Esta será una más de tantas reflexiones que circularon, circulan y circularán sobre el ex presidente Alberto Fernández y los hechos de violencia ocurridos durante su mandato. Es interesante poner el ojo en el varón y no en las mujeres involucradas, víctimas una y otra vez. Varias cuestiones resultan relevantes para desmenuzar, pensar y repensar sobre lo ocurrido y el tratamiento en los medios. Como así también, reflexionar acerca de cómo miles de mujeres a lo largo y ancho del país se encuentran desprotegidas por un Estado que todos los días se dinamita un poco más.
En primer lugar buscar el lado positivo. Entre tanta información abrumadora y desmoralizante, poder encontrar el lado bueno no es algo menor. Por eso me pregunto: ¿Hubiese sido posible hace diez o veinte años denunciar a un ex presidente, a un varón con tanto poder? ¿Le hubiéramos creído a la víctima? ¿O la hubiésemos tratado como una loca en busca de fama o dinero?
Que hoy haya una mujer que se anime a denunciar es gracias a que existe una red que sabe que la va a apoyar, que la va a acompañar y que no va a desestimar lo que está diciendo. Lo hizo cuando pudo, como pudo y gracias a que muchas otras luchamos para abrir el camino y que esto ocurra.
En segundo lugar, queda en claro que para los grandes medios hegemónicos de comunicación, las mujeres somos un objeto, una simple mercancía. ¿Por qué aparece en la tapa del gran diario Argentino la foto de la mujer en la Casa Rosada y no del ex presidente, acusado de haber ejercido violencia a su ex pareja? ¿Por qué vemos en loop los videos en las pantallas 50 pulgadas de una persona que en su intimidad está con Alberto Fernández? ¿Existieron los debates en las producciones de poner o no al aire, una y otra vez el video? ¿Alguien se preguntó por el hijo o la hija de esa persona?
Desprotección, desmantelamiento y ausencia
Cuando hablamos de despidos y de vaciamiento de las políticas públicas en el Estado, no se trata solo de que una familia queda sin trabajo. También, cientos de personas, dejan de poder acceder a sus derechos o de tener contención, respaldo, asistencia, asesoramiento en este caso en particular mujeres y diversidades de todo el país. Si la compañera del presidente es violentada de esa manera en la casa más importante del país, ¿qué queda para el resto?
Durante el transcurso de este año, se eliminó el organismo encargado de prevenir y atender a las mujeres víctimas de violencia. Un Ministerio que se había concretado gracias a la demanda colectiva pero que vimos pulverizado ante nuestros ojos. Por más que la compañera del ex presidente diga que habló con una autoridad de ese lugar, la denuncia ante la Justicia hay que hacerla. Cómo y cuándo se pueda.
En línea con esto, el presupuesto de la Línea 144, que recibe llamados con pedidos de asistencia se redujo considerablemente quedando dos personas a cargo en dos turnos para atender.
El Programa Acompañar era una ayuda económica que implementó el ex Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad para mujeres que la necesitan para poder salir de un vínculo violento. La necesitan porque muchas veces dependen de sus maridos económicamente porque no pueden salir a trabajar y realizan tareas de cuidado, puertas adentro.
Este año se ejecutó 82% menos del presupuesto comparado con el primer semestre de 2023 y hay incertidumbre sobre su continuidad.
En el primer trimestre de 2023, lo habían recibido 34.023 personas mientras que en el primer trimestre de 2024 sólo 434 lo recibieron. Es decir, un 98.63% menos.
Está claro que Yañez no necesita recibir asistencia a través de una línea telefónica y mucho menos económica pero, ¿y las miles de mujeres que se animaron a denunciar? ¿Las que no se animaron y estaban por dar el salto y no lo hicieron? ¿Y las niñeces hijos e hijas de víctimas de femicidios? En Mar del Plata hubo tres femicidios en 20 días. ¿Qué hacemos?
Que no nos desmoralicen. Las mujeres y diversidades sabemos lo que nos costó ser escuchadas y por eso, la ultraderecha nos reconoce como un actor más de la política. Sigamos construyendo un mundo más igualitario, de manera horizontal y sin violencia.
