Fueron actrices, periodistas y docentes. Fueron madres, tías y abuelas. Fueron amas de casa, desocupadas y trabajadoras. Fueron miles las que se movilizaron por el aborto legal en Dublin.
Irlanda, luego de masivas movilizaciones, con el voto positivo del 66% de la población, aprobó por una mayoría aplastante la legalización del aborto. La consigna de la campaña era “Revoque the 8th”, en alusión a la Octava Enmienda de la Constitución de la República de Irlanda, que equiparaba la vida de una mujer con la de un feto y prohibía así el aborto de forma legal, inclusive en casos de riesgo para la madre, violaciones y condiciones mentales. La participación ciudadana fue masiva, sólo el 33% votó en contra. Se habían hecho 21 plebiscitos desde 1996 y finalmente se dio la aprobación.
En un país que pelea por dejar atrás viejos prejuicios, con una fuertísima presencia clerical y un conservadurismo duro, el voto afirmativo permitirá legislar para regular la interrupción voluntaria del embarazo. El proyecto contempla la interrupción hasta las 12 semanas de gestación. Después, hasta las 24 semanas, las mujeres embarazadas podrían abortar si su vida o su salud estuvieran en riesgo, con la aprobación de dos médicos, y si el feto no pudiera sobrevivir fuera del cuerpo de la madre.
En Irlanda, cerca de 4000 mujeres viajan al extranjero para abortar y más de 3000 se arriesgan al aborto clandestino con penas de cárcel. Finalmente, en Irlanda, las mujeres podrán decidir sobre sus cuerpos.
Foto: Infonwes
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