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Dónde están las traders: ¿Por qué las mujeres no cayeron en la estafa de $LIBRA?

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A las 19:01 horas del viernes 14 de febrero el presidente Javier Milei lanzó un tweet difundiendo un supuesto proyecto privado que ayudaría a fondear pequeñas empresas y emprendimientos argentinos. Invitaba a invertir en una moneda digital llamada $LIBRA en un link identificado como vivalalibertadproyect.com. Los sucesos siguientes recorrieron casi todos los medios mainstream. Algunos fueron más cautelosos, otros hablaron de un hecho que al parecer fue todo una estafa. Un fraude encausado por el máximo representante de Argentina, que no solo sorprendió por lo torpe, sino también porque fue una bomba entre los propios: el mundo de los criptobros. Un dato sobre el que pocos repararon y que llamó la atención de este medio es que no trascendió que alguna mujer haya apostado su dinero en esta jugada financiera.

¿Por qué las mujeres no apoyaron la jugada de Milei?  ¿Qué sucede con este género en el mundo de los negocios digitales? ¿Existen mujeres hablando de criptomoneda? ¿Dónde están las traders? 

Ilustración: Rulos Espaciales


Daniela Petrillo tiene 32 años, es argentina y actualmente vive en España. Invierte en criptomonedas desde el 2020. Es decir, practica trading, una actividad que consiste en comprar y vender activos financieros con el objetivo de obtener ganancias a corto, mediano o largo plazo basándose en el análisis del mercado y las fluctuaciones de precios. Tiene una cuenta de Instagram que se llama @mujeres_al_traiding con la que busca fomentar la participación del género femenino en esta actividad. Es una piba común, sueña con tener cierta soltura financiera que le permita seguir viajando y ahorrar un poco. Recorre el mundo desde 2014, pero actualmente alquila junto a su pareja un pequeño departamento y elige la vida europea, donde puede ganar en una moneda que le permite hacer apuestas más grandes a la hora de poner su plata en juego. 

Cuando vivía acá, estudiaba el profesorado de Educación Física. Un día se dio cuenta que lo que realmente le apasionaba era la búsqueda de nuevas experiencias y emprendió el camino de la migración.  

Dani no parece ser una mujer que improvisa, más bien todo lo contrario, pero sí alguien que sabe y le gusta tomar riesgos. Antes de dar sus primeros pasos en el trading, según le contó a Feminacida, estudió día y noche, más de ocho horas diarias para obtener herramientas que le permitieran accionar de una forma en la que sintiese. “En un momento tenía un trabajo que me permitía escuchar podcast mientras estaba ahí, entonces me ponía las clases de fondo y vivía aprendiendo”. 

Se llevó varias decepciones en este camino. Su primera experiencia –fallida– fue en una “escuela” llamada Kuvera. “En algún punto ya era un nivel de lavado de cerebro. Te decían cosas que no eran verdad, cuando en realidad lo único que ellos querían era que metas gente en una red”, aclara Daniela. Si bien como slogan vendían la idea de que eran una academia de trading confiable, en realidad era una famosa estafa piramidal en donde metés a un par de personas en la misma situación que vos y obtenés beneficios económicos. “Yo entré porque no tenía ni idea de lo que era una acción, de lo que eran las inversiones, mucho menos lo que era Forex (un comercio de compra y venta de divisas en el mercado global) ”, relata.

Siempre hay una brecha 

En el proceso de aprendizaje se cruzó con pocas mujeres, en su primer curso eran 16 varones y ella. Sus anécdotas dejan entrever un sesgo machista en el ambiente cripto. “Yo era la que mejores explicaciones daba sobre cómo funcionaba la blockchain, el manejo de datos y demás. Entonces cuando los chicos querían aprender algo me llamaban a mí. Me gané un poco ese lugar de respeto, pero si hubiese sido por ellos y yo era más tímida, probablemente hubiesen dicho esta piba qué hace acá”, cuenta. Una lectura que refuerza la presión social que históricamente se ejerce sobre las mujeres, donde para ser valoradas deben tener mayor formación, destacarse y, además, practicar la docencia.  

Ahora, con su cuenta de Instagram, tiene como objetivo motivar a otras mujeres para que se empoderen en el mundo de las finanzas y puedan, por ejemplo, “ver un gráfico, leerlo y saber lo que está haciendo una empresa y qué tipos de inversiones son convenientes”, afirma motivada. 

