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El grito de justicia por el femicidio de Katy Dargel

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Ayer comenzó el juicio por el femicidio de Norma Catalina Dargel, quien fue asesinada el 14 de febrero de 2019 en su vivienda en la localidad bonaerense de Marcos Paz. Pedro “Chaco” Sosa, pareja y femicida de Katy, intentó esconder su cuerpo. A la mañana siguiente de haber cometido el crimen, Sosa se dirigió a su trabajo, estuvo allí aproximadamente ocho horas y, a las catorce, en un estado de total exacerbación, se dirigió a la comisaría donde confesó que en su bolso llevaba el arma con la que había cometido el femicidio. Enseguida la retuvieron para el proceso de peritaje.

Sus justificativos fueron que tenían una relación conflictiva y que ella lo engañaba. Sin embargo, de acuerdo con lo que expresa la familia, Katy planificaba iniciar trámites para su separación ya que Sosa era “un hombre violento”.

La hija de ambos en ese entonces tenía tres años. Hoy está bajo la tutela de Mercedes y Érika, tía y sobrina de Katy. “Tratamos con amor de que sufra lo menos posible la falta de su madre y sabemos que algún día le tendremos que contar que su padre es el femicida”, relataron las familiares en diálogo con este medio. Gracias a la Ley Nº 27452, mejor conocida como Ley Brisa, la familia recibe una reparación económica que permite rearmar lo que el femicida destruyó y no dejar desamparada a la niña. Sin embargo, muchas veces la ley se aplica cuando el femicida recibe su condena, por lo que los tiempos de dicha reparación se vuelven eternos. Para obtener la compensación Erika tuvo que hacer muchos trámites y reclamos en ANSES, pero finalmente pudieron cobrarla. “Es una ayuda para mi mamá que tiene a la nena y limpia casas de familia”, sostiene Erika.

El juicio corresponde al Tribunal Oral Criminal N° 4 de la ciudad de Mercedes, Fiscalía de Juicio Nº 3. La carátula figura como “Homicidio calificado por el vínculo contra una mujer mediando violencia de género”. La familia de Katy realizó un flyer con un pedido de justicia para que circule. Temen que quede impune.  “En Marcos Paz, pasan muchas cosas; por ejemplo, el caso Brauton, que es un violador, hijo de otro violador serial y acá anda, tranqui, cargando nafta como si nada. Y también hay otro femicidio, el de Beba Rodríguez, que fue asesinada por el marido, un ex policía, en la puerta de un salón de fiestas, cuando estaban por festejar los 15 años de su nieta. Y nadie sabe nada, siempre está el silencio del pueblo, de acá no sale, nadie se compromete. Si lo familiares no nos movemos, todo queda en el olvido”, explica la sobrina de Katy. La semana pasada, también en Marcos Paz, Carlos Soruco Fernández asesinó a su ex pareja delante de sus dos hijos.

(In)Justicia patriarcal

En lo referente a la labor de la justicia frente a la violencia de género, los primeros dos meses de 2021 fueron más que alarmantes, desde violadores excarcelados hasta las denuncias desoídas. La justicia y sus representantes están en observación, ya sea por su impericia, desinterés o por la falta de perspectiva de género. El derecho de las mujeres a una vida sin violencias es ley desde el 2009. Sin embargo, el femicidio de Úrsula estremeció a gran parte de la sociedad por lo alevoso de la desidia judicial y estatal.

¿Qué ocurre con “los tiempos de la justicia”? Las sentencias pueden llevar años e, incluso, décadas, como es el caso del femicidio de Paula Toledo en Mendoza que, recién diecisiete años después, recibe finalmente una condena. Y solo a uno de los culpables y como partícipe necesario, lo que reduce la pena a once años, cuando en realidad corresponde perpetua. La sentencia, en definitiva, no tiene nada de ejemplar. O sí, ejemplo de impunidad y abandono. Esto incrementa el flagelo que sufren familias, niñas y niños, que no solo deben atravesar el femicidio sino también el desamparo de la justicia.

La familia de Katy y la fiscalía apuntan a obtener la prisión perpetua para Pedro “Chaco” Sosa. Sin embargo, como dice Erika, “la última palabra la tienen los jueces, ya que el asesino se entregó junto con el arma, luego de volver del trabajo”. Eso puede resultarle favorable. Ante la desidia judicial, el pedido de la familia de Katy apunta principalmente a que la sociedad en su conjunto no permita que el crimen se olvide.

La justicia deberá demostrar, tanto en este caso como en otros, que reconoce, que comprende el entretejido social patriarcal que todavía persiste y deriva en la opresión de un género sobre otro y erradicar de una vez por todas la impunidad con la que se mueven los acosadores, violadores y femicidas. En definitiva, hacer cumplir la ley.


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