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Alperovich al banquillo de los acusados por abuso sexual, un hito judicial

José Jorge Alperovich
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“Me siento más aliviada. No puedo creer que ya haya pasado”, cuenta F.L a sus allegados tras declarar durante seis horas frente al Tribunal Oral N° 29 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en la causa que la tiene como denunciante de abuso sexual agravado contra José Jorge Alperovich, tres veces gobernador de Tucumán y ex senador peronista. El juicio inició el 5 de febrero y llega después de cinco años a las manos del juez Ramos Padilla. Las audiencias serán todas las semanas y habrá alrededor de 80 testigos que fueron llamados a declarar. 

Alperovich es acusado por tres abusos sexuales, dos en grado de tentativa, y enfrenta seis cargos por violencia sexual con acceso carnal. Según lo surgido de la investigación judicial, los hechos tuvieron lugar entre 2017 y 2018 en la Ciudad de Buenos Aires y en la provincia de Tucumán.

En el proceso se señala que estos hechos de violencia de género estuvieron marcados por una asimetría de poder, una dependencia económica y la explotación de su posición familiar ya que la joven denunciante es su sobrina segunda y ex empleada.

“No quería que me besara. Lo hacía igual. No quería que me manoseara. Lo hacía igual. No quería que me penetrara. Lo hacía igual. Inmovilizada y paralizada, mirando las habitaciones, esperando que todo termine, que el tiempo corra”, escribió F.L en una carta pública en 2019. Luego, inició la denuncia penal contra el político y empresario. 

Con el testimonio de la joven de 33 años y el silencio del acusado que “por recomendación de sus abogados” no declaró, inició el juicio oral y público. En la primera audiencia, Alperovich y la denunciante estuvieron presentes, pero no se cruzaron. Ella estuvo acompañada y contenida por el equipo legal a cargo de la querella, mientras que el acusado asistió con sus hijos Mariana y Daniel. No asistió su esposa, Beatriz Rojkés, quien también fue senadora nacional. 

El Ministerio Público Fiscal está representado por Sandro Abraldes, titular de la Fiscalía General N° 27 ante los Tribunales Orales en lo Criminal. La defensa es liderada por Augusto Nicolás Garrido, parte del prestigioso estudio de Mariano Cuneo Libarona, ahora ministro de Justicia de la Nación. Por su parte, la querella está a cargo de Pablo Rovatti, quien pertenece al Programa de Asistencia y Patrocinio Jurídico a Víctimas de Delito de la Defensoría General de la Nación. 

Introducción de nuevas pruebas: el acoso televisado de Alperovich contra una periodista

Antes de comenzar el debate de la segunda audiencia, sucedida el jueves pasado, la querella introdujo un material que podría delinear el perfil público de Alperovich, especialmente en su trato con las mujeres. En abril de 2019, unos meses antes de que se hiciera pública la denuncia por abuso sexual y en el marco de su campaña electoral para gobernador de Tucumán, el senador se encargó de denigrar y hacer comentarios ofensivos hacia la periodista y conductora Carolina Servetto, durante una entrevista en La Gaceta Play .

“Esta chica me encanta, es el perfil que a mí me gusta”, dijo Alperovich frente a las cámaras interrumpiendo el tema político por el que había sido invitado. Este episodio fue repudiado a nivel nacional. 

A pesar de la objeción de la defensa, la querella dijo que este hecho fue mencionado por la víctima en su declaración ya que, además de la repercusión mediática y política, tuvo un gran impacto personal para ella. Un mes después, la denunciante presentó su renuncia como secretaria de Alperovich.



“El se sentía dueño de las personas” 

Tras la introducción de las nuevas pruebas comenzaron a declarar los testigos. Fueron cinco en total, aunque sin dudas el más relevante fue el testimonio de la abuela de la denunciante y tía de Alperovich. En esta oportunidad, el acusado estaba online, con una pared lisa atrás y no dejaba de fumar, tomar mate y masticar un caramelo. 

La abuela describió a F.L como una persona muy trabajadora, inteligente e independiente. En los trabajos donde estuvo “siempre la querían porque resolvía rápidamente y era muy amable con todos”. 

Por este trabajo que iba a tener junto al ex senador “ella estaba muy ilusionada”, cuenta, pero después eso comenzó a volverse muy exigente. “La buscaban temprano y la dejaban a la tarde. Al final no tenía vida personal y cada vez que la veíamos menos”, detalló y se refirió a la servidumbre a la que era sometida la denunciante: “Para mí  no era un trabajo de secretaria, según lo poco que nos contaba ella le daba hasta las pastillas. Era como un servilismo”.

