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"Diálogos desobedientes": Hablemos de violencia vicaria

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Diálogos Desobedientes es el newsletter de la Mónica Macha en Feminacida. Cada mes, la diputada conversa con diferentes especialistas y referentes de las luchas feministas. El newsletter es abierto y podes recibirlo simplemente dejando tu nombre y tu mail acá: https://bit.ly/3FU9dU8.


En este diálogo desobediente vamos a conversar sobre la violencia vicaria, una violencia que actúa por desplazamiento hacia las mujeres . Muchas veces habrás visto a varones violentos que rompen o arruinan cosas que para vos tienen un valor, o que maltratan a tus seres queridos o, incluso, que dañan a tus hijos para lastimarte a vos. Todo eso es violencia vicaria. 

Hablamos con Sonia Vacaro, quien acuñó este concepto y pudo darle una definición política y precisa a esta violencia. Sonia es argentina y hace muchos años vive en España, es psicóloga clínica y forense. 

Sonia: La violencia vicaria es violencia machista contra la mujer. Está definida como una violencia que un hombre ejerce contra la mujer, pero que la hace también sobre las hijas y los hijos. Sin embargo, no cualquiera se convierte en pedófilo para dañar a la mujer: el abuso sexual contra las niñas y niños no puede ser violencia vicaria. Es un delito mucho mayor que es incesto paterno filial, no lo podemos confundir. No todo maltrato contra las niñas y los niños es para dañar a la madre, hay tipos que quieren dañar a los hijos y punto. 

Mónica: Me parece clave lo que decís, Sonia, en esta búsqueda que venimos haciendo de pensar proyectos y acciones contra las violencias. Los abusos sexuales en las infancias son de las violencias más crueles y la que debería unirnos en los feminismos y transfeminismos como próximo objetivo. Es fundamental poder situar y ubicar las especificidades de esas violencias y que no se mezclen o pierdan su caracterización. Las violencias machistas tienen muchas violencias subsidiarias. Los abusos sexuales en las infancias son quizás la madre de todas las violencias. Tenemos un desafío muy grande por ubicar y conocer sobre violencia vicaria, un tipo de violencia muchas veces desestimada o naturalizada. 

Sonia: No sé si supiste el caso de un tipo de la alta sociedad de Tenerife. La mujer había formado pareja con otro señor, tenían dos nenas chiquititas -una de un año y otra de cuatro- y él, muy violento, se las llevó el fin de semana. Todavía no estaban ni siquiera con el divorcio terminado, no había medidas cautelares ni nada; ella permitió que las lleve a su casa. El tipo hizo todo una puesta en escena y en un momento le empieza a mandar mensajes a la noche: “No las vas a ver más”,  “Tampoco vas a saber nada de mí”, y antes había fingido como que se iba a ir en un barco. Las niñas desaparecieron y luego se descubrió en una investigación que en los bolsos que había subido al barco, incluso con juguetes para que creyeran que eran cosas de las niñas, estaban sus cuerpos. El cadáver del tipo no apareció nunca. Esa causa fue la primera donde se ve claramente lo de violencia vicaria, porque la jueza de instrucción dice: todo estuvo planificado como para sumir a la madre en una incertidumbre tal que la haga vivir eternamente buscando a sus hijas porque el individuo las tira en una zona que era absolutamente imposible rastrear, estuvieron con barcos y submarinos mirando con radares de ultra precisión y de casualidad encontraron uno de los cadáveres. Por eso la jueza de instrucción pasa la causa a un juzgado de Violencia de Género, porque dice que había sido para dañar a la madre. Este mito del perro que ladra no muerde acá es mentira. Todos estos tipos lo dijeron y lo hicieron. 

Mónica: Esto que referís lo hemos vivido de forma muy clara con las denuncias de las mujeres sobre situaciones de violencia por motivos de género. Cuando las mujeres ubican situaciones peligrosas, indicios de una violencia que puede ser mayor y se acercan a denunciar o pedir medidas de protección el poder judicial les da la espalda, no les cree o las tratan como si exageraran. Cada vez más vemos que muchas pibas víctimas de femicidios habían hecho reiteradas denuncias pidiendo ayuda y cuidado. 

Sonia: Creo que estamos en el mismo lugar que cuando empezamos con la violencia de género, o sea, recién viendo la punta del iceberg. Tenemos que hacer lo que hicimos con la violencia de género: difundir, concientizar, sensibilizar a la gente, especialmente a la gente que está en las instituciones, a la justicia, a la gente que va a legislar para que entiendan que un maltratador nunca es un buen padre. Por lo tanto, que no tengan miedo en quitarle las visitas y el contacto con estos tipos. Estos tipos no son padres, porque a ningún padre se le ocurre hacer lo que ellos hacen estos tipos; tenemos que empezar a diferenciarlos. Pero bueno, por ahora la justicia y mucha parte de las instituciones cree que porque un tipo haya engendrado un hijo ya es un padre y entonces le da todos los derechos que puede tener un padre sin importarle la gravedad. Hay que hacer muchas campañas de sensibilización y que se empiece a tomar en cuenta y que sea una alarma cuando una mujer se presenta y dice, “Mira, me acaba de decir que me va a matar y me va a quitar o a matar a los niños”. Eso tiene que ser una señal de alarma. En esa amenaza está ya incluido el riesgo que puede tener, ¿por qué? Porque en la violencia vicaria lo que sabemos es que estos individuos transforman a los hijos en objeto. Para ellos no son personas, son objetos a servicio de su poder como el pater familia de la era romana, porque es quien decide si viven o no.

Mónica: Me parece que todavía falta mucho por poder contar con el concepto de violencia vicaria y con sus efectos en las prácticas. Todavía hay una escucha en las compañeras que trabajan en las áreas de políticas de género, a nivel municipal o provincial sobre todo, porque son los lugares de mayor intervención concreta. Todavía hay una separación entre esta persona violenta con una pareja o ex pareja y la situación de esa persona como “padre”, entonces me parece que justamente lo rico que tiene todo este desarrollo que estás haciendo es que es una perspectiva que tiene profundas consecuencias en la práctica. En ese sentido me parece que además de acompañar a las mujeres y madres protectoras tiene que haber alguna instancia de prevención, de decir: si estamos viendo y escuchando esto, no dejar que vaya en ese camino y que después haya un daño más concreto, sino cambiar toda la perspectiva de poder pensar que en la figura de esa persona violenta, si hay violencia vicaria,  no hay padre. Por eso también las madres protectoras hablan de progenitor y diferencian muy bien esa figura de la figura del padre, pero me parece que es todo un desafío que lo vamos transitando.

¡Hasta la próxima! 


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