Una periodista agredida por un presidente al señalar una sala vacía en una exposición internacional en Davos, una artista pop acosada y violentada por expresar su temor ante la avanzada de la violencia en una política cada vez más desorientada sobre las costumbres diplomáticas. Una joven recibe una golpiza en un tren por llevar el pañuelo verde colgado de su mochila en la localidad de San Martín, provincia de Buenos Aires. Tan sólo unas semanas después, el procurador del Tesoro de la Nación Rodolfo Barra y el exsenador Eduardo Menem publican una nota sobre la relevancia que tiene para la nueva gestión pelear por la derogación del aborto. ¿Casualidad o causalidad?
En otro rincón del mismo país, otra mujer es contratada por una concesionaria de autos e inmediatamente despedida por “ser pañuelo verde”. Mientras tanto, la dirigente política y la legisladora más joven del país es acosada en redes por fanáticos liberales y expuesta a un doxeo (se define doxeo como el acto de visibilizar datos sensibles de una persona x) sólo por pensar diferente. Al momento de cada uno de estos acontecimientos , alguna persona trans o travesti fue agredida y golpeada en cualquier rincón del país sólo por el hecho de ser y existir.
Hechos que tomados de forma aislada podrían catalogarse como actos individuales, subjetivos, particulares. Hechos que si se contextualizan en su debido marco político y de discusión coyuntural específica responden a una sola cosa: una recuperación en la disputa del sentido sobre el rol de las mujeres en la sociedad, la puja por relegar a las mujeres y a las identidades no cisgénero a la victimización y a la sumisión. Todos los acontecimientos tienen un elemento en común: estas mujeres y personas travestis y trans fueron agredidas por lo que son, fueron desvalorizadxs por opinar desde lo que los otros consideran una “condición”: las mujeres no deberían opinar de ciertos temas, las travestis no tienen derecho a circular por la calle siendo travestis.
Según el Observatorio Marisel Zambran, en la Argentina hubo un femicidio cada 26 horas durante los primeros 20 días del 2024, aunque esté dato debería bastar para explicar la violencia sistemática hacia las mujeres y personas trans como un fenómeno estructural, producto de la cultura machista y opresiva, en la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, el Secretario de Niñez y Familia del Ministerio de Capital Humano Pablo de La Torre argumenta que “la violencia no tiene géneros” y en un gesto invisibiliza años de trayectoria militante transfeminista en la búsqueda por explicar las desigualdades. Son demasiadas las coincidencias para perpetuar la idea del accidentalismo en tanto cómo afectan a estos sujetos específicos todos acontecimientos previamente nombrados.
¿Qué hay detrás de una voluntad sesgada por disciplinar a las mujeres y a las identidades travestis y trans?
La "Ley Ómnibus" y la batalla cultural que no descansa
La batalla contra “el marxismo cultural”, los enemigos ficticios que construye la nueva derecha argentina con el fin de legitimar su opresión, “los progresismos” condenados a ser el chivo expiatorio de una agenda política reaccionaria. Todos estos elementos afloraron en la escena política y social desde que el debate por la legalización del aborto se hizo protagonista en la conversación pública, y desde que un grupo de mujeres organizadas salieron a la calle a protestar por el Ni Una Menos, hartas de prender la televisión a diario y percibir que el destino de una posible muerte violenta estaba cada vez más cerca para cada una de ellas.
Debajo de la marea verde se gestaba el odio predominante en las voces de algunos actores al momento marginales, hoy youtubers, streamers, twitteros, legisladores y voceros presidenciales. Para los libertarios, el “marxismo cultural” responde a ese grupo de ideas que busca instalar un nuevo sentido común, un intento académico e intelectual por “destruir, subvertir o trastornar la cultura occidental”, un guerra cultural con el objetivo de debilitar los “valores cristianos” del conservadurismo tradicional.
A finales de diciembre, el presidente Javier Milei envió al Congreso el "Proyecto de Ley de Bases y Puntos de Partida para La Libertad de los Argentinos", popularmente conocido como ley ómnibus: un documento de 351 páginas con derogaciones, ampliaciones y modificaciones, no sólo de legislaciones vigentes sino también del Código Civil y Comercial y el Código Penal. Entre ellas, la búsqueda de cambiar inclusive el paradigma de los derechos humanos como fue concebido en Argentina hasta el 10 de diciembre de 2023. ¿Cuáles son las modificaciones que afectan a las mujeres, disidencias e infancias? ¿Qué intencionalidades hay detrás de cada una de ellas?
