“En la escena acontece una polifonía. La gimnasta consagrada - la que se debate entre salir por la puerta grande o patear el tablero y caer al foso del olvido - despliega sus voces, muta en otros cuerpos; abre la pista para que desfilen sus monstruos y sus dioses”, dice la presentación de la obra y continúa: “El podio – nuestro altar de sacrificio contemporáneo – será el lugar desde donde mirar con mejor perspectiva esos extremos que se tocan: el dolor y la belleza, el deporte y la enfermedad, la culpa y el placer, los triunfos y los fracasos”.
Consagrada es una obra de circo contemporáneo que bucea en las realidades individuales de sus creadoras para abrirlas y universalizarlas con el público, un viaje desde lo íntimo y privado a lo social y público. Como toda pieza de arte, parece estar hablando de gimnasia artística pero nos habla a todes de otras cosas. Este unipersonal es protagonizado por Gabriela Parigi, acróbata, docente y ex gimnasta profesional, y dirigida por Florencia Micha, también acróbata, docente y actriz.
De podios y medallas
¿A quiénes le pertenecen los podios? ¿Qué sacrificios hacemos para llegar a ellos? ¿Cómo atraviesan nuestros cuerpos esos procesos? ¿Cuáles son los cuerpos aceptados y por qué? Estas son algunas de las preguntas que rondan la obra, que no es una crítica al mundo de la gimnasia artística, pero sí una manera de problematizar la competencia y los mandatos que allí circulan. Según Florencia y Gabriela, si bien en escena se habla de una gimnasta profesional y de los sacrificios que ella tiene que hacer para habitar esos espacios a la vez hermosos y hostiles, Consagrada no pretende circunscribirse a ese mundo que para muches es ajeno.
“No es específicamente al mundo de la gimnasia, sino que partimos desde ese lugar genuino que es un poco la tripa, la verdad, de donde yo vengo y donde tengo el cuerpo, el imaginario lleno de recuerdos, experiencias y cosas vividas. Desde esa honestidad y esa humildad nace el material”, explica Gabriela. Micha dice que ella se conmovía mucho con los recuerdos de la infancia de Gabi y disfrutó “reformular ese material de manera ficcionada para que la escena hable no sólo de eso sino de cómo esos sacrificios, esas exigencias, esos cuerpos de niñas también aludían a otros cuerpos, a otros sacrificios que una hace en distintos momentos de la vida”.
El proceso de trabajo comenzó a principios del 2020, pero hoy tiene otras connotaciones. Lo sucedido en los Juegos Olímpicos de Tokio con las atletas que declararon tener problemas de salud mental debido a la exigencia que suponen las disciplinas de alto rendimiento brindó otro color al tema de la obra. “Hoy, que una gimnasta de alto rendimiento como Simone Biles es conocida como cualquier otra cara de la farándula local, nuestro material da un vuelco y emite una resonancia colectiva que no creímos que tendría”, explica la directora en las redes sociales de la obra. Con este acontecimiento se pone en evidencia la problemática de esos cuerpos exigidos que deben darlo todo por las medallas y los trofeos, olvidando el costo mental que eso puede tener.
De ensayos y pandemia
“Cada vez que veo una obra que me conmociona, me encuentro ante una de las intrigas más grandes y excitantes que me provoca el teatro: cuándo es que empieza a gestarse la obra en la cabeza de quien la escribe”, se pregunta Micha. Y es que la gestación de Consagrada puede ubicarse en varios momentos claves para la vida de sus creadoras.
Parigi tiene un largo recorrido en la gimnasia artística, desde los 4 años entrenó, en su adolescencia participó del equipo olímpico en competencias internacionales y luego se formó como entrenadora. Sin embargo, en algún momento entendió que quería dejar ese mundo, alejarse de los podios y las medallas para pasar al mundo del circo donde no hay una sola forma de hacer las cosas. “A mi el tema de la competencia es algo que me atraviesa desde que soy muy chica, porque lo viví y me entrenaba para eso”, explica Gabi.
