“Mi madre opinaba que la letra con sangre entra”
Una vida hostil y minusválida en una familia de clase media de La Plata, Buenos Aires, en los años 40. Deformidad, locura y desamor escrito como escupidera -sin puntos, ni comas- y con una inocencia, ternura y brutalidad admirable. Lo que incomoda y perturba narrado en primera persona, en la voz de Yuna, una muchacha con dislalia y un gran dolor por la sintaxis.
Un padre que huye, una madre, una hermana y una prima. Una familia disfuncional: cuerpos con discapacidad, disfuncionales, deformes.
Yuna pinta y narra lo que la rodea y en ese trazado vamos conociendo su linaje femenino, profundamente dañado y con vínculos descarnados. A medida que escribe, acompañada siempre de su diccionario, Yuna transforma y se transforma, convirtiendo el estigma de su minusvalía en arte, fortaleza y liberación. Yuna pinta su mundo interno y externo; su lienzo es su propio cuerpo y los pedacitos de cartón que la acompañan a donde vaya.
Esta novela narra en clave disruptiva las miserias de una familia que podría ser cualquier otra familia, partiendo de cuerpos por fuera de lo normativizado y vertiendo situaciones de embarazos no deseados, de abortos, de prostitución, de asesinatos y de sexualidad.
¿Qué es lo normal y lo anormal? ¿Quién lo define? ¿Cuáles son los límites de la minusvalía? ¿Dónde está la frontera entre lo que se piensa, se dice, se escribe y se pinta? ¿Dónde está el límite entre lo que se vive y se narra?
Este libro, cargado de humor negro y una sinceridad brutal, es también –de alguna manera- una autobiografía: “Las primas soy yo –dice Venturini–. Soy una minusválida manual, para lo único que sirvo yo es para escribir, no sé pelar una papa, no sé barrer, manualmente soy una inútil”.
“¿Qué piensa usted que va a pasar cuando la lean? le preguntaron a Venturini.
“Y… yo creo que se van a caer de culo”, sentenció.
Acerca de la autora
Aurora Venturini es argentina, nació en 1922 en una familia de origen siciliano. Su padre Radical la repudió por peronista. Ella, amiga íntima de Evita, se exilió en París para salvar su vida. Estudió Psicología y se codeó con Sartre y Simone de Beauvoir, mientras escribía sus más de 30 libros y los publicaba en editoriales independientes, porque, así decía: “No me gusta pedir, y mucho menos que me digan que no”. Aurora confiesa que escribe ocho horas por día. Esta novela la escribe en dos meses, en su casa de La Plata, a sus 85 años y por primera vez, a máquina. En 2007 gana con Las primas el Premio Nueva Novela de Página/12 (Argentina), utilizando como seudónimo el nombre Beatriz Portinari. En 2010 gana en España el premio “Otras voces, otros ámbitos”.
Para conocer más sobre la autora (quien podría ser, sin dudas, un personaje salido de sus propias novelas) pueden leer la crónica que realiza sobre ella Leila Guerriero “Quién le teme a Aurora Venturni” y ver el documental de Agustina Massa y Fernando Krapp, en CinemArgentino “Beatriz Portinari”.
Este artículo fue producido en el marco del Taller de Periodismo Feminista de Feminacida