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Adopción en Argentina: sólo el 2% adopta niñes grandes

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El 90% de las personas que se inscriben para adoptar lo hacen para un niñe único, sano y de hasta 3 o 5 años. Pero más del 75% de les niñes que esperan una familia tienen más de 6 años. En tanto, menos del 2% del registro está anotado para ahijar a niñes a partir de los 12 años. Feminacida habló con la organización “Adopten Niñes Grandes” para explicar las consecuencias y soluciones de esta brecha.


“Sonia, ¿puedo ir a tu casa? Yo quiero ir”, pidió un nene de 8 años a quien desde ese momento se convertiría en su mamá: Sonia Baliente. Ella vivía en Chubut, tenía 43 años, estaba divorciada y se consideraba “ya grande para encarar un embarazo”. Sin pareja, pero con el acompañamiento de familia, amistades y terapia se inscribió a finales del 2015 en los registros de adopción para así formar su propia familia. 

Los trámites duraron algunos meses y Sonia recibió un llamado para conocer a Joaquín, de 8 años, recién en agosto del 2017. “La jueza había convocado a tres posibles familias para él, pero en esa instancia no fui seleccionada. Casi me bajo del registro. La sensación de que la decisión sobre mi vida estaba en manos de un grupo de personas desde una oficina que ni siquiera me conocían fue fuerte”, cuenta Baliente en diálogo con Feminacida.

Sonia se vio sometida y a merced de un engranaje que no podía manejar, pero fue entonces que una amiga le dijo: “Si esto te frustra, imaginate lo que deben sentir los niños que esperan una familia”. 

El 3 de diciembre de ese año, Sonia recibió otro llamado. Era por Joaquín. El niño había estado en dos familias, pero había fallado la vinculación. A los cuatro días, aunque ambos estaban muy nerviosos, finalmente pudieron conocerse en una plaza de Rawson. 

“Se suponía que la vinculación iba a ser progresiva, quedamos en vernos al otro día para almorzar y ver cómo seguía. Me volví a Trelew en el auto, conmocionada, intentando repasar la situación ordenando mis emociones”, relata. A mitad de camino, Sonia recibió una llamada más. Esta vez era la cuidadora del niño; Joaquín quería hablar con ella: “Sonia, ¿puedo ir a tu casa?”. Sonia no lo pensó dos veces, dio la vuelta y fue a buscarlo. Una vez ambos en el auto camino a casa, él le dijo: “Ya está, nos encontramos”. 

“Y así fue, el mismo día que nos conocimos empezamos nuestra familia. Fue fuerte, de un día para otro, un caos por momentos, una sorpresa para todo mi entorno. A los 6 meses pasé de ser Sonia a ‘mamá’, ‘vieja’, ‘mami’ y el insistente ‘mirá ma’ ante todo lo que hacía”, culminó Sonia, sin esconder que se trata de una historia llena de miedos y desafíos. Pero, ¿qué historia de maternidad o paternidad no lo es?

Existe la premisa de que la adopción es un camino más difícil que el de concebir un hijo biológico. Desde la asociación civil "Adopten Niñes Grandes" (ANG), aseguran que solamente es distinto. Se trata de un colectivo de mapadres autoconvocades con historias diversas pero con un denominador común: todes transitaron la adopción como uno de los caminos para formar sus familias que buscan desmitificar que la adopción en Argentina es tan compleja, especialmente de preadolescentes y adolescentes. 

Desde su página web y redes sociales aportan información para acompañar el camino de la adopción, difunden charlas informativas, responden todo tipo de preguntas frecuentes y comparten convocatorias públicas todos los lunes en Twitter y en Instagram con el hashtag #EncontrarFamilia. Además, comparten historias de adopción y lo que niñes en situación de adoptabilidad buscan de una familia con el hashtag #LosNiñesGrandesDicen, a través de la voz de distintas personas mediáticas como Migue Granados, Camila Sosa Villada, Carla Conte, Inés Estevez, José María Muscari y tantas otras. 

Uno de sus principales objetivos es también “desromantizar la adopción”, el primer eslabón de una cadena de irregularidades en el sistema de adopción formal en la Argentina. Según las últimas mediciones del año 2020, existen aproximadamente 2200 niñes y adolescentes en situación de adoptabilidad. Por otra parte, de acuedo a datos de julio de este año, hay 2090 adultos inscriptos para adoptar.

El problema radica en que el 90% de las personas que se inscriben para adoptar lo hacen para un niño/a único, sano y de hasta 3 ó 5 años. Pero más del 75% de les niñes que esperan una familia tienen más de 6 años. En tanto, menos del 2% del registro está anotado para ahijar a niñes a partir de los 12 años.

