¿Es necesario dejar de ser una misma para encajar en un modelo que asocia belleza, éxito y felicidad con delgadez? ¿Nuestras corporalidades están en transición constante? ¿Cómo reivindicarlas dentro de un sistema regido por reglas tan hostiles?
Alicia, la protagonista de la serie Dietland, tiene un alter ego delgado, enfundado en un vestido rojo sensual y atrevido. Sin embargo, hay una dualidad que convive en sus ideas producto de la violencia del marketing y la publicidad. Su cuerpo real no entra su atuendo soñado. Y para acceder a esa corporalidad, decide someterse a una operación gástrica pese al peligro que comporta y a la oposición de familiares y amigxs.
Mientras tanto, Alicia da consejos en una revista sobre la "felicidad" de las mujeres: belleza, amor, familia, maternidad. Obvio que ella no es la cara visible de esa sección: en su lugar aparece la imagen de su jefa, una belleza hegemónica que, si bien no tiene las luces de la protagonista, sí posee el rostro "ideal". Como dice Alicia, “las revistas forman parte del complejo industrial de insatisfacción global”. De hecho, es en los mensajes que recibe de mujeres dolientes donde esta heroína descubre que algo no está bien. No está bien perseguir un ideal que nunca se va a alcanzar, no está bien vivir sometido a mandatos irreales y segregadores. A partir de ese momento, el camino de Alicia la lleva a un descubrimiento sobre su propia fuerza y valor. Y encuentra en ese camino a otras mujeres que transitan un derrotero similar.
Todas las mujeres que rodean a Alicia están inmersas de una u otra manera en el mismo sistema que impone un modelo de belleza feroz. La presentación de la serie muestra a la protagonista ascendiendo una montaña de comida a medida que se transforma en un cadáver. De esta forma, la tira denuncia la situación a la que son empujadas muchas mujeres en su afán por alcanzar ese estereotipo de belleza.
A través de sus diez capítulos, la trama alterna el descubrimiento de Alicia con una investigación policial que aporta, quizás, su cuota de suspenso. La policía debe investigar a un grupo feminista que se apropia de la venganza contra los representantes del sistema heteropatriarcal.
Sin embargo, esta cuota de intriga y la epifanía que vive Alicia se ven interrumpidas porque la serie fue momentáneamente cancelada. ¿Motivos? Nunca son suficientes cuando quedamos enganchadas con una temática que nos interpela. La serie abre un sinfín de interrogantes que es indispensable mantener en debate. Pone sobre la mesa temas como el gordoodio, la hipersexualización de las identidades feminizadas y la vergüenza hacia nuestro propio cuerpo. Por eso, algunxs seguidorxs se valen de las redes sociales para exigir que la serie tenga continuidad, aunque, sin duda, esa decisión está supeditada a lo que vende, como casi siempre.