El domingo de Pascuas, el Papa Francisco salió al balcón de la Basílica de San Pedro y pronunció sus últimas palabras frente a miles de fieles. Luego de 35 días de internación por una neumonía bilateral, en silla de ruedas y casi con su último aliento, el Papa aseguró: “No puede haber paz sin libertad de religión, libertad de pensamiento, libertad de expresión y respeto por las opiniones de los demás”. Al otro lado del océano, desde Argentina, Milagros Acosta lo escuchó y se conmovió. Como cada vez que lo oía, coincidía plenamente con él.
A la mañana siguiente, Milagros se levantó temprano con la noticia y el celular atestado de mensajes y llamadas perdidas: a las 7:35 de ese lunes 21 de abril, el Papa Francisco había fallecido. Recordó entonces -y lo seguiría repitiendo en los días venideros-, el día que lo tuvo sentado delante de ella, cuando pudo entregarle, en mano, el pañuelo verde: el símbolo de la lucha por el aborto legal.
La escena dura unos cuarenta segundos y tuvo lugar hace dos años, durante la filmación del documental “Amén. Francisco responde” que puede verse en Disney, donde diez jóvenes de distintos lugares del mundo conversan con el Papa. Cuando le tocó hablar, Milagros dijo:
—Ahora, yo le quiero entregar algo… Para mí esto, poder tenerlo y llevarlo en la mochila, ha sido…
Algo la interrumpe. La emoción le anuda las palabras. Se queda en silencio, entre sus dedos lleva el pañuelo verde con la leyenda “legal, seguro y gratuito”. Francisco sostiene la mirada hacia ella, la espera. Está en presencia de un instante que será sagrado para la vida de esa joven catequista de 23 años, santiagueña, integrante de Católicas por el Derecho a Decidir, que se subió por primera vez a un avión para llegar hasta allí. Está dispuesto a escucharla. Y las palabras vuelven a Milagros.
—Ha sido un tránsito muy duro y ahora lo llevo con mucho orgullo. Se lo quiero entregar con mucho amor y respeto.
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Desde Católicas por el Derecho a Decidir recordaron el momento en un escrito de despedida al Papa Francisco tras su fallecimiento: “Aquel gesto simple y profundo representó un momento de reconocimiento, no solo hacia ella, sino hacia miles que, desde la fe y desde los feminismos, seguimos luchando por una vida digna para todes”.
Para Milagros Acosta fue un “gesto muy importante”. “No es menor que haya recibido el pañuelo verde, hay ahí un mensaje muy importante para toda la sociedad y sobre todo para la juventud”, reconoce. “Si bien como movimiento feminista y en defensa de los derechos de las mujeres y diversidades consideramos que no se han hecho cambios radicales, estos gestos del Papa Francisco cabe destacarlos”, reflexiona en diálogo con Feminacida.
Milagros, oriunda de Los Juríes, un pequeño pueblo de Santiago del Estero, se reconoció como feminista durante los fervientes debates por la legalización del aborto, al calor de una Marea Verde que en 2018 crecía y crecía para más tarde, en el 2020, lograr la sanción de la Ley 27.610 de Interrupción Voluntaria y Legal del Embarazo.
En ese tiempo, a la joven catequista se le presentaba un dilema: pese a ser profundamente religiosa, nunca había pensado que abortar era un pecado. “¿Seré buena católica?, ¿estaré perdiendo la fe?”, se preguntaba. “Hasta ese momento era Iglesia por un lado, feminismo por otro”, recuerda ahora. “En ese camino encontré a Católicas por el Derecho a Decidir que para mi fue una bendición. Todo lo que decían estas mujeres yo lo pensaba, era la Iglesia que yo conocía”.

El Papa Francisco y los feminismos
“A nosotras, como Católicas por el Derecho a Decidir, nos ha costado mucho el cambio de lo que fue Bergoglio en el obispado y lo que resultó después el Papa Francisco”, cuenta Milagros. “Porque en sus principios tenía dichos homofóbicos contra el matrimonio igualitario por ejemplo. Pero después, en ese tránsito, con los distintos gestos que tuvo como Papa nos dimos cuenta de que era un líder menos conservador, que estaba apostando y dándole voz a los más vulnerables, a la periferia, a las disidencias. A quienes no pensaban tan parecido a una iglesia católica apostólica romana, sino más a una iglesia como la soñamos. Una iglesia de puertas abiertas”, asegura la activista.
