Dejame llorar narra el encuentro entre tres amigos de la infancia. Tres varones criados bajo el paradigma patriarcal de los años 90 viajan a pescar, en un medio natural donde se revela ese otro lado que el cotidiano citadino ayuda a ocultar. Un temporal extraordinario provocará que cada uno exponga su sensibilidad y experimente las contradicciones de la masculinidad y los preconceptos armados en relación con la paternidad.
Desde un principio la variación en tamaños corporales habla de la diversidad: no hay un tipo de varón. El comienzo trae calma, deja observarlos, como público logramos acercarnos. A medida que nos adentramos en este mundo el ritmo se acelera y nos encuentra con algunos de los mandatos masculinos: la competencia, la dificultad de poner en palabras, la burla, los excesos. Entre este ritmo cómico empieza a colarse una temática que tiene corazón, el deseo de paternar. Socialmente la mujer es la que desea, pero ¿qué sucede cuando es al revés? ¿Cómo se recibe?
Alejandra Endler, directora y dramaturga de la obra cuenta parte del proceso y también comparte porqué es una buena obra para ir a ver: “El montaje nos trajo muchas preguntas e interrogantes sobre el género y nuestras relaciones con amigues y niñeces. Pasamos de materialidades rígidas a encontrar el camino en lo liviano y no por eso poco profundo. Así como el agua, que va y no fija, corre como el río. Nos preguntamos sobre las masculinidades y sus mandatos como premisa que disparó preguntas sobre el género. Intercambiamos mucho entre actores, directora y asistente, la música. Conversamos sobre nuestros miedos, fracasos y preguntas en relación a lo que nos moldearon. Por todo esto pienso que es interesante que vengan a ver la obra y conversar e intercambiar sobre esta temática tan presente. Y no dar por sentado que estamos deconstruides porque esto recién empieza, y todavía nos queda mucho por hacer”.
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La dramaturgia de Alejandra Endler sorprende y vuelve a correr el plano una y otra vez. Una puntada en el vientre de uno de ellos y la manera de necesitar sostén: la sutileza del movimiento habla de una contracción. Se puede observar una dirección precisa, exacta.
El trío de actores atraviesa por distintos territorios teatrales. Por momentos son los tres chiflados y al instante están hundidos en el melodrama. El trabajo de interpretación que hacen Federico Falasco, Luciano Kaczer y Laureano Lozano es admirable. Hay mucha entrega y sensibilidad.
La obra cuenta la cara y contracara, antes de descubrir la sensibilidad, pasan por terrenos más tensos. Se puede observar cómo la masculinidad muchas veces no entiende el límite, aun cuando está siendo expresado a los gritos, aun cuando viene de otra masculinidad. ¿Cuál es el límite del chiste? El salto del amor a la violencia es casi sin escala y podemos ver lo irrefrenable. Esa masculinidad boba, animal, que no entiende de palabras ni razonamientos. Que solo puede frenar con un estímulo más fuerte, un baldazo de agua fría.
Luego una vigilia, el miedo. El sudor que trae el miedo. Un arma entra en escena. Otra vez el diálogo entre la vida y la muerte al que invita un nacimiento. Ver la transformación de los personajes, cómo los deseos fluctúan, no son lineales. La belleza de ver a un varón diciendo que no sabe desde su más profunda confusión.
Visibilizar el deseo profundo de cuidar siendo una masculinidad. Dejame llorar podría ser una fábula. Podría ser un relato que se cuente de padres a hijos, un cuento que devele que hay un deseo irreverente que supera al mandato y lo hace chiquito.
Ficha artístico técnica
Dramaturgia: Alejandra Endler
Actúan: Federico Falasco, Luciano Kaczer, Laureano Lozano, Paula Vargas
Vestuario: Laureano Lozano
Diseño de escenografía: Victoria Bossio Chacón
Diseño de luces: Lucia Feijoó
Diseño sonoro: Paula Vargas
Realización de escenografia: Federico Falasco, darling
Diseño gráfico: Santiago Lezende
Asistencia de dirección: Verónica Miramontes
Prensa: Valeria Franchi
Producción general: Alejandra Endler, Federico Falasco, Miguel Patiño
Colaboración artística: Catalina Larralde
Diseño de movimientos: Miguel Patiño
Dirección: Alejandra Endler