Mi Carrito

Feminismos y religiones: ¿mundos incompatibles?

Compartí esta nota en redes

El feminismo como tal es un movimiento surgido en el marco de la secularización de la Revolución Francesa. Por eso suele decirse que no puede convivir con los credos. Sin embargo, luchas de mujeres existieron desde mucho tiempo antes en distintas latitudes. A pesar de la influencia de la “modernización” a nivel global, existen expresiones religiosas que luchan por la liberación de mujeres y disidencias y han optado por utilizar el término “feminismo”.

El marco surgido en la Ilustración ha sido reapropiado por una gran diversidad de grupos que luchan por la igualdad de género, lo que visibilizó que es erróneo hablar de “la mujer” de manera unívoca y asociándose a la imagen de mujer occidentalizada, secular y europeizada -hegemónica.

La necesidad de expresar la pluralidad de feminismos dio origen al conversatorio realizado por FemiTour Buenos Aires(*), en el que participaron tres representantes de las religiones abrahámicas: el judaísmo, el cristianismo y el islam.

“Feminismos y religiones: ¿Se puede ser creyente y feminista? ¿Qué dicen los textos sagrados sobre el aborto?” fue el nombre de la actividad. Participaron Silvina Chemen, judía, rabina de la comunidad Bet El; Belén Torchiaro, musulmana, feminista y politóloga, y Natalia Rodríguez, integrante de Católicas por el Derecho a Decidir.

Se les propuso el desafío de responder a esas dos preguntas como una “invitación a desplazar la mente a realidades que no solemos tener tan a la mano”. La propuesta se orientó a “aportar a la construcción de feminismos decoloniales, que no solamente representen a la mujer blanca, europeizada, no religiosa”, como decía el texto difundido por las organizadoras.

“El judaísmo es feminista”

Silvina Chemen comenzó su exposición resaltando que la tradición judía es interpretativa, dado que lo importante es el texto, y allí “hay fuentes para todo”. “Si leés el texto bíblico desde el lugar de la mujer, tenés una historia; desde el varón, tenés otra”, afirmó. 

Mencionó a las mujeres que “perduraron en la letra escrita por varones por haber luchado a capa y espada”. Algunos ejemplos son Eva, la primera que desobedeció un mandato; Zara, que rechazó a Dios el “ofrecimiento” de quedar embarazada, Ester, Débora y otras que enfrentaron el status quo.

Al ser lo importante la hermenéutica de la letra sagrada, “el judaísmo siempre leyó la realidad del momento y actuó en función de ella”. Los movimientos reformistas surgieron con el avenimiento de los Estados-Nación. “Volvimos a leer los textos: si no está prohibido, está permitido”, dijo Chemen, “y ahí apareció el rabinato femenino”.

La primera rabina fue en Berlín en 1935, pero hasta 1972 no se ordenó la segunda. “En 1994 la primera en Latinoamérica y hoy somos quince, remando los ríos subterráneos del machismo”, relató la rabina, que lidera una comunidad judía progresista y apoya “todas las leyes que amplíen derechos”. Asimismo afirmó: “No podría el judaísmo no ser feminista porque como tradición de fe brega y trabaja por una sociedad en donde todos tengan lugar”.

Con respecto al aborto, deslizó: “La salvación de una vida está por encima de todo. Si una mujer está embarazada y corre riesgo, lo que tiene adentro todavía no es vida y hay permiso de interrumpirlo. Tampoco va a haber vida posible en condiciones como violaciones o las menores”.

Si bien reconoció que en este punto se presentan diferencias entre distintos rabinos, consideró que “el aborto en el judaísmo es un dilema; no un problema que tiene una solución”. Asimismo, se preguntó: “¿Qué es el riesgo? Que se muera, que no lo pueda mantener, riesgo psicológico. Cuando una mujer decide interrumpir un embarazo, es porque está en riesgo”.

Chemen concluyó: “Cuando viene alguien y me plantea su dilema, cualquiera sea su decisión, yo estaré ahí, porque mi vocación me lo pide. Esta ley en algún momento va a salir, porque la sociedad necesita una ley que proteja a las vulnerables, y porque las chicas con plata abortan igual”.

“La agenda de los feminismos no es universal”

La referenta musulmana enmarcó el lugar desde donde hablan los feminismos islámicos: la interseccionalidad que observa la yuxtaposición de múltiples opresiones: de género, de clase y raciales.

“Ser mujer es una categoría de subalternidad en este mundo, pero no es lo mismo una mujer u otra. La cruza de determinadas categorías da más opresiones que otras”, comenzó Belén Torchiaro e indagó: “Para ser feministas, ¿tenemos que ser laicas? ¿Tengo que estar en contra de mi identidad de fe, de mis valores?”

La expositora enfatizó que en el islam -como en el judaísmo- no existe una institución única como el Vaticano que define la interpretación correcta de los textos. Esto permite mayor diversidad.

“Las feministas musulmanas no piensan sus luchas desde una mirada secular, porque los países de mayoría islámica no atravesaron procesos como la Revolución Francesa. Acuden a la hermenéutica, al diálogo constante con los textos sagrados, que históricamente fueron interpretados por chabones”, explicó Torchiaro y agregó: “No tuvimos derecho a esa interpretación. Y hoy hay otras perspectivas que en el siglo VII. Entonces tenemos una mirada reformista del islam. Luego, lo que sucede en la práctica en cada lugar es muy diverso y no siempre tiene que ver con la fe”.

