¿Qué es un hombre? ¿Qué es la masculinidad? ¿Qué es un cuerpo? Éstas son algunas de las preguntas que resuenan después de ver Bebé Reno, la miniserie del escocés Richard Gadd, que desde que se estrenó en abril de 2024 se ha mantenido entre los primeros lugares del ranking de Netflix a nivel global.
Imaginemos esta situación: trabajás en un bar y un día, una mujer entra angustiada y te pide un té. ¿Qué harías? Este acto, aparentemente inofensivo, es el detonante de una relación de acoso entre Martha, una mujer desolada, sin filtros y con algún problema de índole psiquiátrico, y Donny Dunn, un comediante frustrado que busca sobrevivir trabajando en un pub y viviendo en la casa de su ex suegra. El grooming es una carta fundamental para entender la obsesión y el acoso constante.
Con cierto escepticismo debido a su popularidad, Bebé Reno sorprendió gratamente. Bajo la premisa de estar basada en hechos reales y ser protagonizada por el propio Richard Gadd, la serie entra muy fácilmente a los parámetros de los consumidores de la filmografía mainstream. La trama de la serie se enreda cuando Martha comienza a frecuentar el pub diariamente, hablando interminablemente sobre su vida. Al mismo tiempo, le envía decenas de correos a Donny, que se cruzan con las escenas y le dan forma a la historia. El acoso se intensifica y genera en el comediante un miedo constante mientras intenta mantener una relación con Teri, una chica trans.
Una pregunta inicial surge frente a los cientos de mails y las excusas de Martha: ¿Por qué Donny no detiene la situación? ¿Por qué no se defiende? La trama, casi prediciendo esos interrogantes en les espectadores, da un giro inesperado en el cuarto episodio donde a través de un flashback revela el pasado traumático del protagonista. Estas escenas, casi imposibles de ver de a ratos por la carga de violencia explícita y simbólica, resignifican todo lo que vimos previamente. Lo que en un principio simplemente podría leerse como una comedia negra sobre cómo sobrellevar el acoso, va abriendo cada vez más sus capas para ser algo mucho más complejo: una historia de traumas, de silencios, de abusos de poder, de miedos, de falta de autoestima y de los innumerables intentos de un humorista por ser visto y, sobre todo, por ser amado.
A lo largo de sus ocho capítulos, Bebé Reno se presenta, más bien, como una denuncia social a un sistema que acalla los sentimientos de las víctimas de abuso y, en este caso en particular, la de las masculinidades, para que puedan ser fuertes y bancarse todo.
¿Lo real es lo verídico en Bebé Reno?
Más allá de si la historia es 100% fehaciente a la realidad, hay algo muy real: los daños psicológicos y físicos del abuso. Una de las escenas quizás más verídicas es cuando el protagonista vuelve a visitar a su abusador. Un patrón muy común en las víctimas de abuso que tiene que ver con sentir que "necesitan a sus agresores". Algo que pocas veces se ve en series o películas: la relación afectiva que puede haber en este tipo de vínculos, lo cual los hace mucho más complejos. A esto se le suma la decisión de no revictimizar a la victima y abarcar sus múltiples contradicciones.
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En una entrevista, Richard Gadd expresó su intención de mostrar una faceta del abuso sexual que rara vez se ve: “Existe la idea de que el abuso sexual es una píldora en un vaso que se disuelve y te levantás y no sabes donde estas. No niego que eso sucede, y es un gran problema. Pero el abuso también sucede en las relaciones más íntimas”. Esto plantea la pregunta sobre las herramientas disponibles para las víctimas de abuso, subrayando que el abuso es un problema profundamente social. Algo de este orden se deja entrever en la cadena de silencios que rodean cada caso en particular, hecho que se confirma en ese abrazo con el padre, quien había pasado por lo mismo.
“Verán, eso es lo que el abuso te hace. Me convirtió en un imán para toda clase de locos. Es una herida abierta que los atrae”, afirma el protagonista de Bebé Reno entre lágrimas y con la cara golpeada por Martha.
¿Seré bisexual?
Hay algo en la dimensión de género y orientación sexual que tiene un espacio importante en Bebé Reno. "¿Seré bisexual? ¿Soy gay? ¿Por qué me da vergüenza salir con una chica trans?, se pregunta Dunn. El homoodio y transodio internalizado es una de las tantas facetas de ese personaje que tratada con franqueza y sin tapujos añade una capa de complejidad a la serie. Esto se ve más latente en la relación de Donny con Teri. Resulta interesante como se muestra algo que nos suele pasar a muchas personas del colectivo travesti-trans: ser deseades en silencio, puertas adentro, porque “¿para qué contar?” o “¿para qué poner una etiqueta?”.
Casi al final de Bebé Reno, Donny le pregunta a sus padres: “¿Que prefieren un hijo bisexual, gay, o lo que sea, o un hijo muerto?”. Su madre responde: “Es fácil, con esas opciones no hay dudas de cuál elegimos.” En esa pregunta, que empieza a desarmar lo internalizado, se juega un poco de todo: lo difícil que es vivir -o sobrevivir- en un mundo que se rige bajo las normas de la heteronormatividad y las luchas internas que se dan en las personas que no lo son, por el miedo social que significa escaparle a eso. Algo muy frecuente en la cultura queer, pero que al mismo tiempo choca fuertemente con el personaje de Teri, segura, plantada y que sabe muy bien qué quiere y sobre todo, quién es.
Tremenda nota! Gracias