El Día Internacional de la Doula se celebra cada 30 de mayo con el objetivo de reconocer este oficio que muchas mujeres diariamente llevan a cabo en pos de un parto respetado y aún así resulta banalizado o invisibilizado. Desde Cíclicas, escuela de Salud Sexual y Ecología Corporal, entienden que es necesaria la construcción de saberes que integren la formación académica, el trabajo de campo, los saberes tradicionales y comunitarios, como parte de un nuevo paradigma en la atención a la salud sexual (no) reproductiva de las personas. Es por eso que lanzaron Indómitas, la nueva formación de doulas en 2022 con abordaje en Salud Sexual Integral y desde una mirada feminista.
Esta nueva propuesta de aprendizaje comienza la segunda semana de julio y tiene una duración de seis meses. Podrá realizarse de forma virtual o semipresencial. En ella se aspira a formar doulas que sepan acompañar la salud menstrual, la fertilidad consciente, las gestaciones, los partos, los puerperios, las lactancias y/o las interrupciones del embarazo, siempre desde una perspectiva de derechos.
Sus coordinadoras son Cecilia Valentini, licenciada en Ciencias de la Comunicación Audiovisual y educadora menstrual, y Ornella Befaro, licenciada en Trabajo Social, puericultora y profesora de Yoga. Ambas doulas feministas y con recorridos en organizaciones por los derechos sexuales y reproductivos. A su vez, un equipo interdisciplinario de docentes acompaña cada módulo: parteras/o, médicas, abogadas, terapeutas corporales y/o profesionales de la salud sexual integran tanto la parte teórica como práctica.
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La formación está dirigida a todes quienes quieran transitar el camino de ser doulas, ya sean profesionales de la salud o de cualquier disciplina que trabaje con mujeres, personas gestantes y sus derechos. Muchas personas se preguntan si hay que ser madre para ocupar este rol. Sin embargo, desde Cíclicas sostienen que no es necesario ya que sienten la necesidad de apostar a un aprendizaje que resignifique el rol de las doulas como agentes en la promoción de derechos en salud sexual (no) reproductiva.
Los módulos que integran el programa son: Salud menstrual y fertilidad consiente; Soberanía corporal en la gestación; Parir, alumbrar, nacer; Puerperio y lactancia; Interrupciones voluntarias e involuntarias del embarazo, duelo perinatal y gestacional. Todas las personas inscriptas contarán con acceso a un aula virtual con material audiovisual y de texto, para profundizar en el estudio de cada uno de los temas. El campus también cuenta con un espacio para dudas y consultas, puesta en común y comunicación en relación al contenido de las clases y horarios de cursada.
Además, las formadoras aseguran: “Consideramos fundamental que quienes acompañamos podamos dar cuenta de nuestra propia historia sexual, nuestros nacimientos, ciclos menstruales, gestaciones y duelos. Y de cómo esos procesos se vivencian entramando lo subjetivo con lo colectivo, para trabajar en la construcción de un rol comprometido con su tiempo y su historia”.
¿Qué es una doula?
Mucho se dice acerca de este oficio, pero poco se sabe en realidad. Entonces, ¿qué es una doula? Si bien solemos escuchar que estas personas son quienes se encargan de la contención emocional y el bienestar físico de las personas gestantes, el trabajo no se limita solo a eso. Las doulas acompañan momentos, decisiones y espacios antes, durante y después del parto. Su rol principal es velar por los derechos a un parto respetado y evitar que la violencia obstétrica alcance a los cuerpos gestantes.
“Es en este oficio artesanal y camaleónico que, en muchas oportunidades, nos encontramos abrazando, escuchando, sosteniendo, con una mirada o con un silencio, llenando una bañera de parto y manteniendo el agua tibia durante horas, ayudando a ordenar y lavar platos, preparando infusiones para la recuperación del útero, haciendo masajes, sosteniendo a otre hije, alquimizando placentas, brindando información sobre sus derechos y hasta construyendo estrategias para que esos derechos puedan ser garantizados”, explicaron a través de las redes sociales de Somos Cíclicas.
Y concluyeron: “En estos tiempos tiempos, donde la violencia gineco-obstétrica, el abandono y la desatención a la salud de las mujeres y personas gestantes es moneda corriente, deseamos más que nunca revalorizar y defender nuestro oficio como un factor de protección y cuidado y como una práctica que promueve la educación sexual integral, los derechos y autonomía de las personas sobre sus cuerpos y sexualidades”.