—¡Viva la Revolución, amiga!
Con esas palabras, el tráiler de Dumplin, una comedia estrenada en el 2018 bajo la producción de Netflix, revela que tendrá una temática algo distinta a las películas de su género.
El film, dirigido por Anne Fletcher, nos sumerge en un mundo de plumas y purpurina, en donde Willowdean, una adolescente que no entra en los “parámetros de belleza”, interpretada por Danielle MacDonald, se desdibuja en la sombra de su madre, una ex reina de belleza, metódica y perfeccionista al extremo, encarnada por Jennifer Aniston.
Un certamen local será el disparador para que la protagonista decida rebelarse en contra de los prejuicios que fomentan estos concursos de belleza. Lejos de caer en los típicos guiones rosas de Hollywood, Dumplin apela a la emoción, plantando la sororidad como un concepto al cual el público de una plataforma tan tradicional como Netflix no está muy acostumbrado.
Dolly Parton musicaliza inteligentemente este guión basado en la novela homónima de Julie Murphy que no solo nos presenta palabras que generalmente pertenecen al universo feminista, sino que también llega para innovar en la construcción de personajes femeninos empoderados.
A sus siete u ocho años, Willowdean viaja con su tía Lucy y la radio del coche está a todo volumen. La letra de “Dumb Blonde” solo comenzará a difuminarse cuando la voz en off de una Willowdean ya adolescente cuente todas las cosas que aprendió de su tía. Le enseñó a deletrear su propio nombre, le habló sobre la reina de la música country, pero principalmente, la alentó a forjar su propia identidad, en contra de cualquier prejuicio que pudiera encontrarse en su camino.
El test de Bechdel es una herramienta creada por Alison Bechdel en 1985 que sirve para determinar la poca importancia que se le da a la presencia de roles femeninos en la industria cinematográfica, así como también el rol estereotipado y hegemónico que tienen las mujeres, cuando aparecen en un filme. Para considerar a una película como un consumo “no machista”, esta deberá tener al menos dos personajes femeninos, que dichos personajes compartan escena y hablen entre sí y que esta conversación no se trate de “hombres”.
Dumplin parece pasar ágilmente este test, pintando mujeres fuertes, que se aconsejan entre ellas sobre amor propio y crecimiento personal y que no necesitan una figura masculina para que las “ilumine” con su “sabiduría” durante el largometraje.
“Descubre quién eres, y hazlo a propósito”. Esta frase de la famosa cantante de country ejemplifica un enfoque crucial que toma la historia cuando Willowdean explica que no es ni quiere ser “la Juana de Arco de las gordas”.
¿La rebeldía es propiedad exclusiva de los “cuerpos alternativos”? ¿O conviene hermanarse en contra del sistema sin importar peso, talle o color de piel.
La revolución se convierte, entonces, en una opción, y no en una obligación, ligándola a una experiencia que tiene más de disfrute que de sufrimiento. ¿Podrá Will lidiar con las expectativas que tiene ella misma sobre el papel que tiene que jugar en una posible revuelta? ¿Qué opinará su madre sobre la participación de su hija en este tradicional concurso?
Netflix sorprende con una película que invita a reflexionar sobre los vínculos que mantenemos con la imagen que nos devuelve el espejo, y principalmente con la mirada que construimos hacia cuerpos ajenos.
- Este artículo fue producido en el marco del Taller de Periodismo Feminista de Feminacida -