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Las vejeces trans y el tiempo de los deseos

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En marzo de este año, en el local que está en la planta baja del Archivo de la Memoria Trans (AMT), comenzó a funcionar el Centro de Bienestar y Acceso a Derechos para Adultas Mayores Trans que se encuentran en situación de vulnerabilidad. Es la primera experiencia en el país que propone proteger esas vejeces a través del desarrollo de actividades culturales, atención integral de salud, fortalecimiento económico y acceso a derechos.

“Nuestra idea es centralizar en la población que trabaja en el Archivo que son las que pasaron por todas las situaciones, las que militaron y consiguieron los derechos y que, hoy en día, son las olvidadas”, relata a Feminacida María Belén Correa, activista y fundadora del espacio. 

Como en el living de casa 

En el barrio de Belgrano y frente a un colegio católico de clase media alta, un local pequeño a la calle pasa inadvertido. Es abril de 2024, pero las maniobras para camuflarse son similares a las que las travas usaban durante la última dictadura cívico-militar. “Si querés sobrevivir, tenés que aprender a pasar desapercibida. Es parte de las estrategias de las personas que lo pasamos”, confirma María Belén y asegura: “Alguien de 30 años que nunca pasó por eso, no se imagina este contexto. Pero para las que tenemos más de 50, ya estamos entrenadas, ya sabemos cuáles son los métodos”.

En el living del Archivo de la Memoria Trans se reúnen mensualmente un grupo de entre 30 y 50 mujeres trans mayores. O sobrevivientes, como les dicen ellas a las que lograron cumplir más de 50 años. “Yo siempre pongo los números en la torta porque para nosotras es un logro”, cuenta Betty, encargada del espacio de la planta baja y agrega que llegar a viejas no está en el horizonte, no es algo que se imaginen. “Para nosotras, cumplir años, al revés que para ustedes (personas cis), es una victoria”, compara la mujer trans a la que el secundario le tocó la puerta a los 41 años. 

Las personas de la comunidad travesti y trans de Argentina tienen una expectativa de vida de 35 a 40 años. Si bien la sanción de la Ley N° 26.743 de Identidad de Género trajo cambios significativos en la calidad de vida y marcó “la democracia” de la comunidad. Actualmente, no existen leyes de reparación o protección para las “históricas” que se encuentran en situaciones de extrema vulnerabilidad, sin acceso a un trabajo formal, sin jubilación y sin un hogar. De acuerdo a los datos recuperados por el Archivo, se estima que en la actualidad hay sólo 100 personas trans que sobrepasan los 65 años, en Argentina. 

Para llegar al living, primero hay que atravesar las estanterías y el mostrador de la librería. Ahí se pueden adquirir los libros producidos por el Archivo como Si te viera tu madre, sobre la vida de Claudia Pía Baudracco, íntima amiga de María Belén y co-fundadora del espacio y Nuestros Códigos, una compilación de fotos privadas y frases célebres de sabiduría, secretos y artilugios con los que construyeron su mundo propio. También se encuentran ejemplares de libros traídos de diferentes partes del mundo como Alemania, España e Italia. Todos los materiales son sobre temáticas que atraviesan de alguna u otra manera a la comunidad y que dejan registro de sus experiencias en el mundo. 

Un camino de tulipas redondas de luz cálida conducen hacia la sala de estar. Dos sillones de dos y tres cuerpos se enfrentan, atravesados por una mesa ratona. Allí se apoya el agua y el café con el que reciben a todas las personas que las visitan. Todas las paredes llevan la marca de su trabajo de preservación de memoria. 

“Se fue armando como se arma una casa. Quién tiene un sillón, quién tiene una heladera, quién tiene tal mueble”, explica la fundadora del AMT mientras describe las fotografías que visten las paredes y que ganaron competiciones en el Malba como la línea “Retratos de Carnavales” o el trío de “Novias” presentado por Federico Klemm. En una de las esquinas, un maniquí lleva el vestido de lentejuelas turquesas que donó Lizzy Tagliani y del techo cuelgan algunas boas de plumas que combinan con el tono. 