“Nunca pensamos que pasaría esto y cuando ella me cuenta que iba a denunciarlo porque José había abusado de ella, yo le dije que no lo hiciera porque él era muy poderoso. Él se creía dueño de las personas”, esgrimió la mujer.

Tras haber trascendido su caso, la testigo señaló que fue todo muy difícil por el miedo que le generaba haber denunciado a una figura política con peso como Alperovich y en una provincia como Tucumán. “Sin embargo, su valentía fue impresionante”, afirmó orgullosa. 

Dos médicos y familiares de la víctima, también testigos, detallaron en sus declaraciones los cambios físicos que fue sufriendo la joven durante el periodo que duró el empleo con Aperovich. Señalan que llegó a pesar 50 kilos a pesar de ser una chica muy alta, que sufría caída de cabello, que no tenía uñas y que padecía temblores y ataques de pánico. 

“Parecía como si le hubiese pasado un camión por encima y estaba muy alejada de nosotros, cuando siempre había sido una chica alegre y cercana”, afirmaron. 

En total son nueve hechos de abuso sexual agravado contra la joven sucedidos en Tucumán y en Buenos Aires. Los testigos fueron relatando de acuerdo a su grado de cercanía y confianza, y a medida que la víctima iba contando de a poco cómo habían sucedido los abusos. Las amigas y las primas la acompañaron en distintas instancias y relataron frente al juez Ramos Padilla algunos hechos.

"Ella pudo contarme muchas situaciones en el auto en el que se movilizaban para ir a actos y lugares de campaña. Ahí Alperovich aprovechaba para tocarla. Le exigía que se sentara en el medio del asiento trasero y le decía que eso lo energizaba. El chofer, que estaba armado, veía todas esas situaciones”, detalló una testigo. 

Otra afirmó que la víctima rompió en llanto al relatarle la renuncia a su trabajo y los abusos que había sufrido: “Me llegó a contar que se ponía toallitas para que él piense que estaba indispuesta y no la tocara”. 

La mayoría de los testigos coinciden que algunos abusos fueron en el departamento de Puerto Madero (CABA), en el que se quedaban ambos mientras él cumplía su tarea en el Senado de la Nación. Otros sucedieron en distintas casas que el acusado posee en la ciudad de Yerba Buena, a 15 kilómetros de San Miguel de Tucumán. A veces, mientras estaban solos; y otras ocasiones, con personal de seguridad armado alrededor. 

Hasta la publicación de esta nota, la defensa de Alperovich no indagó sobre los hechos y, como si fuera de manual, sí preguntó sobre la vida personal de la víctima y cómo consiguió sus otros trabajos. Además, intentó demostrar que no había ni dependencia económica, ni asimetría de poder. 

“Este juicio marca un hito”

Es la primera vez que un político de la talla de José Jorge Alperovich se sienta en el banquillo de los acusados por una causa de violencia sexual. Además, el ex gobernador de Tucumán fue investigado por “encubrimiento” en la causa por el femicidio de Paulina Lebbos. Estuvo citado a declarar en el juicio en 2017, pero se negó a hacerlo personalmente amparado en sus fueros como senador nacional. 

“Este juicio marca un hito en la búsqueda de justicia ante la violencia impune por parte de los varones poderosos en los ámbitos de la política”, explican desde Ni Una Menos Tucumán, organización que a raíz de esta causa articuló una “Mesa contra los abusos del poder político” para acompañar distintos casos: la causa del ex diputado y actual intendente de Famaillá, José Orellana, condenado por acoso sexual; la causa que tiene como acusado por abuso sexual al legislador Ricardo Bussi; y el caso del vocal de la Corte Suprema de Justicia de la provincia, Antonio Estofán, denunciado por acoso sexual. 

Queda un largo camino de audiencias que tendrán decenas de testigos y a un acusado con influencia política significativa en El Jardín de la República. El objetivo del debate oral será develar el escenario de manipulación, encubrimiento y abuso a la que fue sometida F.L. En sus propias palabras de aquella carta inicial: “Solo quiero justicia. Recuperar mi vida. Quiero volver a empezar poniendo cada cosa en su lugar. Responsabilidad de acciones, consecuencias para quien corresponde. Hasta ahora, sólo las cargo yo. Sacarme esta mochila que ya no puedo sostener más y entregársela a su dueño”. 


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