“Las niñas no juegan ajedrez”, “Cuando era niña, no me permitían ser competitiva”. Son algunas de las frases de la nueva miniserie Gambito de Dama, producida por Netflix, que nos cuenta la historia de la ajedrecista Beth Harmon en 1960. Esta nena huérfana de tan solo 9 años aprende a jugar al ajedrez en el sótano del orfanato con el conserje. Atravesada por la obsesión, la adicción y la soledad, también tuvo que enfrentarse al machismo en el mundo del ajedrez.
Si retomamos el momento histórico en el que está inspirada la serie, podemos ver que han pasado casi 30 años desde que se organizó el Primer Campeonato Mundial Femenino de Ajedrez en 1927 por la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE). A su vez habían pasado 41 años desde que Wilhelm Steinitz se había declarado primer campeón mundial de ajedrez en 1886.
A lo largo de la historia existieron muchas mujeres emblemáticas y campeonas de ajedrez, y a su vez defensoras de los derechos de las mujeres. Este puede ser el caso de Judit Polgar, considerada la mejor jugadora de ajedrez de la historia. Actualmente está retirada pero lleva adelante una fundación para la promoción del ajedrez como herramienta pedagógica en Budapest, Hungría. Ella está convencida de que la educación es fundamental para evitar la discriminación de las mujeres.
Otro caso es el de la ajedrecista Anna Muzychuk de Ucrania, quien en noviembre de 2017 renunció a revalidar su doble corona mundial y a una cantidad importante de dinero cuando rechazó volar a Riad, Arabia Saudita, para competir, ya que las autoridades exigían a las jugadoras vestir de velo e ir acompañadas de algún hombre para salir a la calle. En una entrevista con la agencia internacional de noticias EFE señaló: "Después de anunciar mi decisión, la organización decidió no obligar a las jugadoras a usar el velo, pero para mí no era suficiente, porque seguían imponiendo el velo al salir a la calle o vestir con ropa oscura hasta la muñeca, cosas con las que no estaba de acuerdo, y que van contra de la igualdad entre hombre y mujer".
Elizabeth Harmon, al igual que estas dos ajedrecistas, lucha en un mundo de hombres. En la serie, vemos como Beth recurre a la independencia, ya que ha vivido sola desde muy pequeña, y a la rebeldía, porque se enfrenta a un sistema institucional que no confía en su inteligencia, para mostrar la imagen de una mujer fuerte. Ella representa la lucha de los feminismos que batallan por la igualdad y aunque el cambio de paradigma exista, todavía hay un viejo orden que sigue rigiendo. Harmon también pelea por su derecho a que se la reconozca como la mejor sin tener en cuenta su género, esto hace que pueda ser pensada como feminista sin ser consciente de ello.
En concordancia, Anya Taylor – Joy, actriz que protagoniza a Beth Harmon, nació en 1996, hasta los seis años vivió en Argentina, país al que agradece parte de su esencia. Durante su carrera ha formado parte de producciones tales como The Witch, El secreto de Marrowbone, Glass y Peaky Blinders. Pero su interpretación en Gambito de Dama fue tan exitosa que ya tiene alrededor de 62 millones de reproducciones desde que se lanzó en octubre. En un video que realiza de forma personal luego del estreno, muestra su interés por la lucha de las mujeres en Latinoamérica y explica: “Creo que las mujeres hoy tenemos una voz más fuerte y que la sociedad entiende que hay efectivamente un problema de desigualdad. Antes no se tocaba tanto el tema pero por supuesto va a tomar su tiempo deconstruir una sociedad que ha sido sexista por gran parte de su historia y tenemos que continuar luchando, va a tomar tiempo pero vamos a llegar”.
La invisibilización y las opresiones hacia las mujeres es un hecho real en algunos deportes y el ajedrez no está exento de este paradigma. Todavía el premio para ellas en los campeonatos sigue siendo mucho menor que el de los hombres. Muchos ajedrecistas siguen creyendo hoy en día que este juego es “cosa de hombres”.
“Quería ganar. Quería aprovechar sus debilidades, que viera que podía ganarle aunque no jugué como él quería”, comenta Harmon en uno de los capítulos.
“Los hombres van a pretender enseñarte cosas. Eso no los hace más inteligentes. En general, no lo son, pero los hace sentirse más importantes”, dice la madre biológica de Beth.
Entonces nos preguntamos: ¿Cómo una jugadora de ajedrez se puede mantener motivada cuando se encuentra en un ambiente extremadamente machista donde se la subestima y se la considera menos talentosa? ¿Hasta qué punto se puede aguantar la frustración por la desigualdad de género en el ajedrez?
– Este artículo fue producido en el marco del Taller de Periodismo Feminista de Feminacida –