Una habitación para pensar la vejez

La necesidad surgió desde las mismas mujeres trans que trabajan o participan del Archivo y que llevan sus fotos, videos y cartas para sumar al acervo de conservación. “El espacio es para eso: cuidarnos y conversar. Si a alguna le falta algo, si necesita cargar la SUBE o algún medicamento”, relata Betty. De alguna manera, se proponen devolver algo del aporte que hacen todas ellas compartiendo su pasado y sus recuerdos, proponiéndoles otro presente posible para su vejez. 

El encuentro general es mensual. Ahí se reúnen, conversan, discuten y se presenta la propuesta de actividad semanal que puede ser desde una clase de yoga o talleres de escritura, fanzine o de serigrafía a una capacitación en finanzas. Todas las posibilidades que se abren son con personas que se acercan al local para colaborar brindando lo que saben hacer. Además, también tienen actividades culturales como ciclos de cine debate o lectura de poesía. 

Por fuera del esparcimiento, buscan tener un registro real de la situación material de cada una de las compañeras. “Estamos articulando con un banco de medicamentos para poder tener un listado de cuáles son las patologías y qué remedios se necesitan para estar prevenidas y provistas de eso con todos los recortes que hay en salud”, explicita María Belén, también fundadora de la Red LacTrans.

El contacto con las adultas mayores es directo: varias fueron quienes donaron material cuando el Archivo era solo un proyecto y luego formalizaron esa misma red que siempre tuvieron las mujeres trans de allí. “Las vejeces, hoy, están en una situación de abandono total. No cuentan con fuentes formales de ingreso, mucho menos con una jubilación, lo que hace que algunas -todavía- tengan que ejercer el trabajo sexual para mantenerse”, comenta.

Frente a la pregunta sobre cuál es la principal función del espacio, la respuesta es unívoca: acompañamiento y escucha. “Ellas quieren juntarse a hablar con amigas que pasaron por lo mismo y que se entienden. No es lo mismo que vayan a un lugar donde hay gente joven y tienen que estar explicándoles un montón de cosas que no tienen ganas”, resume la activista. 

Todo está guardado en la memoria

La asociación civil fue fundada en 2012. Tiene el propósito de proteger, construir y reivindicar la memoria trans. En su equipo intervienen artistas, activistas, archivistas, periodistas, historiadores, curadores de arte, editores, conservadores, investigadores y docentes. Cuenta con un material que comienza desde principios del siglo XX hasta finales de la década de los 90’. Su colección incluye memorias fotográficas, fílmicas, sonoras, periodísticas y diversas piezas como documentos de identidad, pasaportes, cartas, notas, legajos policiales, artículos de revistas y diarios personales. 

Luchan por la ampliación de derechos a través del impulso de leyes como la reparación histórica para personas trans mayores de 50 años víctimas de la última dictadura cívico-militar argentina.

El Centro para Adultas Mayores tiene, también, ese espíritu. Recuperar y promover el deseo de las sobrevivientes, habilitar un espacio donde puedan explorar actividades que quizás nunca pensaron posibles. A la vez de intentar garantizar el acceso a la salud, de prevenir y mitigar situaciones de vulnerabilidad. “Esto no debería tener que existir en Argentina, en el 2024”, denuncia Betty. Pero desde el triunfo de Javier Milei, en noviembre de 2023, la comunidad sabe que todo lo conseguido está en riesgo y que las redes de contención son más importantes que nunca. 

“Ya pasamos por todo esto. Nosotras vivimos resistiendo, nos tiran el castillo y volvemos a recrearnos y reconstruirnos. Ponemos de nuevo ladrillo sobre ladrillo. Es así, somos sobrevivientes”, concluye la responsable de la librería del AMT.


Para sostener el Centro, el Archivo impulsó un sistema de madrinazgo. Quienes quieran aportar pueden hacerlo a través de la elección de una categoría: Sobrina, Tía, Madre, Abuela. Con aportes que van desde los dos mil a los ocho mil pesos mensuales, el Archivo de la Memoria Trans logra comprar lo necesario para sostener al grupo de adultas mayores y les donantes acceden a beneficios, descuentos y la posibilidad de visitar el espacio. Además, quienes quieran acercar alguna propuesta sobre talleres, oficios o clases artísticas pueden hacerlo escribiendo a archivotrans@gmail.com.


Esta nota forma parte del dossier "Cuidadoras: el trabajo que mueve al mundo".
Hacé click acá para verlo completo.


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