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"Diálogos desobedientes": ASI nunca más

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Diálogos Desobedientes es el newsletter de la Mónica Macha en Feminacida. Cada mes, la diputada conversa con diferentes especialistas y referentes de las luchas feministas. El newsletter es abierto y podes recibirlo simplemente dejando tu nombre y tu mail acá: https://bit.ly/3FU9dU8.


Dialogamos con la querida Thelma Fardin, actriz y activista, sobre las situaciones de abuso que atraviesan les niñes, el rol de las madres protectoras y la falta de actos de justicia reparadora por parte del Poder Judicial. 

Queda mucho por hacer, pero tenemos dos certezas: la salida es siempre colectiva, y de la mano de las organizaciones feministas, y es necesario profundizar la Educación Sexual Integral. Ahí vamos.

Thelma: De chico no podés dimensionar ni identificar qué es lo que está sucediendo hasta que no viene el juicio del adulto y te explica que eso está mal. Más allá de que, por supuesto, la sensación es que está mal. Salvo en esos casos, que son muchísimos, en los que el adulto genera automáticamente el miedo de “si lo contas te va a pasar esto” y entonces ahí entra la dimensión de “no lo puedo contar”. Pero por el miedo a esas amenazas, no por el miedo específico de lo que está sucediendo, porque cuando sos pequeño la autoridad total es el adulto. El adulto es el que te dice lo que está bien y lo que está mal y entonces si el adulto hace eso en algún punto evidentemente vos, como niño, pensás que está bien.

Mónica: Hay una perspectiva muy adultocéntrica, lo que necesitamos es poder escuchar verdaderamente la voz de los pibes y las pibas, y tomar esa palabra. Porque tenemos una situación social y cultural muy compleja sobre los abusos; muy compleja  y muy cotidiana. Creo que la ESI es fundamental para generar instancias de prevención y para acompañar situaciones. 

Thelma: Es un tema difícil, incluso para quienes lo abordamos todos los días es doloroso, es agotador. En un punto tampoco es tan difícil comprender por qué la sociedad no quiere hablar de esto: por el peso que tiene y lo doloroso que es. Es hacerse cargo de que la putrefacción del sistema explota por algún lado y siempre, por supuesto, explota con los más vulnerables, y los más vulnerables sin duda son los niños producto de, justamente, ese adultocentrismo que vos decís. 

Mónica: Cuando hay justicia del Poder Judicial hay una instancia de reparación, no es la única, pero esa reparación es necesaria para después poder reconstruir proyectos para que una situación que fue y que es traumática no se lleve puesta tu vida ni tu subjetividad. Creo que ahí hay mucho para hacer y que también debe ser desde una intervención y un acompañamiento del Estado. Y por eso también son importantes las organizaciones que contienen, que saben qué hacer y cómo hacerlo, que son expertas en cómo trabajar estas situaciones. Las organizaciones te orientan en cómo hacer ese camino tan crítico y tan penoso, pero no hacerlo sola. Y eso para una persona que está en esa situación es mucho, es un gran acompañamiento. Siempre apuntamos, y sobre todo dentro del feminismo y el transfeminismo, a las organizaciones de compañeras. Sin eso sería todo mucho más complejo. 

Thelma: No paro de recoger testimonios en los que aparece la idea de que no existe la justicia. Personas que expresan “solo me va a generar dolor”, “no estoy dispuesto a someterme a eso”. La justicia no parece ser la respuesta para nadie. Otras veces encuentro testimonios sobre otras formas de construir Justicia. Y el común denominador lleva a la organización colectiva. Nos organizamos, entendemos la temática y la posibilidad de poder convertirte en un vocero. La responsabilidad puesta de vuelta en las víctimas. Primero sentís que sos responsable de lo que te pasó. Cuando podés romper con eso, te sentís responsable de poder hacer algo con eso que te pasó. O sea, siempre la responsabilidad está recayendo en las víctimas. Eso también me parece siempre algo muy complejo. No hay responsabilidad; podés no querer hablar,  o hablar pero no querer hacer nada.

Mónica: Pensaba, mientras te esucuchaba, en la idea que proponía Maria Laura Razzari sobre la violación como una institución política. La violación hacia las mujeres como una institución política de disciplinamiento, de dominación y en un lugar donde te vulneran, donde te someten. Y en ese proceso, en este contexto, me parece fundamental reivindicar la organización feminista como ese espacio de construcción de saberes, de acompañamientos, de contención, de hacer tribu frente a las violencias. Y en especial a las madres protectoras.

Thelma: Pensaba justo, en relación al abuso sexual en las infancias, en el lugar de la madre protectora. O sea, de vuelta es la mujer. El Estado no la reconoce, y creo que eso sería un trabajo, es un trabajo que planteamos: reconocerla como una víctima secundaria del hecho pero directa totalmente por lo que significa el abuso a uno de tus hijes. No puede haber ningún tipo de responsabilidad puesta en el niño que no puede dimensionar lo que está viviendo, todo tiene que ser de los adultos, muy atentos primero a protegerlo y, después, como eso puede fallar, a detectar qué está pasando pero, de vuelta, siempre son las madres las que están ahí acompañando.


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