Atardece bien despacio en el barrio de Mataderos. La famosa plaza de la calesita todavía cobija a algunas infancias que corren de árbol en árbol, juegan a la mancha escondida. Leticia está acostada panza arriba con un libro en sus manos. Aunque lleva puestos anteojos de sol, pueden verse cómo un par de lágrimas se deslizan hacia el pelo de sus patillas. Se reincorpora rápido y apoya el libro sobre su mantita. Tarda en apagarse parece haber llegado a tocar las fibras más íntimas de Leti, que sonríe al recibir un mate de Vicky, su fiel compañera.
Tomar agua comer fruta
usar ropa de algodón
especialmente holgada
en los hombros y los brazos.
Leer libros que cuenten
una historia y no que
la reflexionen.
Usar colonias refrescantes.
No hablar de lo que duele
excepto con quien sabe
crecer, volver a pasar
por el mismo lugar
sin hacerse tanto daño.
Silvina Giaganti es la autora de este poemario. Recorre de manera dulce, pero cruda algunos momentos de su vida, que también parecen haber sido transcurridos por sus lectores. Giaganti escribe sin vueltas: le habla al dolor, a los recuerdos y a los vínculos.
“Tarda en apagarse es un primer libro tardío, y por eso es al mismo tiempo una narración de aprendizaje y una reflexión sobre el paso del tiempo. La actividad de la poeta es nombrar, encontrar las palabras para designar sus cosas (…) Tarda en apagarse es una breve autobiografía en verso de una crudeza que conmueve. Es un testimonio, la narración de la experiencia de una vida con delicadeza emocional”, relata Santiago Llach en el prólogo del poemario.
Editado por Caleta Olivia y con más de tres mil ejemplares vendidos, Tarda en apagarse revolucionó y reinventó el mundo de la poesía. No sólo abrazó a nuevas y nuevos lectores, sino que también llegó para derribar estructuras formales del género.
La pluma de Giaganti es directa. Sus palabras acompañan, acarician, pero también saben ir a lo más profundo, a lo más doloroso. ¿Quién hubiera pensado que la sororidad también se podía encontrar en la lectura de un poema? No hay dudas: Silvina Giaganti es un impulso, un grito de desahogo. Y un abrazo. De esos que aprietan fuerte y ayudan a reiniciar.
Pensar menos, leer más. Y si es poesía, mucho mejor.
Pienso que escribir
es como meterte en el mar:
primero el agua
está helada,
pero a medida que te metés
y permanecés
se va poniendo calentita.
Pienso que también
es una forma de pasar
sin mucho dolor
por este barro.
Y también pienso
que escribir
es hablar de amor
cuando se termina.
Acerca de la autora
Silvina Giaganti nació en Avellaneda, el 29 de mayo de 1976. Se recibió de la carrera de Filosofía en la UBA. Es docente. Escribe en cualquier lado. Vive con Poxi, su perra de 14 años, en Monserrat. Tarda en apagarse es su primer libro.