El pasado miércoles, el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad anunció su más reciente incorporación: Raquel Vivanco, presidenta del Observatorio de las Violencias Ahora que si nos ven, formará parte del equipo en la planificación de actividades y proyectos para combatir la desigualdad y la homofobia. Las cifras son alarmantes y exigen de un compromiso político a la altura de las circunstancias.
Desde el 2015, en aquella primera marcha autoconvocada al grito de Ni Una Menos, el movimiento feminista se consolidó como uno de los actores políticos con mayor peso de los últimos años. Mujeres y disidencias disputan distintos espacios y marcan la agenda pública para visibilizar los embates de la violencia machista sobre sus cuerpos. De esa iniciativa nació el Observatorio de las Violencias de Género Ahora que sí nos ven, un equipo de compañeras abocadas al registro y análisis de los femicidios a lo largo del país. Esta semana, su presidenta, Raquel Vivanco, fue designada en el nuevo Observatorio de las Violencias y Desigualdades por Razón de Género del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad.
Parte de la organización Marea Feminista, Popular y Disidente, Ahora que sí nos ven se nutre de la información de distintos medios de comunicación para elaborar estadísticas sobre las problemáticas que atraviesan a las mujeres. En su último informe, el colectivo especificó que el 2019 dejó un saldo de 327 asesinatos; con una muerte cada 26 horas, este fue el índice más alto de los últimos años. En un 46 por ciento de los casos, las víctimas murieron en manos de su pareja. Además, 235 niñxs perdieron a sus madres por femicidios. Como fue publicado anteriormente en este medio, Vivanco explica que hace tiempo que no se logra reducir la cantidad de casos en Argentina, y que la falta de políticas públicas del gobierno de Mauricio Macri evidenció su nula preocupación en la materia.
La falta de perspectiva de género se vuelve particularmente peligrosa en el ámbito público. Sin embargo, las primeras medidas del actual presidente, Alberto Fernández, parecen indicar un cambio de dirección. En el marco de la Ley 27.499, conocida como Ley Micaela, el mandatario asistió a una capacitación en la temática junto a su gabinete. La actividad estuvo a cargo de la ministra Elizabeth Gómez Alcorta y de la socióloga e investigadora Dora Barrancos. Al mismo tiempo, la creación del primer Ministerio de Mujeres marcó precedente, reconociendo un reclamo histórico y dándole entidad institucional. Su gabinete está compuesto por nueve funcionarias, entre ellas, la activista Alba Rueda, primera subsecretaria trans del país.
Ahora le toca al gobierno
En ese sentido, la creación de un observatorio estatal para elaborar números oficiales y visibilizar las historias de tantas víctimas habla de una nueva conquista de los feminismos en la arena política. A través de las redes sociales, Vivanco manifestó su alegría a raíz de la noticia. “Placer de asumir este desafío colectivo junto a @EliGAlcorta”, twitteó. Este nuevo espacio le permitirá participar en la planificación de actividades y proyectos para combatir las múltiples violencias que atraviesan a las feminidades. En una entrevista previa con este medio, ya había reflexionado acerca de la importancia de que las mujeres accedan a la universidad y puedan desarrollarse profesionalmente dentro del Estado.
Las exigencias de la marea verde hacia el gobierno del Frente de Todxs incluyen la legalización del aborto, la implementación efectiva de la Ley 26.150 de Educación Sexual Integral y la sanción del cupo laboral trans. Fundamentalmente, es necesario un aumento en el presupuesto para el Instituto Nacional de las Mujeres y el desarrollo de nuevas políticas públicas. Se espera que el próximo 1 de marzo, Fernández envíe un proyecto de ley para la interrupción legal del embarazo (IVE).
Una batalla que es de todas
La violencia que sufrimos las mujeres en el espacio público fue otra de las investigaciones que se llevaron adelante y a partir de las cuales se logró visibilizar el acoso callejero como una de las formas de la violencia machista más extendida y aceptada por el conjunto de la sociedad, situación que condiciona la libertad y autonomía de las mujeres jóvenes principalmente. Que sea el Estado quien construya las estadísticas que den cuenta de la realidad que vivimos mujeres y disidencias sexo genéticas es sumamente importante, ya que las mismas permiten planificar y ejecutar políticas públicas para prevenirlas y erradicarlas.
Uno de los objetivos del Ministerio es contribuir al cambio cultural necesario para que la vida de las mujeres y diversidades no corra peligro. Ese cambio no puede darse sin políticas de prevención y capacitación y, en ese sentido, los datos recabados por el Observatorio pueden contribuir como fuertes herramientas para la construcción de dichas políticas.