Por María Lis Rambur
¿Cuántas violencias pueden soportar nuestros cuerpos? ¿Cuánta más intersección debe pesar sobre las niñas y adolescentes marginalizadas? ¿Cuándo tendrán lugar en nuestras vidas el deseo y la elección libre, de ser madre o de no serlo?
Niña mamá es un documental filmado enteramente en los Servicios de Obstetricia de hospitales públicos del conurbano bonaerense. En la intimidad de los consultorios y quirófanos, su directora, Andrea Testa retrata con crudeza la realidad que transitan muchas niñas y adolescentes en situación de pobreza de nuestro país que deciden interrumpir sus embarazos, son internadas por complicaciones por abortos clandestinos o que, por acción u omisión, son obligadas a parir.
El documental -que se puede alquilar en la plataforma VIMEO-, pone en el centro de la escena la subjetividad adolescente: potencia sus propias voces y evidencia las tensiones que generan las maternidades forzadas y atravesadas por desigualdades de clase.
El miedo, la soledad, el desconocimiento y la culpa se presentan como recurrentes en las historias.
El miedo del dedo acusador del qué dirán. Qué dirán en el barrio, en la escuela, en sus casas y en el hospital. El miedo a morir por un aborto, porque “muchas ya no lo pueden contar”, y el miedo a abortar en el hospital por el maltrato o la falta de empatía que tienen muchxs profesionales de la salud. Es, en definitiva, el miedo a una sociedad que penaliza el poder de decidir sobre nuestros cuerpos.
La soledad que deja el sistema de salud cuando no informa, no acompaña y juzga decisiones y elecciones. La soledad de no contar con adultos que cuiden, y la que deja la ausencia de los compañeros que determinan, sin embargo, muchas veces qué hacer frente a un embarazo no deseado.
El desconocimiento de sus propios derechos, y el mito de la culpa que lo acompaña. Siempre la culpa por el “error cometido”, por el disfrute sexual. Como correlato, prima la asociación directa del goce sexual a la reproducción, “la obligación de hacerse cargo del error”, y la naturalización de que lxs hijxs “vienen” sin una elección de por medio, sin poder impedirlo o elegirlo.
Entre gritos, llantos y miradas resignadas, Testa logra plasmar cómo se conectan factores de desigualdad diversos, que interactúan con el género dando forma a las experiencias de vida de estas pequeñas mujeres signadas por futuros inciertos y poco esperanzadores.
Vulneraciones y carencias que se suman una tras otras dando forma a sus identidades: ausencia de adultxs referentes que acompañen, situaciones de violencia de género e institucional, problemáticas graves de adicciones, desconocimiento de cuidados y métodos anticonceptivos, imposibilidad de acceder a servicios de salud y educación de calidad, la ausencia de vivienda y medios económicos para una vida digna.
La simpleza del discurso cinematográfico con la cámara inmóvil sobre sus rostros en blanco y negro, fotografían una realidad que no necesita aditamentos para que el espectador se vea involucradx con las sensaciones que despiertan las historias de estas “niñas madres”. Cada rostro retrata una historia, y cada historia un manojo de injusticias.
En Argentina, 3 mil niñas y adolescentes tienen un hijx por año. Siete de cada 10 son embarazos no deseados entre las adolescentes de 15 a 19 años; y ocho de cada 10 embarazos en niñas menores de 15 años no lo son.
Como consecuencia se realizan por año entre 370 mil y 520 mil abortos en forma clandestina en nuestro país. Las pobres abortan. Las ricas también. Aunque es sabido que un aborto en condiciones idóneas de higiene y acompañado por profesionales es un privilegio que no todas pueden pagar. Mientras tanto, las pobres son obligadas a parir o mueren, desangradas y por infecciones en clínicas clandestinas. Los datos generan incomodidad, la misma incomodidad que se percibe al escuchar los relatos que presenta Testa en este documental.
Quizás el desafío sea transformar esa sensación de incomodidad en una disputa de sentido que permita avanzar en la garantía de derechos para las mujeres y lxs cuerpxs gestantes.
– Esta nota fue producida en el marco del Taller de Periodismo Feminista de Feminacida –