Blas Correa, un adolescente de 17 años, viajaba en auto con cuatro amigos el 6 de agosto del 2020 cuando se encontraron con un control policial al doblar en una calle. Unas cuadras antes habían querido asaltarlos dos personas que iban en moto, por lo que venían a alta velocidad y no pararon en el control. Cuando el joven que conducía pisó el acelerador, los efectivos de la Policía les dispararon. Uno de esos tiros ingresó por la luneta del auto e impactó en el omóplato de Blas. Sus amigos lo llevaron a la clínica Aconcagua, donde no quisieron atenderlo. Cuando llegaron al Hospital de Urgencias ya estaba muerto.
Este miércoles comenzó el juicio bajo la modalidad “juicio por jurados”, donde se espera que declaren cerca de 50 personas. El 25 de noviembre se conocerá la sentencia. “Hoy estamos un poco más cerca de hacer justicia por Blas. Acá nadie va a ganar, yo ya lo perdí y en noviembre, cuando termine el juicio, me vuelvo a casa sin mi hijo. Pero necesitamos que todos los responsables tengan una condena”, señaló Soledad Laciar, mamá del adolescente, quien habló en conferencia de prensa acompañada por su abogado y la organización de derechos humanos Amnistía Internacional.
La investigación
Por el crimen de Blas y por intentar simular un enfrentamiento y encubrir la escena hay 13 policías imputados. Durante la investigación, una de las policías implicadas declaró que intentaron plantar un arma. Según las declaraciones, el suboficial Lucas Damián Gómez efectuó cuatro disparos con su arma reglamentaria, mientras que el cabo primero Javier Catriel Alarcón disparó en dos oportunidades. El resto de los imputados será juzgado por encubrimiento y omisión de deberes del oficio de funcionario público.
Los fiscales del juicio por jurados, en los alegatos de apertura del debate, consideraron que existe "documentación probatoria contundente e irrefutable desde el punto de vista objetivo sobre la responsabilidad para la condena". Y aseguraron que el hecho fue "una inadmisible masacre", que fue "uno de los mayores casos de violencia institucional de los últimos tiempos" y que "solo un milagro" hizo que no murieran los cuatro amigos que iban en el auto junto a Blas.
Te puede interesar: 8va. Marcha Nacional contra el Gatillo Fácil
Antes de dar inicio al juicio, en la entrada de la sede de Tribunales II de Córdoba, Soledad Laciar, estuvo acompañada por otro de sus hijos, Juan Segundo Correa y por familiares y amigos con carteles pidiendo justicia: “Hoy están aquí sus amigos. Ellos son mis hijos. Son los que trataron de salvar a Blas mientras la policía plantaba un arma”. Y agregó que las responsabilidades políticas llegan hasta el gobernador de Córdoba.
El caso de Blas se suma a los tantos casos de gatillo fácil donde la Policía ejerce con total impunidad el abuso de autoridad. Familiares y amigos de Blas Correa exigen justicia y junto con sus abogados reclaman que el proceso judicial se desarrolle de forma independiente para condenar a todos los implicados.