Fabiana es peluquera, vive en San Salvador de Jujuy hace 20 años y este fue su primer Encuentro. Se sumó a la Comisión Organizadora en enero de este año con el deseo de formar parte de un evento único que ya pasó por esta provincia en dos oportunidades: 1995 y 2006. Lo que la impulsó a tomar esta decisión fueron sus ganas de luchar ante la situación social que están atravesando las niñas, las mujeres y las personas trans en el lugar que la vio nacer. “Las chicas trans estamos viviendo una desidia. Ni cupo laboral tenemos porque Jujuy nunca adhirió”, asegura en el inicio de esta entrevista con Feminacida. Nos recibe en el local que alquila a metros del arroyo Xibi Xibi, en una zona céntrica de la localidad.
No siempre vivió acá, el primer lugar que la albergó fue Buenos Aires ya que nació prematura y tuvo que ser trasladada para recibir tratamientos especiales. Sus padres la abandonaron de chica. Sin rencor ni bronca cuenta que en la vida tuvo muchas madres que la cobijaron y fueron un refugio para ella. Eso la hizo ser la mujer que es hoy. Después de estudiar para dedicarse a su vocación, a los 17 años volvió a su tierra natal para, ahora ella, transformarse en el abrazo de una niña. Una de sus mejores amigas había fallecido y la que, hasta ese momento era una sobrina lejana, se convirtió en una hija del corazón.
Fabiana tiene dos pasiones que se unen en un punto: el cuidado. No solo sabe cortar cabellos, sueña con construir un hogar para que les adultes trans puedan vivir una vejez digna. Ese es su mayor deseo, su motor de vida. Actualmente colabora de forma activa con la organización “Anidando Sueños”, un asociación que asiste personas en situación de vulnerabilidad, con discapacidad o riesgo de exclusión.
Si bien se describe como una persona que no transa con ningún partido político en particular, ella milita su sueño a diario, comprende con claridad dónde está parada y reclama que la situación de su país mejore. “Tengo clientas que me cuentan sus historias. Algunas son golpeadas, violadas y tantas cosas tremendas. Yo siempre trato de ayudarlas, eso me da fuerzas para poder ir a trabajar, acompañarlas, llevarlas para que las contengan”, relata con entusiasmo mientras los ojos se le empañan de la emoción.
El mayor énfasis lo pone en la falta de justicia. “Iara Rueda, Gabriela Abigail Cruz y Florencia Agustina Sayes eran mis clientas. Pero no hace falta que me toque a mí para pararme y luchar por los derechos de todas. Yo siempre le digo a las que atiendo acá que no tienen que esperar a que les pase a ellas, es antes”, asevera mientras recuerda a las víctimas que la violencia patriarcal le arrebató.
En una de las paredes de su local cuelga un cuadro de aproximadamente un metro de alto que le pintó un amigo con la imagen de Marilyn Monroe y la Coca Sarli. “Algunos las quieren por su belleza, yo las amo por su historia”, afirma ante la pregunta del por qué de esa obra. “No es el único que me hicieron. En mi casa tengo otro de Natacha Jaitt. Para mi fue una luchadora”. Estas referencias muestran a Fabiana más de lo que cualquiera puede ver: es atrevida, potente. Pero también esconde en sus formas una suavidad que, según ella, la caracteriza.
María Remedios del Valle, Bartolina Sisa, Catalina de las Indias también son sus referentas. “¿Por qué no se las venera? Por qué no se las ponen al frente a esas mujeres que han luchado realmente por la patria por los por los pueblos originarios”, reclama enojada. Fabiana estudió para ser peluquera con muchos profesionales reconocidos, pasó por distintas instituciones educativas en diferentes puntos del país y cursó una diplomatura en Gestión Cultural, Política Social y Artística en la Universidad de Buenos Aires. Es por eso que en este 37° Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias se le asignó la comisión de Cultura.
Un encuentro que transforma
Fabiana no es la única que se une a este encuentro por primera vez. Miles de mujeres asisten como principiantes cada vez que este evento visita una nueva ciudad. Jujuy tampoco es la excepción. Así es como se refuerza el mito popular que sostiene que estas tres jornadas transforman para siempre el lugar por el que pasan y, sobre todo, a sus participantes. “Hay algo que se va a movilizar, una vez que pase el encuentro va a quedar una marca, estoy segura. Ojalá logremos una mayor apertura de cabeza, porque hay mucho para enseñar. Los talleres te vienen a dar lo que acá no te dan, esa formación y ese debate”, confirma.
