Este sábado la ciudad de San Luis dio la bienvenida a las miles de personas que se movilizaron para asistir al evento transfeminista más importante desde 1986. La columna vertebral del encuentro será similar a los anteriores: con la ceremonia ancestral, el acto de apertura, los talleres, la feria de artesanes, la peña folklórica y la elección de la próxima sede por ovación. La estructura organizativa es la misma pero este año será histórico: se nombra plurinacional y con las disidencias.
Ardió el fuego en el centro de la tierra. Las hermanas originarias honraron el territorio huarpe, comechingón y ranquel, sede del 35° Encuentro, y dieron comienzo a sus tres jornadas. Este año la acción tracciona un reclamo en la defensa de los derechos humanos, después de la represión al pueblo mapuche en Villa Mascardi, que tuvo como consecuencia la judicialización de siete mujeres indígenas y la renuncia de la ministra de la Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación Elizabeth Gómez Alcorta. “¡Libertad a las Machis por luchar!”, fue el grito común contra el racismo y la discriminación.
Las organizadoras originarias se pronunciaron en el documento de apertura: "Siguen negando y destruyendo los saberes populares de nuestros pueblos. En este territorio, las hermanas ranqueles han sido y son perseguidas y judicializadas por animarse a denunciar la intervención de su comunidad. No queremos que nos den una mano, queremos que nos saquen las manos de encima", insistieron.
Como en todas las aperturas, las consignas fueron muy abarcativas. Desde las fumigaciones, la quema de los humedales y el extractivismo hasta la deuda externa; desde la reforma judicial feminista y el cese de los femicidios y transfemicidios hasta las políticas públicas en defensa de los derechos de les niñes y adolescentes. La lectura inaugural fue una invitación a potenciar el debate y a profundizar en los más de 150 talleres que hoy darán sus conclusiones.
Hay una certeza que resonó en nuestros últimos tres encuentros, en Chaco, Trelew y La Plata: no es posible una continuidad de este evento transfeminista sin un cambio de paradigma. Este año, la instancia de nombrar se volvió poderosa y transformadora. Implicó pensarnos plurinacionales, pero también disidentes. Frente a la multitud, las compañeras trans y travestis celebraron estar arriba del escenario por primera vez sin empujones, hablaron de la memoria a quienes abrieron camino, del genocidio y el abandono estatal, y remarcaron la importancia del reconocimiento como reparación.
“Somos plurinacionales quienes habitamos este territorio. Somos indígenas, originarias, marronas, negras y migrantes. Somos mujeres que necesitamos ser nombradas. Somos lesbianas, travestis, trans, intersexuales, bisexuales y no binaries que siempre participamos de los encuentros en los que nunca fuimos nombrades. A la clandestinidad y la invisibilización no volvemos nunca más”, manifestaron en el documento.
Los encuentros siempre nos desafían y trasversalizan las luchas del presente, eso no es algo nuevo. San Luis, que es bisagra, nos lo recordó. Tenemos la responsabilidad política de construir agenda al interior del movimiento transfeminista.
Foto de portada: Victoria Eger