1 | Ley de los 1000 días
Una de las modificaciones incluidas en el paquete de leyes es la referida a la Ley 27611, conocida como Ley de los 1000 días, cuyo objetivo es fortalecer el cuidado de la salud y la vida de las personas gestantes, y de niños y niñas en la primera infancia (durante sus primeros 3 años). Allí se modifican los conceptos de personas gestantes, niños y niñas por “mujeres embarazadas y sus hijos por nacer”.
La introducción del concepto “madres” y “mujeres embarazadas” como único sujeto capaz de criar y gestar implica un retroceso que desconoce la diversidad de identidades gestantes. Una modificación cargada de intencionalidad política, algo que se reafirma al observar también la inclusión del término “niños desde su concepción”. ¿Te suena? Es porque la idea de la “concepción” apareció muy fuertemente cuando se discutió la Ley IVE, con el objetivo de fortalecer el argumento de que “los niños son niños desde que son fetos en la panza” de la persona gestante.
La socióloga e investigadora de la UBA, Lucía Cavallero, fue consultada para Feminacida sobre los significados detrás de estos eufemismos que fueron incorporados al paquete de leyes: “Es una señal de alerta clarísima de cómo se retroceden las discusiones ganadas en las calles y consensuadas en el congreso como la ley IVE”, explicó.
“En lugar de hablar de gestación, que es un término científico, hablan de ´concepción´ que es un término moral. Actualmente la ley habla de personas embarazadas con capacidad de gestar y dice ´niños y niñas´ durante los primeros 3 años. Este proyecto dice solo niños y desde la concepción, algo que se contradice con los principales lineamientos de la ley que garantiza el aborto legal, seguro y gratuito. Es un retroceso”, argumentó la socióloga.
El cambio por el abordaje desde una perspectiva de género a una perspectiva "de familia" altera la matriz conceptual de la norma IVE que también se ve plasmada en la Ley por los 1000 días, cuyo objetivo es garantizar los derechos de las personas gestantes y lxs niñxs durante los primeros tres años de vida.
2 | Modificaciones en la Ley Micaela
El 10 de enero de 2019 fue promulgada la Ley Micaela, meses después de ser aprobada por unanimidad en el Senado de la Nación. La misma establece la capacitación obligatoria en género y violencia de género para todas las personas que se desempeñan en la función pública, en los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial de la Nación. “La Ley surgió a partir del femicidio de Micaela García en el año 2017, una joven que fue violada y asesinada en la localidad de Gualeguay por Sebastián Wagner, un hombre con antecedentes que se encontraba en libertad condicional, beneficio concedido por la Justicia de la provincia de Entre Ríos”, cita la página del Gobierno de la Nación Argentina.
Esta ley fue fundamental en el proceso de concientización sobre la relevancia que tiene la formación en materia de género en todos los sectores que componen al Estado. Muchas veces el desconocimiento en actores sustanciales a la hora de colaborar con la prevención de violencias o la naturalización de las violencias ejercidas sobre mujeres u otras identidades son elementales para evitar que los mismos hechos de agresión, persecución y hostigamiento culminen en la mayor expresión de violencia hacia la mujer por su condición de mujer que es la carátula de femicidio.
En el paquete de la ley ómnibus, se propone modificar el alcance de la ley únicamente a “personas que estén involucradas en la materia” y no a todos los efectores del Estado, o a todos los poderes. Luci Cavallero opina que en lo que respecta a la Ley Micaela aparece una “doble operación”: “Por un lado reducir la la lucha del feminismo contra las violencias a la violencia intrafamiliar, ignorando violencias que se dan en otros ámbitos, como el laboral y el callejero. Además de que acota la violencia a las mujeres e ignora a su vez a otro tipo de identidades de género”.
Esta modificación responde a un retroceso en la batalla cultural por la equidad de género, ya que en términos definitorios la violencia de género es aquella ejercida sobre la mujer por el hecho de ser mujer, mientras que la intrafamiliar es la ejercida contra cualquier miembro del núcleo familiar por múltiples motivos. Una “corrección” que tiene el objetivo de invisibilizar la especificidad de la violencia de género en su propia definición, abogando por la confusión o el “vacío legal” a la hora de pensar la violencia de género en intervenciones judiciales específicas como a la hora de trabajar para incorporar esté nuevo paradigma sociocultural a una sociedad ya atravesada principalmente por lógicas patriarcales, las cuales tienden a naturalizar las violencias que perciben mujeres a diario.
Además, creer que la formación en materia de género compete únicamente a “personas involucradas en la materia” desconoce la práctica feminista de pensar a la perspectiva de género como un marco teórico conceptual transversal que abarque todas las áreas de producción, formación y ejercicio de la política pública.
