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"Poor Things" y la liberación del deseo

Poor things
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Poor Things es la última película del excéntrico director griego Yorgos Lánthimos, que tiene nuevamente a Emma Stone como protagonista. El film se basa en un libro homónimo escrito en 1992 por Asladair Gray y es fiel a la historia original. Una suerte de yuxtaposición de distintos géneros que van desde la fantasía, la ciencia ficción, las aventuras y un elemento sustancial: el erotismo que atraviesa este relato de punta a punta. 

Desde su estreno, Poor Things cosechó múltiples premiaciones a nivel internacional y cuenta en su haber con 11 nominaciones a los premios Oscar. La cinta que todavía sigue en cartelera es aclamada y también criticada por igual. Pero, ¿qué es lo que genera tanta polémica? ¿Serán las excesivas escenas de sexo y masturbación? ¿La reivindicación del trabajo sexual? ¿O, tal vez, el placer narrado desde la perspectiva de un varón? 

La historia, ambientada en una época victoriana, comienza con una mujer, cuya identidad desconocemos, quitándose la vida al arrojarse por la borda de un barco. Por obra y gracia del destino, el cadáver cae en manos del cirujano Godwin Baxter quien, a través de un método no convencional, la devuelve a la vida y la bautiza como: Bella Baxter. La particularidad de la protagonista será que en este nuevo renacer llevará consigo el cerebro del feto que portaba en su vientre al momento que cometió el suicidio. Así comienza esta historia que guarda más de una referencia con aquel Frankestein original de Mary Shelley.  



"Espero que uses tu mano entre tus piernas para mantenerte feliz"

Conforme avanza la historia, la protagonista, que de buenas a primeras no maneja del todo bien su motricidad y su lenguaje, descubre un buen día el placer de la autoestimulación. Práctica que a Bella la hace muy feliz, pero incomoda al entorno incapaz de poner en palabras lo que le sucede a su cuerpo. 

Es así como este deseo incontrolable y estas ganas de descubrir el afuera más allá de esa casa llevan a la protagonista a realizar un viaje de autodescubrimiento alrededor del mundo. Su partenaire Duncan Wedderburn —encarnado por Mark Ruffalo—, con el que Bella tendrá sus intensos primeros encuentros sexuales, representa el arquetipo del varón proveedor, seguro de sí mismo, dominante en el sexo, que no se enamora y que probablemente en algún momento la abandone.

Sin embargo, nada de eso sucede por el desparpajo con el que se mueve Bella. Por eso, en su lugar aflora una masculinidad obsesiva y frágil incapaz de conciliar con una mujer que empieza a saber qué es lo que quiere. Sobre todo, cuando Bella comienza a vincularse con otras personas que le acercan preguntas sobre filosofía, como Martha y Harry, y las fricciones se vuelven más evidentes. Bella desafía el lugar de sumisión que debería ocupar la mujer en una sociedad patriarcal. 

“Las mujeres deseantes dan miedo. No molesta el sexo, sino las ganas”, escribió una vez la periodista Luciana Peker. La heroína de esta historia redobla la apuesta cuando comienza a trabajar en un burdel de París y, además, cuestiona el principio de selección de los clientes para con las trabajadoras. Otra vez, la sexualidad como una búsqueda inacabada con momentos álgidos y otros en el que el sentir se vuelve monótono. Cada escena es clave para mostrar los requerimientos de los clientes desde la ternura, el acto mecánico y coitocentrista, hasta el sometimiento más brutal. 


“Una mujer que se desprende de mandatos sociales como la maternidad obligada, su rol de cuidadora o sostener vínculos erótico-afectivos opresivos se posiciona como una persona libre, feliz y fuerte” 

Nerina Favale

Los detractores de Poor Things podrán señalar como excesivos e innecesarios los diferentes encuentros sexuales que la protagonista mantiene. Sin embargo, la misma Emma Stone —quien ya se había lucido en La favorita, el film anterior de Yorgos Lánthimo— se encargó de aclarar el porqué, en diálogo con la actriz Olivia Colman: “El sexo es una parte muy importante de su experiencia y de su crecimiento, como lo es, creo, para la mayoría de las personas en la vida. El hecho de que la cámara lo evitara o dijera 'vamos a eliminar todo esto porque nuestra sociedad funciona de una manera determinada' me pareció una falta de honestidad sobre quién es Bella”. 

Además, no todes saben que la actriz también se desempeñó como productora del film. Un dato no menor cuando muchos criticaban la dirección a cargo de un varón para narrar el goce femenino. “Soy productora. Esta es la historia que queríamos contar de la forma en que queríamos contarla, así que me resulta un poco extraño que me hayan apartado de ella porque estaba actuando como si no fuera una voz importante o como si me dijeran lo que tenía que hacer”, aseguró la protagonista de la película.

Poor Things —o Pobres Criaturas— es un relato estrafalario, con muchos momentos graciosos, pero no por eso deja de estar presente la crítica a una sociedad que permanentemente pretende domesticar el placer y encasillar el erotismo femenino. Hacia el final, la protagonista se refugia en el conocimiento. Es allí cuando descubre que el amor puede tener muchas formas y no necesariamente ser sinónimo de ataduras y restricciones, sino que más bien se trata de acompañamiento, aceptación y libertad para ser con otres.  


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