También nota que en la toma de decisiones hay diferencias entre la forma en que el género femenino y el masculino las realizan: “Tenemos una mirada mucho más clara. El hombre es un caballito, quiere ganar plata, plata, plata, plata, plata. No les importa otra cosa. Nosotras somos más medidas e introspectivas. Muchas veces también son nuestros patrones y creencias los que nos limitan”, manifiesta.

Un mundo riesgoso

En 2019, en un viaje por Estados Unidos, conoció a quien hoy llama su “mentor”: Emil Machado Vera. Fue en su academia donde aprendió gran parte de lo que sabe. “Empecé a entender lo que es una criptomoneda, cómo funciona, qué significa, pero sobre todo quién está detrás y cómo averiguarlo” –asegura y agrega– “siempre hay que buscar que sean monedas de proyectos reales. No memes, por ejemplo”.

En su relato se pueden identificar dos problemas que complejizan el panorama a la hora de hacer trading. El primero es que “uno tiene que invertir lo que es capaz de perder”, afirma según su perspectiva, y añade un segundo punto que fue demostrado en un caso concreto y muy reciente con el ‘pump’ (subida) de $LIBRA: “La gente que se metió era porque quería hacer plata rápido. Y eso siempre sale mal. Es muy importante que la gente  entienda que nadie se hace rico de un día para el otro; al menos no de forma honesta”.

Según afirma, actualmente existen dos millones de monedas de las cuales solo las que conforman el 1% son reales. Al parecer es muy fácil crear una, lo difícil es saber cuándo es de verdad. Por eso, las estafas y los cuentos ponzi están minando el mercado. La dueña de @mujeres_al_trading destaca que es una actividad para realizar con suma responsabilidad y con una única certeza: siempre se corren riesgos.

Dónde están las minas

Unas horas después del tweet de Milei, empezó a resonar el nombre de “Lady Market”, una influencer que tiene más de 169 mil seguidores en la red social X. Allí comparte sus conocimientos sobre trading, finanzas y una mirada política alineada con el gobierno actual.  Ornella Panizza ―como es su nombre verdadero― tuvo un encuentro con el presidente en la Casa Rosada, en medio de las negociaciones para avanzar con el tratamiento de la Ley Ómnibus. En su pico de popularidad en X ella avisó que lo que promocionaba su querido Milei era una estafa. La trataron de infiltrada y la mandaron a callar. 

En el trading la presencia de mujeres sigue siendo significativamente menor en comparación con la de los hombres, tanto en roles profesionales como en la participación en inversiones. Según un estudio de la Asociación Nacional de Corredurías de Bolsa (FINRA) de 2021, las mujeres representan apenas el 19% de los profesionales registrados en el sector de corretaje en Estados Unidos. Aunque esta cifra ha experimentado un ligero aumento en los últimos años, el avance es lento. En Argentina, el número de mujeres en el sector financiero se elevó del 11% al 14% en los últimos cuatro años, según la consultora ABECEB.

En este sentido, hace tiempo que la Organización de Naciones Unidas (ONU) alertaba sobre la identificación de una brecha de género en el mundo de las finanzas: “La participación de la mujer en este sector no sólo se relaciona con el lugar que ocupa en la economía productiva, sino que también condiciona su participación activa en la misma”. Es decir que, en muchas ocasiones a las mujeres los mercados les resultan un lugar demasiado ajeno por sus otras actividades y responsabilidades.

Existen varios factores que contribuyen al distanciamiento de las mujeres de este lenguaje. Por un lado, el sector ha sido históricamente percibido como un espacio dominado por hombres, lo que puede desalentar a muchas mujeres a incursionar en él. “No pertenecer, no entender y no conocer incrementa los niveles de desconfianza para el acceso al sistema financiero”, resume ONU. 

Además, particularmente el trading es una profesión altamente competitiva y demandante por su constante cambio.  “Es incómodo ser mujer entre un grupo de hombres con poder y dinero. Nos tenemos que preparar un montón, y por eso solemos ser mucho más precavidas. Porque también siempre van a encontrar algo para no valorarte”, dice a Feminacida Emilse Garzon, licenciada en Marketing de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES) y  comunicadora especializada en cultura digital. “Siempre estamos en una lupa mucho más exigente. Tenés que ser  doblemente mejor en tus habilidades, en tus formas y, además, tenés que ser linda porque sino no te miran pero tampoco demasiado, porque si no ya es un montón”, añade. 