Por último, cabe destacar que desde la implementación de la ley el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación presentó informes que dieron cuenta del trabajo realizado en la capacitación obligatoria en género para todas las personas que integran los tres poderes del Estado.
Podés leer más en: Ley Micaela: "La modificación del primer artículo es casi como querer derogar la ley"
3 | Ley de paridad de género
Aunque las discusiones relacionadas a las modificaciones electorales fueron postergadas para esta instancia del debate en durante del proceso de negociaciones, el primer documento que se conoció del proyecto proponía eliminar la paridad de géneros en el Congreso. Sancionada en noviembre del 2017, “la misma modifica el Artículo 60 bis del Código Electoral estableciendo como requisito para la oficialización de listas de Senadores/as y Diputados/as nacionales, como Parlamentarios/as del Mercosur, la obligatoriedad de ubicar de manera intercalada mujeres y varones desde el/la primer/a candidato/a hasta el/la último/a candidato/a suplente”, cita a su vez la página de Argentina.gob.
Esta modificación evidencia la voluntad política de relegar a las mujeres a ocupar espacios no jerarquizados y de no representación en la política. Aunque el argumento de los libertarios para explicar esta modificación está ligado a la idea de que “no existen diferencias estructurales en el acceso a oportunidades entre hombres y mujeres”, no sólo por default ignora las grandes dificultades que suelen tener las mujeres para ocupar espacios en las listas (y ni hablar de otras identidades ya que no existen prácticamente al momento identidades no cisgénero que ocupen bancas en el Congreso), sino que a su vez no consideran relevante la representación directa de las mujeres y otras identidades en espacios políticos en el Congreso como sujetos políticos y sociales.
Te recomendamos leer: La "Ley Ómnibus" y el ataque a la cultura
¿Y mientras tanto? Más pobres y más relegadxs
Noviembre de 2023, Javier Milei se alza como candidato a presidente aunque aún no hay certezas que aseguren su victoria. Se pavonea detrás del atril designado para el debate electoral y cuando llega la hora de exponer sobre el tópico “Trabajo y Producción”, se bufa del candidato opositor Sergio Massa, el cual acaba de explicar que disminuir la brecha salarial que existe entre lo que ganan hombres y mujeres por un mismo trabajo debería ser la prioridad de cualquier próximo presidente en la Argentina.
“Si tuvieras razón, tendría que estar lleno de mujeres porque los explotadores capitalistas querrían ganar dinero y cuando vos vas están distribuidos muy equitativamente, por lo tanto esa diferencial que hablas es falso. Y eso es propio de alguien que solo mira números, pedí que lo mire un economista no alguien que mira sin saber”, esgrimió Milei, entonces solo candidato.
Aunque el presidente guste de construir relatos fantasiosos sobre la realidad, la epistemología en las ciencias sociales han legitimado el desarrollo en los últimos cincuenta años de herramientas de medición específicas que permiten orientar la lupa en el conocimiento sobre las condiciones materiales, educativas y laborales de los países del mundo. Por desgracia para muchos, esto también incluye a las mujeres.
El impacto innegable de la crisis en los sectores feminizados de la sociedad es evidenciado en los números arrojados de la Encuesta Permanente de Hogares. Producida por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (EPH-INDEC), indica que en la distribución de ingresos, las mujeres se encuentran sobrerrepresentadas en los sectores de menores ingresos.
Según los datos que arrojan mediciones de enero del 2023, 6 de cada 10 mujeres se ubican en los sectores más vulnerables de la sociedad. A su vez, si hacemos doble click en el sector social de la Argentina compuesto por menores ingresos, el 64% son mujeres; mientras que en los sectores más pudientes de la sociedad las mujeres representan una minoría, sólo el 36%. Estos números, fidedignos y aprobados en la composición por un método legítimo en consenso con un sector mayoritario de la ciencia, invitan a pensar que en Argentina la pobreza no sólo está feminizada, sino que también en su contrapartida existe también la masculinización de la riqueza.
Por eso, Milei y su séquito libertario buscan instalar un falso relato en contraposición a los datos que arroja la ciencia para negar la única verdad de las mujeres en la Argentina: la mayoría son pobres. Algo que también olvidan los hombres de Milei es que detrás de cada cifra hay una historia, como la de Dagna, mujer consultada para Feminacida, referente y trabajadora del comedor que define como “espacio comunitario”.
