Matate amor, la obra teatral que está llenando la sala Dumont 4040, y No sé como volver, la miniserie argentina creada en 2018, el año de la marea verde, ponen sobre la mesa al puerperio, aquella etapa que comienza en el nacimiento del bebe y termina cuando el cuerpo vuelve al estado anterior al embarazo —como si eso sucediera alguna vez—.
Dos proyectos escritos, dirigidos y protagonizados por mujeres. Tanto la obra como la serie retratan la destrucción del amor romántico, del hogar soñado, de la maternidad rosa. Hay un encuentro con lo hostil de la maternidad, con prestar tu cuerpo, tu psiquis y tu emoción a otro ser humano. Sacar lo sagrado de la maternidad y ponerlo en un terreno vincular vivo, con todas sus complejidades. No solo las internas sino también las que el entorno trae, que en general son tantas o más que las orgánicas.
Ambas piezas delatan una profunda soledad en esta etapa. Un abandono total, no solo del estado, sino también del entorno, donde es difícil encontrar comunidad para apoyarse. Las madres no solo tienen que soportar el dolor natural de la recuperación luego de parir, sino toda la presión que la sociedad tiene preparada para ellas.
Poder observar el puerperio desde un lugar artístico, íntimo, descarnado es muy sanador. Es el hecho empírico de no sabernos solas: cuando las incomprendidas somos muchas, entonces encontramos otro tipo de hospedaje, el propio. Qué importante poner el foco en estas historias, contarlas, actuarlas, dirigirlas. Qué importante asistir a lo nuestro y sostener estos proyectos.
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Mátate amor está protagonizada por Erica Rivas y dirigida por Marilú Marini. Es una adaptación de la primera novela de Ariana Harwikz. La obra es un relato extremadamente fiel al libro, con lo difícil que es lograr ese resultado. Es un viaje escondido en un hecho teatral. La escenografía adentra sus espectadores a un bosque y la iluminación los ubica en las entrañas de ese paisaje. Desde un inicio hay símbolos que los acercan al universo de las brujas, a aquel borde entre lo salvaje y lo civilizado. A la locura.
La obra relata la voz interna de la protagonista —que podría ser la de cualquier puérpera—. Ella vive en un pueblo que defenestra y cerca de un bosque que la alivia. Dentro de él hay un ciervo del cual se enamora. El ciervo como símbolo de libertad, de fidelidad a una misma. El ciervo como el pacto con una mujer indomable.
Puede verse los viernes y sábados de marzo a las 20 horas en Santos Dumont 4040, CABA. Las entradas se consiguen por Alternativa Teatral.
No se como volver tiene cuatro capítulos de 48 minutos cada uno. Aborda la vida de cuatro mujeres muy distintas, tanto en su contexto social como en sus historias personales. La serie no solo es atrapante sino que, además, es muy rica en información: el formato fusiona ficción con entrevistas a profesionales. Un trabajo de montaje que devuelve la complejidad del puerperio con todas sus aristas.
Puede verse de manera gratuita en CINE.AR