Respecto a la interrupción del embarazo, advirtió: “Nuestra agenda actual no es la agenda de las feministas islámicas. Los feminismos hegemónicos tienen muchos prejuicios con el mundo árabe-islámico. Solemos pensar que si la mujer ‘está cubierta’ es una pobrecita oprimida, sesgada, y hay que enseñarle cómo liberarse”.

“El aborto en el mundo islámico existe porque existe en todo el mundo”, siguió. “Hay muchos países con distintas leyes, desde Túnez con aborto liberado hasta otras mucho más prohibitivas. En todas se permite el aborto si ataca a la salud”, aclaró. 

“Y hay diferencias dentro de las escuelas del islam. La primera sura del Corán se llama ‘coágulo’, habla de la creación de la humanidad a través de un coágulo, que aún no es un ser humano”, agregó la expositora musulmana. Algunas ramas afirman que el cuerpo del feto “recibe” al alma a los 40 días de embarazo; otras, cuando se forma el coágulo; otras, a los 120 días. Esto deriva en posiciones distintas.

Torchiaro finalizó: “Las feministas musulmanas tienen una agenda de género, pero el aborto no es prioridad. En el mundo africano, por ejemplo, existe la mutilación genital femenina. Entonces, a la hora de pensar en otras mujeres, debemos mirar sus luchas, sus principios, reivindicando sus identidades culturales y religiosas”.

“No hagamos a la Biblia ocuparse de lo que no se quiso ocupar”

Natalia Rodríguez, de Católicas por el Derecho a Decidir, se presentó como parte del movimiento feminista que denuncia la injusticia de género, anuncia que otro mundo es posible y se compromete a colaborar en su construcción. “Somos co-creadoras junto con Dios”, aseguró.

“Trabajamos por nuestra libertad en todas las instituciones, también en las cristianas”, celebró durante el conversatorio. “En la Iglesia católica las mujeres somos ciudadanas de segunda: carecemos de poder de decisión, estamos excluidas del diaconado y el presbiterado. Somos mayoría, preparamos la liturgia, los cancioneros, cuidamos las flores del altar, limpiamos bancos, acomodamos donaciones, damos catequesis y la lista sigue. Somos aplaudidas por lo hacendosas, pero cuando comenzamos a demandar voz y voto, nos catalogan de malas, revoltosas, de atentar contra el bien común”.

Católicas por el Derecho a Decidir es una organización que forma parte desde el principio de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Se apoyan en teólogas feministas para defender sus posturas.

Marta Alanis, su fundadora, afirma que “se puede ser católica y disentir con los discursos masculinos y jerárquicos que pretenden obediencia y nos mandan a callar". Asimismo reivindica la resignificación de la fe, la recuperación de esa identidad y en consecuencia hacer política la disidencia en temas de moral sexual.

La pastora Mercedes Bachman afirma, tal como cita el Dossier de Católicas por el Derecho a Decidir presentado ante la Honorable Cámara de Senadores de la Nación, que “el texto bíblico no ofrece elementos contundentes a una postura anti-derechos, ni siquiera un mandamiento como ‘no matarás’ era aplicable a toda persona en toda circunstancia”.

Por otro lado, María de los Ángeles Roberto, magíster en Sagradas Escrituras, habló en 2018 en el debate en el Congreso y explicó: “En la Biblia no se trata el problema del aborto. En el Pentateuco, los menores de un mes no eran considerados personas y no ingresaban al registro de los censos. Hay solo dos textos que mencionan sucesos en los que podría producirse un aborto. En Éxodo 21: 22-23 se determina que si una mujer, como consecuencia de estar en medio de una pelea, perdiere el embarazo, el agresor deberá pagar una multa. Al feto no se lo consideraba persona, por eso no se castigaba al culpable con la muerte”. 

En esa ocasión, Roberto hizo mención también al aborto practicado por los sacerdotes. Esto es descrito en la Biblia como un ritual que se utilizaba para determinar si una mujer había sido infiel. “El agente que inducía al aborto era el sacerdote”, resaltó.

Natalia Rodríguez sostuvo que la Biblia ha sido tomada fuera de contexto para castigarnos. "No le hagamos decir lo que no dice. No la hagamos ocuparse de lo que no se quiso ocupar”, manifestó.

El conversatorio concluyó con un llamado a dialogar y a escucharnos. A entender que no existe un solo feminismo, ni un solo estereotipo de feminismo válido. Las mujeres han sido invisibilizadas durante siglos: en la historia, en la política, en las instituciones, en la vida religiosa. Existen mujeres, disidencias y feminismos en todos esos ámbitos. Se trata de asumir las tensiones como una invitación a enriquecer nuestras miradas: dejar de negarlos y escuchar sus voces. Sin prejuicios.

(*) FemiTour Buenos Aires (@femitour.bsas en redes) es un proyecto autogestionado que propone recorrer las calles de Buenos Aires desde una perspectiva de género. Nació como un tour a pie. En el marco de la reinvención debido a la pandemia, realizan actividades virtuales como tours on-line, charlas y conversatorios.


Compartí esta nota en redes