La ambición económica suele ser valorada como una virtud en los hombres, asociada al éxito y al liderazgo, pero en las mujeres es percibida como una característica negativa. Esta doble vara moral no solo refuerza estereotipos, también limita las oportunidades que tienen las mujeres en ámbitos como las finanzas y los negocios.

Ayer, en el marco del Día Internacional de la Mujer, Front Inversiones, una de las plataformas de inversión más importantes del país con más de 150.000 usuarios activos, analizó el comportamiento financiero femenino en Argentina. El estudio revela que “si bien las mujeres representan el 28% de la comunidad de inversores, su impacto económico es proporcionalmente mayor: administran el 32% del total de activos bajo gestión (AUM) en la plataforma. Este dato demuestra que, aunque numéricamente son menos mujeres las que invierten a comparación la cantidad de clientes hombres, su peso financiero es significativamente relevante”. 

El análisis también indica que la edad promedio de las inversoras es de 31 años. Y otro de los datos que destaca es que “las mujeres tienen comportamientos que evidencian una mayor disciplina y compromiso en la gestión de sus finanzas personales”.

Guita y confusión

En Argentina, el mundo cripto es un lugar consolidado que se ha potenciado en los últimos años y que se ha ganado los primeros lugares en el podio de América Latina. Según la Comisión Nacional de Valores, en el país hay 10 millones de cuentas abiertas para el manejo de criptomonedas. Además, el volumen de transacciones mensuales alcanza los 500 millones de dólares, principalmente en criptodólares o stablecoins, como reafirma Santiago Siri, fundador y presidente de The DemocracyOS Foundation y especialista en la temática, en este capítulo de Filo News llamado “La última frontera”, en donde además explican lo que sucedió en el caso de la estafa de $LIBRA. 

No hay dudas de que estas monedas digitales se han instalado de la mano de la revolución tecnológica y en un contexto donde la crisis financiera y las limitaciones de comercializar tipos de cambio son una realidad de la que todos pueden hablar. Ahora, ¿qué sucede en el medio? ¿Por qué es tierra fértil para las estafas? ¿Cuánto chanchullo hay en el medio? 

La primera respuesta que atina a dar Grazon es que la dificultad se da en lo abstracto: “En parte, este es un lenguaje bastante desconocido. Si el mundo de las finanzas reales, de las bien concretas, ya tiene su complejidad, en este caso estamos hablando de dinero que no vemos”. Pero además, porque “muchas veces te lo venden como un juego. Hasta existen modelos en los que una inteligencia artificial es la que traidea. Hay gente que tiene dinero disponible para jugar y que la plata le parece un juego”, amplia. 

Con el advenimiento de las redes sociales, los nuevos actores denominados “influencers" y el fortalecimiento de la creencia en la meritocracia se puso en funcionamiento un terreno bastante confuso donde las subjetividades se han ido erosionando y reconfigurando. En ese plano, que muchas veces pareciera ser dominado por el absurdo, es donde por lo general se encuentra un campo fértil para hacer crecer estos sueños hipercapitalistas de la mano de lo fácil y rápido; es ahí donde todo se desploma. 

Ese es el caso de los llamados “criptobro”, varones que construyen su masculinidad a partir del dinero, que son narcisistas, profundamente machistas y que, además, apoyan políticos de extrema derecha. Son jóvenes a los que no solo les vendieron una identidad sino también estrategias de marketing específicas para hacerles creer que su verdad es la absoluta y que ellos tienen la poción mágica para el éxito económico. “A estos chicos se les hace la promesa de que sin laburar van a tener ganancias. Logran armar una personalidad basada en el deseo de obtener objetos, y eso es una mentira. Además, porque no sucede, gana uno solo”, analiza la especialista en ciberseguridad.

El problema no es el mundo cripto, ni el trading; el problema es todo lo que falsamente se ha construido a su alrededor: la rapidez, la necesidad como método de manipulación y una estrategia de venta sumamente falsa: “Invertí tus 100 dólares ahorrados acá y en poco tiempo vas a multiplicarlo de forma exponencial”. Como sucedió en dos oportunidades con un tweet de Javier Milei, como sucedió en el caso Cositorto y otras tantas veces más. Pero como marca la historia, en época de crisis la estafas proliferan; y en épocas de megainfluencers, los chantas también.



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