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Vidas en lucha

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Entre la vulnerabilidad propia de asumirnos permeables, la furia de quienes no somos oídxs y las nuevas discusiones feministas, se abre el territorio de la calle como un espacio clave desde el cual intervenir las dinámicas del patriarcado. Allí se engendran las demandas políticas y movimientos emancipatorios. Así describe este escenario Vidas en Lucha (Katz Editores, 2019).

El libro recrea la entrevista “Las políticas de la identidad y los procesos de
resistencia”, que Virginia Cano y Laura Fernández Cordero le hicieron a la teórica Judith Butler en el 2015, a la vez que incorpora nuevas reflexiones que nacen a partir de la traducción al castellano de Cuerpos aliados y lucha política. Hacia una teoría performativa de la asamblea.

En este sentido, las autoras ilustran los problemas de la política actual y cuál es el territorio para la organización de los cuerpos. La calle cobra una nueva importancia y rol como terreno para la resistencia, la producción de sentidos y el “contexto en el que se produce cada nueva inflexión”. Es un espacio en disputa, ambivalente e inestable, potente y con una genealogía viva, en la que se sedimentan saberes anteriores, anquilosados en las corporalidades: una memoria de lucha que nos recuerda a los gritos cómo pedimos condiciones de igualdad, derechos y palabra.

Vidas en lucha permite una lectura acerca de cómo los medios de comunicación intentan subestimar la potencia del encuentro de los cuerpos, la sedimentación de saberes y la historia de los reclamos. A la vez que se reapropian del discurso una vez más: disgregan los movimientos feministas como si cada manifestación fuera una sorpresa pasajera y aislada, un nuevo comienzo espontáneo.

Nos acordamos de nosotras mismas, de nuestras presencias y ausencias, de nuestros carteles en las marchas por #NiUnaMenos y las campañas por la legalización del aborto, y nos estremece la memoria y el rugido furioso pidiendo justicia: “La escena ya está montada. El recorrido, previsto. Sólo resta marchar”.

El libro indaga de manera profunda y sin caer en redundancias sobre los límites del lenguaje para definir las nuevas corrientes de pensamiento feminista —aún cuando Butler afirma “soy feminista, eso no es todo lo que soy y, de hecho, eso no implica que ‘ser’ feminista sea siquiera tan importante”— y las contrahegemonías culturales.

Así pone sobre el tablero preocupaciones éticas, políticas, lingüísticas y
existenciales. Surge del interés por “producir herramientas teórico-conceptuales para nuestro presente”, más desde la formulación de preguntas que desde la quietud de las respuestas; más desde lo incómodo y paradojal de la construcción de nuevos sentidos que desde un aparato teórico momificado.

De ese modo, aparece la pugna entre mencionar —y encasillar— a aquellas personas y colectivxs que necesitan ser reconocidxs, o caer en la indiferencia y el silencio. O también entre importar teorías del Norte (hace rato se discuten los límites para una teoría queer del Sur) que no nos representan o construir discursos sudacas que inevitablemente
dejen afuera nuevas disidencias.

“Deseamos ser reconocidxs legalmente, pero no deseamos definirnos enteramente dentro de los términos de la ley”. El texto plantea preguntas sinceras y reflexiones en pleno movimiento, tal como la realidad y nuestros cuerpos: vulnerables y sensibles, empáticos y listos para luchar con los demás.

Acerca de las autoras

Virginia Cano es filósofa, activista lesbiana y feminista. Investigadora del Conicet y docente universitaria. Laura Fernández Cordero es feminista, socióloga, investigadora del Conicet y doctora en Ciencias Sociales por la UBA.

Judith Butler es doctora en filosofía y considerada una de las figuras más
importantes de la teoría política contemporánea, las discusiones sobre género y performatividad, el feminismo, la teoría queer y la ética.

Este artículo fue producido en el Taller de Periodismo Feminista de Feminacida


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