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El hostigamiento de Javier Milei a Lali Espósito, una jugada de la derecha para distraer y aleccionar

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Después de ser agraviada y violentada por Javier Milei, Lali Espósito le respondió al presidente de la Nación. "La demonización de una industria y de las personas que la conforman no es el camino. La asimetría de poder entre usted y los que ataca por pensar distinto, y la información falsa vuelve a su discurso injusto y violento", contestó la cantante en medio de un hostigamiento que también se dio por redes sociales y que no tardó en ser repudiado por diversos artistas de la escena musical nacional e internacional.

Ya durante el fin de semana largo, durante su presentación en el histórico festival Cosquín Rock, la artista intervino una de sus canciones, consecuencia la persecución que venía sufriendo por distintos shows realizados en municipios y provincias a lo largo de su carrera: "Que si fumo, que si vivo, que si digo, que si bebo, que si vivo del estado".

Cuando el presidente declaró que "ella empezó" el enfrentamiento, las redes le dejaron en claro que sí, que fue ella quien hace más de 10 años empezó a abrir camino en el pop en la Argentina. Ahora bien, ¿no llama la atención que un mandatario dirija sus críticas a una artista y la responsabilice de la crisis económica del país como sucedió en la entrevista que Milei dio en LN+? ¿De dónde surge este ensañamiento y a qué intereses responde? ¿Será que es más fácil decir "Lali Depósito" y pretender que nos olvidemos del ajuste, recorte y licuación de salarios que está haciendo su gobierno?



Este tipo de hostigamiento, hoy contra la reina argenta del pop, no es nuevo ni original. Pareciera haber una tendencia de ciertos mandatarios de derecha de apuntar públicamente hacia figuras del espectáculo que tienen un apoyo popular, masivo y que es transversal a las ideologías político-partidarias. ¿O hace falta aclarar que los 12 millones de seguidores que Lali tiene en sus redes no son peronistas?

Mientras tanto, la inflación escaló un 51% en dos meses de gobierno, la clase media cambia ahorros para poder llegar a fin de mes y las coordinadoras de comedores y merenderos hacen malabares para garantizar el plato de comida diario, a pesar de que la ejecución del Ministerio de Capital Humano en enero fue del 0%. El bolsillo no da más y se ya se avizoran fuertes aumentos de transporte y servicios esenciales. ¿Y los salarios? Congelados, tiesos.

¿Por qué el ensañamiento con Lali si en el mismo festival Dillom reversionó una canción y apuntó contra el ministro de Economía? Si bien hubo una denuncia penal, el presidente no hizo ninguna referencia a él ni en sus redes ni en sus últimas apariciones públicas. La respuesta no sorprenderá.

El mensaje que se cuela es uno que las feministas ya conocemos muy bien: "Mirá lo que te pasa si decís lo que pensás". El hostigamiento y la represalia por hablar es la misma que tuvo Thelma Fardín cuando denunció a Juan Darthes por abuso sexual, o la que sufría la ex legisladora porteña Ofelia Fernández en reiteradas oportunidades cuando se manifestaba públicamente. Un disciplinamiento que opera de igual manera en todos los casos.

Algo similar sucedió en Estados Unidos durante las elecciones presidenciales de 2020 donde Donald Trump se enfrentó con Joe Biden. La cantante Taylor Swift se posicionó a favor del actual mandatario y eso no fue gratuito.

No es Lali ni Taylor, sino el mensaje aleccionador. Que Milei elija a una de las cantantes más populares como enemiga solo confirma lo que ya sabemos hace rato: a estos funcionarios que pretenden rifar el futuro de la Patria nunca nadie los va a querer como este pueblo quiere a Lali. Sin embargo, hay algo de esta lectura que Javier Milei debería ver: Trump no logró “cargarse” a Taylor Swift, ni la puja económica de Estados Unidos le sirvió para ser reelecto aquella vez. Quizás debería dejar Twiter y ponerse a gestionar.


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