análisis de las palabras en sonidos es previo al aprendizaje de la escritura. La otra perspectiva, en cambio, considera que es el aprendizaje de la escritura alfabética lo que obliga a analizar las palabras en los sonidos que las constituyen.

Según las especialistas, en las aulas conviven enfoques yuxtapuestos y las maestras se valen de distintas herramientas. En los planes de alfabetización inicial que presentaron las provincias, al menos 11 proponen evaluaciones de “fluidez lectora” —caballito de batalla de la CABA—, alineadas con la conciencia fonológica. Castedo hizo una alerta al respecto: “¿Por qué tanta importancia a la fluidez si el problema es la comprensión?”.

La opinión de lxs docentes

Un grupo de maestrxs de una escuela de Colegiales, CABA, aseguró que observan dificultades reales en la comprensión de textos en las aulas. Por este motivo, discuten permanentemente los métodos de enseñanza. “Pero lo que principalmente sentimos es que cuando este tipo de políticas de Estado se llevan adelante no contemplan a los docentes como centro y artífices de las mismas. El material que puedan producir y distribuir en las escuelas tiene que tener, necesariamente, la mirada de los que luego tendremos que utilizarlo en el aula”, dijeron. 

Giraut señaló otros aspectos centrales que son nombrados débilmente en el plan: “La alfabetización tiene mucho que ver con leer, escribir y comprender un texto, pero también con la comprensión del contexto y la posibilidad de acceder a bienes culturales materiales y simbólicos. Los niños que no tienen acceso a la cultura escrita quedan muy desfavorecidos en relación a los que tienen bibliotecas en sus casas. Al interior del jardín también lo notamos”. Efectivamente, la resolución del CFE indica que la pérdida de los aprendizajes impacta mayoritariamente en los sectores más vulnerables. 

Si de democratizar se trata, la directora de Sueños bajitos precisó que un plan de alfabetización integral no puede escindirse de una democratización del acceso a la conectividad y dispositivos tecnológicos, poco presentes en la resolución: “Cuando Sarmiento encaró la alfabetización de la población, la tecnología de punta era el libro. Hoy son las digitales”.


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