La astrónoma Kate Dibiasky (Jennifer Lawrence) descubre un nuevo cometa cuya trayectoria tiene altísimas probabilidades de impactar contra la Tierra en meses. Junto con su profesor, el Doctor Randall Mindy (Leonardo Di Caprio) buscarán que esta información sea tomada en serio por políticxs y medios de comunicación aunque sin mucho éxito. Don't look up (o No mires arriba), la nueva apuesta de Netflix, muestra un escenario en el que ni siquiera la destrucción inminente del planeta es motivo suficiente para que las instituciones políticas y sociales actúen con responsabilidad.
Si bien el fin del mundo ya había sido parodiado en otras ocasiones, sobre todo las producciones de invasiones extraterrestres y apocalipsis zombies, en un contexto de pandemia mundial y emergencia climática este tipo de obras dejan al final de cuentas tantas risas como interrogantes. Este estreno de Netflix no es inocente y sirve como puntapié para pensar puertas adentro en nuestras sociedades: ¿cuáles son aquellas causas que científicxs y especialistas repiten día tras día, año tras año, pero ante las cuales la sociedad decide esconder la cabeza y no mirar hacia arriba?
Si bien hay problemáticas más obvias como la pandemia o el cambio climático, negados por lo general con argumentos conspiranoicos, existen algunas más pequeñas y accesibles que también son candidatas a ser ignoradas más o menos voluntariamente, como por ejemplo la gestión de los residuos, la producción y descarte de alimentos, la moda rápida: temas que hace tiempo nos vienen mostrando sus claras consecuencias socio-ambientales, pero que cuesta instalar aun en la conciencia social.
¿Quién tiene voz?
Jennifer Lawrence recrea a Kate Dibiasky, una científica ruda que no logra ser escuchada a pesar de haber sido ella misma quien hace el descubrimiento y vaticina el futuro desastre. Mientras que el Dr. Mindy, Di Caprio, notablemente inseguro y frágil, es quien acapara la visibilidad mediática en cuanto los medios deciden darle entidad a la noticia. Durante la película, así como se pone sobre la mesa el negacionismo obsceno, también se busca evidenciar el proceso en el cuál se silencia deliberadamente la voz de la científica que hizo el descubrimiento. Cualquier similitud con la realidad…
En cuanto a Di Caprio, es posible que su selección como actor protagonista no sea azarosa ya que en los últimos años su compromiso en torno al cambio climático alcanzó gran notoriedad. El discurso de su último Oscar, y su participación en diferentes documentales que abordan la temática, además de su presencia en las conferencias de Naciones Unidas en torno a la Lucha contra el Cambio Climático, dan cuenta de la cercanía con la cuestión ambiental y lo posicionan como candidato para dar vida al Dr. Mindy.
Pero, volviendo a la realidad, a pesar de la visibilidad que aporta a la causa el actor de hollywoodense: ¿no nos hierve la sangre de ver al mundo escuchando a Leo Di Caprio como la voz autorizada a divulgar la crisis ambiental? Hombre blanco, estadounidense, heterosexual. La mismísima Greta Thunberg “decepciona” a lxs periodistas pidiendo que consulten activistas latinoamericanxs u orientales, por ejemplo, cuando buscan entrevistarla en las cumbres climáticas, entre millones de jóvenes activistas de distintas partes del mundo. ¿Quiénes son, entonces, las voces autorizadas para opinar sobre las cuestión ambiental? ¿Qué repercusión tienen los testimonios de quienes habitan las tierras más perjudicadas, sea por la minería, el agronegocio y la deforestación, o las “catástrofes” devenidas de estas prácticas?
“No mires arriba”, la consigna que repite en la película el sector que niega lo evidente, podría reemplazarse por cualquier frase de las personas antivacunas, o por el famoso oxímoron “minería sustentable”. Justamente, en el foco de la película se revela la intención de evidenciar cómo los argumentos negacionistas de la realidad pueden ser desproporcionadamente poderosos, tanto como para negar los hechos — incluso frente a las pruebas—, y aún salir victoriosos de todo este caos.