Situado en la manzana 12 en la casa 45 en la Villa 21 - 24; junto a otro merendero ubicado en la calle Osvaldo Cruz del mismo barrio, recibe todos los días por la mañana y por la tarde a chicos y chicas de 6 a 14 años darles de comer y acompañarlxs en apoyo escolar junto a otras distintas actividades recreativas. Ella fundó el espacio casi por casualidad en su propia casa. “El principal objetivo es que los chicos estén bien nutridos y tengan espacios de contención, el comedor lo iniciamos cinco mamás que nos juntamos a darle apoyo escolar a pibes del barrio”, explica con paciencia y algo de cansancio en su voz.
Casa Usina de Sueños cuenta con 230 raciones, allí trabajan 30 mujeres y 4 varones para darles de comer a todas las personas que pasan a diario por el comedor: “Las compañeras que están en distintos espacios perciben un salario brindado por el Estado, el Potenciar Trabajo, a cambio de la contraprestación que brindan en el comedor y el merendero”. Los beneficiarios del Potenciar Trabajo recibieron el pasado 5 de diciembre $78.000, que es el monto equivalente al 50% del Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVM), que en la actualidad es de $156.000; mientras que la Canasta Básica Total del mes de diciembre fue de $495.798,32.
“Todos los días aumenta la cantidad de personas que acuden a comer al comedor. Inclusive acuden personas que tienen trabajos formales deben recurrir a comedores comunitarios, porque los precios se fueron por las nubes y los sueldos no se condicen con lo que vivimos día a día. Nos cuesta cada vez más sostener el espacio, que es comunitario. Debemos hacernos cargo además de hacer la comida, de la compra de insumos y artículos de limpieza”, expresa Dagna.
“Hace dos meses compré un pack de 24 virulanas por 12 mil pesos”, dice espantada por el aumento de los productos. “Las que trabajamos acá somos principalmente mujeres”, subraya y asegura: “la mayoría de ellas perciben el salario social complementario pero tienen otras changas y familias que mantener. Cada vez cuesta más el transporte público, cuesta muchísimo mantener el comedor y el merendero pero hay que seguir porque nunca se vio la cantidad de gente que estamos viendo acercarse para poder tener un plato de comida todos los días”.
Cavallero hace su aporte desde la sociología y el estudio minucioso de la condición de precarización para estos sectores de la sociedad: “Las mujeres, lesbianas y lxs trans son las principales afectadxs por las políticas de ajuste, porque son quienes presentan mayores índices de informalidad laboral. La pobreza en Argentina está feminizada —esto quiere decir que hay más mujeres pobres que hombres pobres— y además porque son quienes realizan en una mayor proporción las tareas de cuidado, lo cual imposibilita sus posibilidades de insertarse en el mercado laboral”. Lógico, si además de trabajar hay que ocuparse criar, cocinar, maternar a hijxs, poco tiempo resta para ocuparse de la vida profesional o laboral.
“Las políticas de ajuste llevadas adelante por el gobierno de Milei reducen la capacidad de compra de los salarios y los subsidios, si las mujeres están sobre representadas en la informalidad laboral, quiere decir que son las que tienen peores condiciones de ajustes salariales que permitan ganarle a la inflación”, añade Luci. “Estas políticas de ajuste no tienen que ver sólo con la devaluación, sino también con la liberación de precios: prepagas, transporte público, etc. Algo que afecta principalmente a quienes están sosteniendo la economía doméstica”.
También podés leer: ¿Por qué el mega DNU ejerce violencia económica?
Otro elemento característico y pronunciado con mayor relevancia en épocas de crisis refiere al “fenómeno del sobreendeudamiento”. Luci Cavallero explica: “Afecta principalmente a las mujeres, algo que se profundiza con la liberación de las tasas de interés de las tarjetas de crédito, por ejemplo. Desde el año 2018 se corrobora que las mujeres se endeudan para afrontar gastos y servicios de la vida cotidiana”. Es por esto que la negación de la brecha salarial entre géneros termina por ser una actitud cómplice en la propagación de la desigualdad entre mujeres, lesbianas, trans, travestis y hombres cisgénero.
En la era del ajuste las mujeres y otras identidades no cisgénero terminan por ser siempre el último orejón del tarro en una lista de prioridades en las que ahora ni siquiera tienen la posibilidad de ser nombradxs. Actitud evidente en una serie de políticas que buscan relegar e invisibilizar a los que objetivamente son los sectores más vulnerables de la sociedad. La disputa de sentidos en la batalla cultural contra la nueva derecha sin dudas pasará por el Congreso y por la Casa Rosada, pero impacta constantemente en dónde ninguno de los varones de traje que rodea al presidente se anima a desembarcar: en la calle, allí donde no hay relato que alcance para justificar la mísera realidad existente.
Foto de portada: Victoria Eger
Gracias por la nota, completisima