Desde el anuncio del aislamiento preventivo, las bromas y quejas sobre las consecuencias del coronavirus en el orden de lo sexoafectivo siguen acumulando retuits y “me gusta”. Para quienes hoy no conviven en pareja, la situación imposibilita el encuentro sexual con otrxs. “Pregunta, ¿los telos no están organizando los turnos para cuando termine la #cuarentena?”, escribió una usuaria en Twitter. A su vez, muchas personas se enfrentan con el desafío de compartir techo con su compañerx las 24 horas. “Quinto día: mi marido me dijo que pongamos horarios para hablarnos”, compartió otra cuenta.
Sexting, nudes y masturbación desataron así innumerables debates, análisis y memes. Los interrogantes se diversifican según las circunstancias y, en muchos casos, pueden acentuar rispideces o inseguridades. ¿Qué sucede con nuestro deseo cuando eliminamos el cara a cara? ¿Qué se pone en juego a la hora de sacarnos una foto desnudxs? ¿Cómo podemos preservar nuestra intimidad y resguardar el espacio del placer? “Alberto, ¿dijiste correr o coger?”.
Distintas formas de habitar el placer –con o sin cuarentena–
El sexo virtual o sexting pareciera emerger como la nueva norma para quienes quedaron separadxs de sus vínculos sexoafectivos. Esta práctica, que consiste en enviar algún tipo de contenido sexual que incite a la otra persona a excitarse y compartir la masturbación a distancia, no es una novedad. Un informe publicado en 2016 por la compañía de seguridad informática ESET Latinoamérica reveló que el 30 por ciento de lxs encuestadxs ya había mantenido alguna forma de sexting.
Dentro de las distintas posibilidades de sextear, los mensajes por chat y fotos (“nudes”) o videos propios suelen ser las más usadas. En ese sentido, los principales cuidados incluyen no mostrar la cara, tatuajes, lunares o cualquier otro rasgo distintivo que permitiría identificarnos en el caso de que la imagen se viralizara. También suele recomendarse el uso de redes sociales o aplicaciones que permitan destruir las conversaciones, como Telegram, aunque en ninguno de los casos esto nos garantiza el cien por ciento de efectividad. Por este motivo, la organización Asuntos del Sur creó el proyecto SISA Mujeres Activando. Una de las ramas de su trabajo busca reivindicar los derechos digitales de las mujeres, entre ellos, la apropiación de las tecnologías y el sexting como herramienta de placer. Algunos recursos que ofrecen incluyen el Calentómetro y un Manual de Sexting.
Más allá de la plataforma, el eje central en cualquier relación sexual sigue siendo la necesidad de consentimiento de ambas partes. Al respecto, Tati Español, "divulvadora" y coordinadora del seminario Todo sobre su vulva, compartió en una entrevista en vivo con Feminacida: “Algo que recibo mucho son consultas como: ‘Mi novie quedó en otro lugar aislade y quiere sextear y yo no me siento cómode, no quiero, no me surge’. Ahí hay una inmensa presión por sentir deseo. En este momento hay gente que está estresada y lo puede descargar a través del sexting, pero hay otrxs a lxs que los nervios y la ansiedad que generan esta situación traumática no lxs calienta. Está bueno entender que no todo el mundo puede estar caliente”. Respecto de la timidez que sienten algunas mujeres con la idea de sacarse fotos, aclaró: “Algunes preguntan por qué los hombres mandan su foto de una y a nosotras nos cuesta tanto. Hace dos mil años que nos enseñan que la vulva es un lugar sucio. Es difícil amigarse con eso”.
Paja y porno: ¿monopolio machista?
La masturbación de las personas con vulva forma parte de las reivindicaciones del movimiento de la autoexploración femenina y es uno de los tabúes que más resistencia genera. La disputa por su visibilización cobra aún más relevancia en este contexto de aislamiento. “Yo lo que noto es que muches me hacen preguntas a mí esperando que les de una respuesta de algo que podrían saber mirándose a sí mismes. El primer recurso suele ser consultar en vez de investigar nuestro cuerpo. Y creo que eso puede deberse a un sentimiento de miedo”, había reflexionado la psicóloga y sexóloga Cecilia Ce, en una entrevista previa con este medio.
La conquista de nuestra sexualidad también trae aparejado el debate sobre la pornografía, aún vigente al interior de los feminismos. Una de las respuestas que surgieron como alternativas al video heteronormativo y mainstream que reproduce la violencia machista es el porno feminista. Este tipo de materiales busca apelar a lo erótico desde un paradigma no sexista, incluyendo otros cuerpos, identidades y formas de sentir placer. Además, se caracteriza por promover condiciones laborales dignas para sus trabajadorxs.
“Es importante remarcar que no es ‘porno para mujeres’, sino para cualquier persona que lo quiera ver. Yo recomiendo mucho la página afourchamberedheart. Además, hay otra que se llama Bellesa que tiene bastantes producciones gratuitas. Lo que pasa con estas plataformas es que como no viven dentro de toda la mafia que hay dentro del porno convencional, es un trabajo y hay que pagarlo”, explicó la divulvadora.
Convivencia e intimidad
La falta de intimidad acentúa la sensación de asfixia que caracteriza esta coyuntura. Para quienes están compartiendo la cuarentena con sus parejas o vínculos sexoafectivos, encontrar espacios de soledad y de descarga y desarrollar actividades individuales es fundamental para poder sostener cierta armonía. En aquellas familias que tengan hijes, mantenerles una rutina permitiría reservar el momento de la noche para unx. En cualquier caso, la clave es entender que este es un momento excepcional y, según Español, no es parámetro para evaluar nuestras vidas ni nuestras relaciones sexuales. “Nada de lo que pase durante esta cuarentena puede ser una medida de algo”, opinó y pidió calma: “¿Cuántas veces hermos pasado uno o dos meses sin coger? Sucede también sin cuarentena”.
Recordar que esta situación es transitoria permite ponerla en perspectiva y aprovechar la oportunidad para explorar nuestro propio placer y disfrute, sin que se nos torne un mandato. “Hoy en día el sexo es una herramienta de marketing, se vende como algo que funciona, pero en el fondo es súper complejo. Tenemos que aprender a conectar realmente desde el deseo, desde lo auténtico y lo genuino, desde donde conectemos nuestras ganas y cómo las sentimos, sin juzgarnos, sin mentirnos, sin ponernos tiempos, sin pretender estar caliente o pretender no estar caliente”, concluyó.
Ilustración: Cintia Tort Cartró