Según contaron desde la AGN, la base de esta problemática radica en los mitos que insisten en la dificultad para adoptar en Argentina . 


Podés leer más en: Adopción: el derecho a la familia trasciende la edad, el género y la clase social

“Es muy difícil adoptar en Argentina”

Tal como señalan las estadísticas citadas, lo difícil en Argentina es adoptar bebés dado a la alta demanda. Las familias lo hacen considerando que al criarles desde pequeños podrán formarles “a su imagen y semejanza”, con los valores e historia del grupo familiar adoptivo. Sin embargo, este es otro mito. 

“Los hijes no son esos que nos hemos imaginado previamente a la concepción u adopción. Son otras personas, con sus propios intereses, carácter y costumbres. Esto sucede no sólo con hijes adoptivos, sino también con aquellas personas a quienes hemos dado a luz”, comentan Susana Cantarelli (48), que conoció a su hija y nieto a sus 16 años, y Mariana Pittaluga (40), que conoció a su hija cuando tenía 12.

Las referentes de ANG consultadas por este medio llamaron a revisar las expectativas adultocentristas que buscan un niñe para sus familias y no una familia para un niñe. No son niñes ideales, son niñes reales. 

Incluso, la distancia de la realidad con la idealización “sucede más con los hijos biológicos porque los niños grandes que se incorporan a una familia muchas veces intentan cumplir con las expectativas de los adultos por miedo al rechazo”, dicen Susana y Mariana, por lo que es imprescindible quererles y comprenderles “más allá de las diferencias”. 

Aún más, la concepción de que adoptar niños pequeños es más sencillo no contempla actitudes y reacciones propias de su edad, como llantos, berrinches y situaciones estresantes para las que es necesario contar con más herramientas didácticas y empáticas. Tal como expresa Sonia, “estos hijos e hijas llegan a nosotros con heridas muy profundas, con duelos que procesar, con traumas para sanar y es nuestra tarea acompañarlos, acercarles herramientas para ir superando sus miedos, prejuicios, dolores”.

Respecto a este mito, aseguraron que la disponibilidad adoptiva de niñes mayores de 5 años, adolescentes, grupo de hermanes o con un diagnóstico de salud es inmediata. La espera del llamado para conocerles será una cuestión de días. En cambio, si sólo hay disponibilidad para ahijar a niñes únicos, sanos y menores de 5, “la espera será de años”.

Narrativa peligrosa

Los mitos citados generan un “relato que conviene a todos los sectores que han desarrollado un negocio alrededor del camino de las personas que quieren conformar una familia con hijos”, denuncian desde la AGN. 

Las consecuencias van desde miles de niñes mayores de 5 años sin familia que permanecen en el sistema de cuidados alternativos hasta cumplir la mayoría de edad, personas que buscan adoptar bebés esperando años, el alquiler irregular de vientres y la adopción ilegal de menores. Si bien el texto del Código Civil y Comercial de la Nación prohíbe expresamente la entrega directa de niñas, niños y adolescentes, hay miles de casos por año de parejas que viajan a otras provincias para poder “adoptar” bebés. 

Adoptar sola: ¿sí o no?

En el colectivo "Adopten Niñes Grandes" hay muchas familias monomarentales. Desde allí han observado que “lamentablemente está instalado el mito de que si sos una mujer soltera, no te van a tener en cuenta”. Pero esto no es cierto.

En la actualidad, los roles de la maparentalidad se están cuestionando: “Si entendemos que una mapaternidad se construye, que va más allá de un vínculo biológico, de gestación y de una niñez temprana, podemos pensar libre y naturalmente en una mapaternidad por vía adoptiva y también con niñes grandes”. Además, explican que cada vez más personas se plantean este tipo de maternidad como plan A, aún teniendo capacidad de gestar.

Sin embargo, Mariana y Susana no pierden de vista que el sistema es aun heteropatriarcal y esto, indudablemente, se cuela en las decisiones de los actores sobre procesos adoptivos. “Es importante saber que, si alguna persona ha sentido obstaculizado su proceso por cuestiones de género, orientación sexual o por su opción de ser monomarental, hay recursos para reclamar esta situación”, aducen incluyendo a las personas con alguna discapacidad que quieran adoptar: “Muchas tienen competencias para ser mapadres por adopción y no deberían sufrir ningún tipo de desventajas con respecto a personas sin discapacidad, tampoco la normativa lo contraindica”.

Con todo esto, desde la AGN dejan en claro que no hay más impedimentos para la adopción que las propias limitaciones: ni físicas, ni gestantes, ni legales. Y sólo dejan un consejo: adopten niñes grandes. 


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