Ella se aleja de las definiciones tajantes, se refiere a las trans, lesbianas o mujeres de la misma forma; da igual. “Lo que importa es el respeto y eso siempre tiene que ser mutuo”, reafirma. Entiende que la provincia ha avanzado un poco, pero aún falta mucho. Por eso, el Encuentro Plurinacional es un buen puntapié para volver a discutir algunos temas que a partir del cambio de gobierno parecen haber quedado cancelados. Según cuenta, antes era mucho más tedioso: “Yo me producía un poquito, me planchaba el pelo, caminaba por ahí y se reían. Yo avanzaba derecho para evitar que me molesten, me insulten. Para qué me voy a poner a pelear agresivamente, le doy un lugar que no se merecen”.
Identifica que con la victoria de Javier Milei la cosa se recrudeció. Algunas clientas, antes de que el malón feminista llegara a la ciudad, le dijeron: “Para qué siguen si ya le sacaron el Ministerio”. Pero ella no se callaba y respondía: “Eso qué tiene que ver. Hay que seguir luchando. Cuando algo te pase a vos o a los tuyos vas a querer que otras te acompañen”.
Cuando comenzaron los plenarios Fabiana se organizaba para poder asistir, aunque no siempre le daban los horarios. A veces las reuniones eran virtuales y otras, presenciales. “En muchas oportunidades nos corrieron de donde estábamos haciendo las reuniones”, continúa. Esta no fue la única dificultad que la Comisión Organizadora tuvo que enfrentar: “Dos días antes de que iniciara el Encuentro nos confirmaron que podíamos usar el playón principal donde hicimos la apertura y el cierre. No nos querían dejar”.
Como en todas las oportunidades, cuando el Encuentro está por llegar, los ciudadanos se ponen en alerta creyendo que las feministas van a “romper todo”. “Yo les hablé mucho a mis clientas, les expliqué que en el encuentro se puede charlar sobre algunas problemáticas importantes que hasta ellas mismas las atraviesan. Muchas al final me terminaron diciendo que querían participar de los talleres”, explica la peluquera.
Una provincia en crisis
El cartel de Iara Rueda encabezó la marcha de cierre que tuvo lugar el sábado por la tarde y que aglomeró a más de 80 mil personas que asistieron a este evento feminista, hoy uno de los más potentes de Latinoamérica. El 23 de septiembre de 2020 fue asesinada en la ciudad de Palpalá y la encontraron semienterrada en un descampado cinco días después. Si bien dos de los autores del hecho fueron condenados a prisión perpetua, la familia aún reclama justicia. Al parecer el mal accionar de los miembros de la policía y su dilación de la búsqueda, incumpliendo todos los protocolos establecidos, habrían permitido que se efectúe el femicidio. “Creemos que estos ocho policías tienen que estar sentados en el banquillo de acusados, porque claramente omitieron, no buscaron, no rastrillaron, dejaron a la deriva a Iara y la familia. No tenemos dudas que son responsables, junto a otras personas de lo que fue la pésima y paupérrima búsqueda y rastrillaje de Iara”, declaró el abogado de la familia, Julián Martín Palmieri, al medio La Vaca.
Ayer, mientras se desarrollaba el 37° Encuentro, la violencia machista volvió a atormentar a la población de la provincia. Natividad Cañizares, una mujer de aproximadamente 65 años, fue atacada en la calle durante el mediodía por su expareja, J. Romero, quien la mató a puñaladas. Fueron los vecinos que, ante el horror y ver que el atacante quería escapar, lo capturaron y entregaron a la policía.
Este es el sexto hecho de violencia machista que sucede en el año en la provincia de Jujuy, en un contexto donde cada 33 horas una mujer es asesinada, según el último relevamiento del observatorio Ahora que sí nos ven. “Se está normalizando que nos maten –dice Fabiana y reclama– no se puede admitir esto”.
Fabiana comprende y debate con mucha claridad sobre las injusticias que suceden en su localidad. “Si hay tantos abogados que estudian en universidades prestigiosas, tendría que existir la justicia verdadera, sino para qué estudian. Acá estamos hablando de un problema estructural en la sociedad. Tenemos un país devastado por la violencia”, sostiene con fundamentos y con vivencias. Y agrega: “Tiene que haber justicia en todo el país, no solo acá”.
Es por eso y por todo lo que ve a diario, escucha y atraviesa que Fabiana se ilusiona con que cada mujer y todas las personas trans tengan un lugar de referencia que les pueda brindar acompañamiento y ayuda.
En la peluquería donde nos recibe, no está sola, la cuidan dos amigas. Al rato llegan más personas que nos las presenta como su familia del corazón. Ella, a pesar de haber luchado mucho para llegar a donde está, no piensa solo en su individualidad sino que busca el bienestar colectivo. No reclama sólo para ella, lo hace en plural. Su generosidad se evidencia a metros de distancia, al igual que su belleza.