Fue a finales del 2019 que las artistas le dieron espacio a este unipersonal. Gabi quería desafiarse a estar sola en escena y encontró en Flor la persona correcta para dirigir y guiar ese proceso. Ellas se conocen hace mucho tiempo, trabajaron juntas en la compañía La Arena y hace 5 años que dirigen y son docentes de Eureka, un espacio de formación y deformación profesional para artistas circenses.
Comenzaron a ensayar en 2020, antes de la pandemia, intercambiando experiencias personales, recuerdos de la infancia de Gabi y escenas que ella había creado en otras oportunidades. Allí, casi como en un proceso psicoanalítico, surgió la temática principal de la obra: el sacrificio, la competencia y la gimnasia. Pero fue más adelante que reconocieron las bifurcaciones posibles que anidaban en la obra.
Flor escribió escenas, ficcionó la realidad de Gabi, y llegó la pandemia. “Empezó un proceso de producción bastante novedoso para nosotras y para todo el mundo del teatro que fue ensayar por Zoom”, explica la directora. En medio de la fase 1, el mundo se volvió virtual pero la producción de la obra no se detuvo. La intérprete recuerda: “Me vi sacando todas las cosas que tenía en mis placares, las medallas, los trofeos, el equipo del comité olímpico, las mallas, la bandera de argentina, los posters, el magnesio, cosas que en mi vida seguí guardando porque no me animé nunca a tirar”.
En ese contexto y con un subsidio del Instituto Nacional del Teatro, realizaron una transmisión virtual desde la habitación de Gabi que se convirtió en espacio escénico y que dejó entrar al público por primera vez al mundo de Consagrada.
De teatros y barbijos
El estreno de carne y hueso se hizo desear. Estaba pensado para el 1 de mayo de este año, pero las restricciones y el cierre de los teatros lo hizo imposible. Pero lo que primero fue angustia terminó siendo un giro positivo para la obra. “Ese último período de no estrenar fue para reformular, para ajustar, para ceñir el sentido, nada de lo que ocurrió fue en vano. Fue un proceso muy enriquecedor para superar las frustraciones”, explica Micha.
Para ambas, fue el gran equipo de trabajo que formaron lo que las sostuvo para llegar al estreno en estos casi dos años de trabajo pandémico. “Lo primero que hicimos fue abrazarnos, nos acompañamos. La solidaridad entre nosotras, la inteligencia, la creatividad y la mutabilidad nos sostuvo. Nos recompusimos”, cuenta Parigi.
Y finalmente, el estreno tan esperado llegó este 5 de septiembre en el Galpón de Guevara. “Volver al teatro en pandemia es muy conmovedor, creo que más que antes, por lo menos cuando uno atraviesa eso de no tener eso que ama, los regresos son siempre muy emotivos”, dice Micha y agrega: “Los estrenos son algo que siempre fueron un esfuerzo en sí mismo, casi un sacrificio podríamos decir como parodia al tema de la obra”.
“Tenemos la sensación de que estamos en sincronía con lo que está pasando, el material habla de lo que necesitamos hablar”, concluye Gabriela. En esta puesta parten de la singularidad de la gimnasia artística para hablar de temas icónicos, universales, arquetípicos de los momentos que estamos viviendo.
Sobre la obra
Estará en cartelera durante todo el mes de septiembre en El Galpón de Guevara. Podés conseguir tus entradas en: http://www.alternativateatral.com/obra74645-consagrada
Ficha artística:
Autoría: Gabi Parigi, Flor Micha
Intérprete: Gabi Parigi
Música: Juan Barone
Piano: Santi Martínez
Mezcla de audio: Julián Scarinci, Juan Barone
Vestuario: Sharon Luscher
Objetos: Sharon Luscher, Gabi Parigi, Flor Micha
Iluminación: Laura Saban
Entrenamiento vocal: Silvina Chivi García
Video: Fernando Sánchez
Fotografía: Macarena De Noia
Diseño gráfico: Lima
Redes sociales: Liza Isaak
Producción: Florencia Montaldo, Emilia Corteletti
Dirección: Flor Micha