Desde Católicas por el Derecho a Decidir reconocieron en Francisco a “un líder de nuestro tiempo”. “Profundamente humano, capaz de interpelar a la Iglesia y al mundo desde una espiritualidad comprometida con la justicia social, Francisco ha marcado una agenda pública en favor de los más postergados. Denunció la guerra, el extractivismo ambiental, el capitalismo salvaje y el abandono de los pueblos. En un mundo cada vez más hostil y desigual, se animó a tender puentes con el compromiso de construir una Iglesia más plural, abierta y compasiva”, escribieron en el Adiós al Papa Francisco.
“Francisco trabajó para iniciar un camino que deje huella: la de una Iglesia que no teme involucrarse, que denuncia la violencia, que está al lado de quienes padecen el odio, la exclusión y la guerra”, aseguraron sobre su legado.
El Papa Francisco se pronunció en varias oportunidades y mostró signos de apertura con la comunidad LGBTIQ+. Según reconstruyó la Agencia Presentes, en una entrevista para The Associated Press el 2023, ante a pregunta por el posicionamiento de la Iglesia sobre la homosexualidad, el Papa Francisco respondió: “Somos todos hijos de Dios. Y Dios nos quiere como estamos y con la fuerza que luchamos cada uno por nuestra dignidad. Ser homosexual no es un delito. ‘Si, pero es pecado’ (dicen). Bueno, pero distingamos pecado de delito. Porque también es pecado la falta de caridad con el prójimo. ¿Y vos cómo andás? Cada hombre y cada mujer tiene que tener una ventana en su vida donde pueda volcar su esperanza y donde pueda ver la dignidad de Dios. Y ser homosexual no es un delito, es una condición humana”.
Además, durante su papado, Francisco promovió el ascenso de las mujeres en las estructuras de la Iglesia. En una institución sumamente patriarcal, designó a una mujer como vicaria general del Gobernatorato del Vaticano. “Eso ha generado repercusión no solo para los no creyentes, si no también para los creyentes. Es un ejemplo para los párrocos de las comunidades, para que se den cuenta de que a las mujeres que participan constantemente hay que valorarlas y reconocer su trabajo”, dice Milagros.
“También permitió, en el marco del Jubileo de la Misericordia, que las mujeres que habían abortado pudieran recibir la absolución de cualquier sacerdote, sin necesidad de recurrir a un obispo. Esto no sólo implicó una apertura pastoral, sino también un reconocimiento simbólico hacia las mujeres que durante siglos fueron condenadas al silencio, la culpa y exclusión en estos temas”, agregaron desde Católicas.
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El futuro de la Iglesia, en disputa
“Espero que continúe el legado del Papa Francisco. Por más que sepamos que no ha habido cambios radicales, será una tarea seguir incidiendo para que suceda”, dice Milagros, quien espera “que no venga alguien conservador” en su lugar. “En este contexto cultural, económico, político global tan complejo donde reina el individualismo, los discursos de odio, la persecución a los migrantes y la guerra, necesitamos un líder religioso que pueda sostener lo que el Papa Francisco ha realizado, ese mensaje de paz y humanidad que no encontramos en otros líderes”.
Desde Católicas, en tanto, anhelan “que la memoria de Francisco nos convoque a seguir luchando con esperanza, dignidad, rebeldía y ternura”.
Un recuerdo
Hay algo que no sale en el documental, que ocurre detrás de escena. El momento quedó registrado en una fotografía donde Milagros está de espaldas y el Papa sonríe. “Y yo le digo al Papa, si no me lo bendice al rosario mi abuela no me deja volver a Argentina”. Por supuesto, se lo bendijo y luego rio.
Ahora Milagros guarda el rosario junto a un libro, también obsequio de Francisco y asegura: “Él se mostraba cercano y eso lo voy a recordar”.
―Este artículo fue producido en alianza con Católicas por el Derecho a Decidir―
