Para algunos sectores, el 28 de mayo es el Día Internacional de la higiene menstrual. Desde esta perspectiva global se enfatiza principalmente la garantía de una gestión del sangrado menstrual con acceso al agua, saneamiento e higiene (WASH). También mencionan la importancia de generar espacios donde las personas puedan hablar libremente sobre la menstruación para combatir tabúes y mitos.
Complementariamente, para otros actores sociales el mes de mayo representa el mes de la salud menstrual, que busca visibilizar las diferentes problemáticas que atraviesan las personas menstruantes en su cotidianidad. Teniendo en cuenta la desinformación y el tabú, la contaminación ambiental, el uso de los recursos que insume la fabricación de productos de gestión menstrual (petróleo, gas natural, agua, madera entre otros); las consecuencias de su uso en la salud de las personas; el costo de menstruar; la falta de educación menstrual y el impulso de políticas públicas. Desde el paradigma de la salud menstrual el ciclo se percibe de forma integral, entendiendo a la ovulación, y consecuentemente la menstruación, como un signo vital de salud.
Está claro que la temática de la menstruación hace varios años comenzó a resonar en la sociedad y hay una disputa de sentido sobre el significado del 28 de mayo, pero lo importante es que se abrió un debate que instala el tema en el ámbito público.
En 2019, en el 34° Encuentro Nacional de Mujeres se realizó por primera vez un taller sobre Cuerpxs Menstruantes. Yo tenía 13 años, y a partir del activismo menstrual comprendí que algo que parecía una experiencia individual y biológica podía entenderse como un proceso fisiológico atravesado por condicionantes sociales, culturales, ambientales y económicos que impactan directamente en nuestra salud y experiencia como personas menstruantes.
Desde ese momento asistí a charlas, capacitaciones y participé en el 35° Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales, Intersex y No binaries. Todo este proceso me permitió adquirir conocimientos sobre mi cuerpo, mi ciclo hormonal y el movimiento feminista, a los que de otra forma no hubiera accedido. Me brindó la oportunidad de compartir camino con mujeres que me inspiraron y que me hicieron parte de un espacio colectivo, desde donde surgió el lema “menstruar es político”.
A partir de la transformación que el activismo menstrual significó en mi, me propuse multiplicar el conocimiento sobre la menstruación con mis pares e incentivarles a alzar nuestras voces. En nuestra trayectoria educativa, tanto en la primaria como en la secundaria, la menstruación no se presenta como un contenido de la Educación Sexual Integral (ESI). Pareciera que en la primaria somos muy chicxs para entender, y ya en la secundaria somos “grandes”, “ya sabemos sobre el tema, no hace falta que nos expliquen”.
Frente a la ausencia de la educación menstrual en la ESI, la deserción escolar que se genera debido a la falta de acceso a productos de gestión menstrual y los discursos estigmatizantes sobre las personas que menstrúan, les adolescentes nos organizamos buscando generar un cambio en la realidad que se vive en las escuelas secundarias.
Llevamos adelante muchas acciones, pero aún queda mucho por hacer. Las adolescencias tenemos la potencia para transformar nuestras realidades actuando en las escuelas, junto a otres en los barrios, junto a otras organizaciones, en las redes sociales y en la agenda pública.
Actualmente, desde Girl Up Argentina y Casa Fusa, se está impulsando la conformación de una Red de Organizaciones por los derechos menstruales. Esta red puede ser una nueva oportunidad para ampliar el debate de manera intergeneracional y a partir de experiencias diversas, buscar incidir y resonar colectivamente con más potencia.
(*) Mora C.J tiene 17 años. Es estudiante secundaria del Instituto Lomas de Zamora. Además, es participante de la Comisión de Género de estudiantes y Club Girl Up.
Sobre Girl Up
Girl Up es una iniciativa de la Fundación de las Naciones Unidas que conecta, impulsa y acompaña a jóvenes activistas por la equidad de género. La red impacta a más de 200.000 activistas en más de 150 países.
Sobre FUSA AC
FUSA AC trabaja hace más de 10 años en la promoción de la salud y los derechos de adolescentes, jóvenes y mujeres en situación de vulnerabilidad. Cuenta con un equipo interdisciplinario de profesionales orientados a distintas áreas de trabajo: investigación, incidencia política, expansión comunitaria, comunicación y atención integral de la salud. Posee una amplia experiencia en el abordaje de temas de salud sexual y reproductiva, la violencia de género, la discapacidad y la diversidad desde un enfoque de derechos.
Mora, ¡sos muy ídola! Escucharte hablar sobre tu activismo menstrual siempre nos inspira e impulsa. Gracias por ser parte de nuestra red. ¡Vamos por más!