Desear, gestar, parir con un cuerpo gordo es un primer manifiesto de lucha por la diversidad corporal gorda y el derecho todo eso. Busca sensibilizar a la sociedad sobre la violencia médica gordo-odiante que existe en los espacios de salud y sobre cómo las personas gestantes gordas transitan sus embarazos cargados de patologización.
Ocho de cada diez personas gordas afirman haber sufrido discriminación en los espacios de salud. ¿En qué momento la violencia y el desprecio se convirtieron en una intervención de salud? ¿Qué sucede cuando a la violencia obstétrica se le suma el odio a las personas gordas?
Sami Alonso es militante gorda, oradora y comunicadora transfeminista. Mamá de Elías y de Avril y creadora de Kalista Sports. Junto con Carolina Pedini, licenciada en Trabajo Social, trabajadora estatal sindicalizada, mamá de Cora y activista gorda, publicaron este libro emotivo y único en el que comparten sus experiencias como madres gordas dentro del sistema sanitario, escenario principal en donde la violencia obstétrica gordofóbica se desarrolla y daña profundamente.
En diálogo con Feminacida, Sami cuenta que la idea del libro surgió luego de la encuesta que comenzó en redes sociales mientras transitaba su segundo embarazo y que sirvió como punto de partida. “Buscando profesionales adecuados para que me acompañen en el embarazo, me encontré de nuevo con la violencia médica. Llegué a una obstetra que me habían recomendado muchísimo pero resultó ser gordofóbica. Fui contando todo esto en mis redes sociales y me encontré con que muchas que son madres o desean serlo y tienen un cuerpo gordo, habían padecido las mismas violencias. Allí se empezó a tejer una red en la que muches pudimos hablar de lo que sucedía al interior del sistema salud y así darle visibilidad”.
En julio de 2023 lanzaron la Primera Encuesta Nacional sobre Maternidades Gordas y Sistema de Salud con el objetivo no sólo de recopilar datos y de generar un registro de la historia de cientos de corporalidades gordas gestantes, a fin de visibilizar las condiciones y entornos en los que se da a luz en la Argentina. Según los datos que obtuvieron, el 51 por ciento de las personas gordas que contestaron la encuesta, califican como regular o malo el acompañamiento médico durante su gestación. Del 28 por ciento que respondió que la atención recibida fue muy buena, un 17 por ciento comentó haber pagado un equipo particular para acompañar su gestación por miedo de caer en manos de profesionales pesocentristas.
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“Este libro no sólo cuenta mi experiencia y la de Caro sino también las de otras xaternidades y, desde allí, planteamos el término de violencia obstétrica gordo-odiante porque hay que hablar de qué es lo que pasa cuando somos mujeres y deseamos gestar o estamos en ese proceso y somos personas gordas; de cómo el sistema de salud nos suelta la mano, cómo somos violentadas, excluidas y cómo se vulneran nuestros derechos”, explica la autora y agrega: “Uno de los ejes que planteamos en el libro es cuándo fue que la violencia se convirtió en una intervención de salud y para pensarlo invitamos a profesionales de la salud no peso-centristas a que nos acompañen y cuenten sus experiencias sobre el acompañamiento de embarazos de la diversidad corporal”.
La violencia obstétrica afecta a la mujer y a su bebé durante el embarazo, el parto e incluso, el postparto. Se manifiesta mediante prácticas, conductas, acciones y omisiones, que el personal de salud ejerce de manera directa e indirecta, en el ámbito público y privado, sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de las mujeres. La Ley 25.929 de Parto Humanizado promueve y defiende los derechos de la madre y su bebé durante el proceso del nacimiento.
Las formas en las que se puede presentar la violencia obstétrica, suelen ser mediante el trato humillante y denigrante; el abuso de la medicalización y la patologización innecesaria. El 56,60 por ciento de las personas que respondieron a la encuesta, recibió comentarios sobre el cuerpo como “Ojo que se puede romper la camilla” o “La próxima podrías venir con menos kilos”. Por otro lado, el 25 por ciento se vio forzade a no poder elegir cómo parir. En sus relatos, muches afirman que fueron obligades a tener cesárea “por las dudas” o porque los médicos creían que “no iban a poder”.
Este libro está escrito desde el miedo, la culpa y la angustia que transformamos en palabras colectivas para que nuestra voz se escuche por todos lados, acompañada de los derechos que nos merecemos para tener un parto digno, se lee en el segundo capítulo de los ocho que componen Desear, gestar, parir con un cuerpo gordo.
“Lo que más esperamos de este libro es que llegue a todes y que sensibilice”, sostiene Sami. “Buscamos sensibilizar a todos los profesionales de la salud para que se replanteen cuáles son las perspectivas a la hora de tener una persona adelante: ¿consideran a quien tienen delante una persona o solamente nos ven como un conjunto de órganos que respiran?”.