La selección argentina de futsal masculino le ganó a Brasil la semifinal del mundo. Desde las redes de TyCsports lo celebraron con una foto de un jugador brasilero lamentándose en el banco e indicaron: "Después de la aplicación de la dosis, recomendamos que se queden sentados de diez a quince minutos en el centro de vacunación por cualquier tipo de inconveniente". Ayer Malena Pichot tuiteó sobre el significado de un caño en el fútbol 5 masculino y se pudrió la momia. ¿Qué tienen en común estos dos sucesos? ¿Es acaso la publicación del canal deportivo una contestación divina a los haters de Pichot? ¿Son las mismas las lógicas que se construyen en todo el fútbol? ¿Cuánto cuesta meter un caño?
“Ayer me enteré del entramado de códigos sociales que desencadena entre los varones hacerle un caño a otro en el fútbol 5 y sigo en shock”, tuiteó Malena Pichot y enseguida se armo la rosca. Parte de quienes la siguen se sorprendieron de que no lo supiera. Se ve que entre esas personas habría alguna a la pesca de las palabras filosas de la Pichot, porque al toque diferentes portales se subieron a la indignación. Uno de ellos tituló: “Malena Pichot la dejó picando: ¿Tirar un caño en el fútbol 5 es machista?”.
En lugar de pensar las ideas como disparadores para problematizar los rincones sociales en los que aún no se garantizan los derechos de todas las personas — si es que en algún rincón eso ya sucede — se han ofendido tremendamente por algo que entendieron como quisieron, o ni entendieron. Una reacción habitual cuando se problematizan los privilegios. ¿Privilegios? ¿Cuáles?
En fin, se instala el tema. ¿Cuáles son las consecuencias de tirar un caño? ¿Es lo mismo para todes tirar un caño? ¿Se puede determinar qué carajo significa tirar un caño sin haber consumido fútbol masculino? No presté nunca atención a las anécdotas de fútbol de mis amigos, dice la Pichot en joda, pero es cierto. ¿Cómo es posible saber los códigos del fútbol entre hombres cis si no se los vió reaccionar cuando les hacen un caño?
Lo que Malena Pichot pone sobre la mesa es que el fútbol que se está configurando hace ya varios años se juega con otras reglas. “Yo cuando me hacen un caño me río un poco y sigo”, responde la comediante en su programa ante la pregunta de si alguna vez recibió uno.
El picadito entre amigas es algo que así como ella, muchas jóvenes empezaron a organizar y hace mucho tiempo comenzó a expandirse. Mujeres que no tuvieron en su infancia o adolescencia un espacio en donde entrenar, o que no pueden, por trabajo o lo que fuera, entrenar periódicamente, se organizan con amigas para jugar al fútbol. O mujeres que no tuvieron jamás contacto con el deporte y lo descubrieron ahora, ahora que se puede, ahora que ya no pertenece solo a un sector de la sociedad, o al menos no por completo. Y están también las disidencias, porque este es un estilo de fútbol en donde no sólo los caños no valen piñas, sino que además es inclusivo — tiene sus resistencias, como todo, pero definitivamente es menos hostil que el fútbol en el que no se encuentran más que hombres cis.
En las canchas de fútbol 5 ya no se ven sólo tipos en cuero tomando birra y escupiendo el caucho. Hace un tiempo los turnos empezaron a ser reservados por amigas, amigas de amigas, conocidas, jugadoras de otro equipo con el cual se coincidió en algún turno. Así se empieza a armar la cosa. Este juego inevitablemente establece reglas y códigos nuevos, no porque las mujeres sean mejores, sino porque se gesta de otra manera y tiene otra historia. ¿Qué historia? Una en la que no predominan los valores de las masculinidades hegemónicas.
El fútbol como cualquier deporte o disciplina es escenario en el cual se exhiben algunas de las características que rigen a la sociedad. El hombre macho aparece mucho en ese cuento, le pese a quien le pese. Los ejemplos abundan. El caño es una metáfora, cómo lo es la vacunación a la que refiere la publicación de TyCSports. La pregunta será si es pertinente problematizar o se puede, una vez mas, patearla a la tribuna.
Lo que se celebra como redes feministas no son sólo redes, también son venas que llevan a todas partes los signos puestos en juego, en circulación, los nuevos y los viejos. La pregunta de Malena Pichot deja en evidencia que los sentidos están tensados, frágiles, mutantes. Tal vez los dueños de la pelota deberían empezar a preocuparse de que no les ganen la espalda, les pellizquen el fútbol y les ganen el partido.